La Argentina firmó un acuerdo multilateral con el objetivo de evitar la doble imposición tributaria
La Argentina firmó ete miércoles un acuerdo multilateral destinado a combatir la problemática de la Erosión de la Base Imponible y el Traslado de Beneficios (BEPS, por sus siglas en inglés) y evitar la doble imposición tributaria.
El documento fue rubricado por el jefe de Gabinete del ministerio de Hacienda, Ariel Sigal, y representantes de otros 66 países durante la reunión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se está llevando a cabo en París, Francia.
Sigal disertó sobre el compromiso adoptado por el Estado para evitar la doble imposición y dijo que el acuerdo “marca un antes y un después en la historia de los tratados impositivos, no hay precedentes de un acuerdo multilateral de este tipo”, informó el Palacio de Hacienda.
“Con la adopción de esta serie de medidas, sembraremos las bases para un marco tributario internacional más moderno y justo, en el que las ganancias serán tributadas donde realmente se produce la actividad económica y la creación de valor”, consideró Sigal.
El jefe de Gabinete de Hacienda dijo que el país “está comprometido a mejorar su sistema tributario”, y recordó que “ya hemos implementado medidas consistentes con los estándares internacionales durante 2016 y la primera mitad de este 2017”.
Dijo que el gobierno está trabajando en un proyecto de ley de reforma integral del sistema tributario y dijo que “la agenda de BEPS permanecerá siendo una prioridad durante la presidencia argentina del G20 en 2018, y continuaremos trabajando junto a los miembros de la OCDE y del G20 en su implementación y monitoreo”.
Sigal participó junto al ministro de Producción, Francisco Cabrera, de una reunión bilateral con Bernhard Welschke, Secretario General del Comité Asesor de Industria y Negocios de la OCDE, un órgano que nuclea a las uniones industriales de los países miembros de la organización.
Pilares del acuerdo
El responsable fiscal de la OCDE, Pascal Saint Amans, señaló que entre 1.200 y 1.300 de las 3.500 convenciones fiscales bilaterales que hay en el mundo quedarán cubiertas con los países ahora firmantes, y se mostró confiado en que "rápidamente" se llegará a un centenar de adhesiones.
Hay cuatro puntos principales del trabajo realizado en el proceso BEPS, empezando por impedir el uso abusivo de esas convenciones bilaterales.
Es decir, que una multinacional no podrá escudarse en escoger una jurisdicción de su gusto para librarse de pagar impuestos en los países donde efectivamente desarrolla su actividad productiva.
Otro aspecto es el referido a los productos híbridos, de forma que las empresas no podrán recurrir a un producto financiero particular (como obligaciones convertibles en acciones) sabiendo que con él tendrían una exención fiscal en un Estado determinado.
El tratado fija, además, la definición de lo que es un establecimiento estable de una compañía, así como las reglas para la fragmentación de sus actividades -y de los beneficios correspondientes- en los países donde tiene desplegado su negocio.
En paralelo, contempla una mejora de los procedimientos de arbitraje para eliminar los riesgos de doble imposición de una misma actividad sin tener que llegar a un contencioso.
Estados Unidos no se adhirió y no tiene intención de hacerlo, aunque Saint Amans se esforzó en minimizar ese hecho con el argumento de que las convenciones bilaterales que suscribió Washington no son susceptibles de ser objeto de los abusos que previene este tratado.