Idas y vueltas. Acusaciones cruzadas. Pero, realmente, ¿qué hay detrás de la pelea entre el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y los banqueros? ¿Realmente los bancos no ayudan al régimen de blanqueo de capitales? ¿Ambas partes dicen toda la verdad?
De acuerdo a la información a la que pudo acceder iProfesional, la historia se escribe más allá de las declaraciones públicas del ministro y los banqueros.
Desde la óptica de Hacienda se presenta una puja de intereses que se dará hasta el fin del blanqueo. Por un lado, para que el sinceramiento fiscal sea aún más exitoso, los controles deberían ser relativamente más laxos.
Pero del otro lado, tanto el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) condenarían un blanqueo con controles poco contundentes. En particular sobre los fondos que puedan provenir del terrorismo y el narcotráfico. Esto dejaría mal parada a la Argentina ante el escenario mundial.
Es por ello que el cuerpo normativo es tan estricto respecto de los controles que deben realizar los bancos a los clientes que decidan blanquear. ¿Entonces, cómo conciliar la necesidad de obtener un gran flujo de fondos a través del blanqueo sin recibir la condena internacional?
Es aquí donde el relato se comienza a nutrir de las declaraciones que se realizan alejados de los micrófonos y que ninguna de las partes se animará a admitir.
Un reconocido tributariasta con amplia llegada a las oficinas de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que pidió reserva de identidad precisó a este medio: “Los funcionarios saben que para que el éxito del blanqueo sea rotundo, los controles que deben llevar adelante los bancos no deben ser tan estrictos”.
“Si los bancos cumplieran al pie de la letra los controles que exigen los organismo internacionales como el GAFI y la OCDE, la cantidad de contribuyentes que decidiría blanquear sería mínima”, aseguró el tributarista.
Banqueros ante el blanqueoDel otro lado del mostrador, otro reconocido asesor impositivo especialista en entidades financieras -que también pidió reserva de identidad- señaló a iProfesional la encrucijada que se les presenta: “Por un lado, los bancos saben que tienen la luz verde del Gobierno para relajar los controles y así lograr que sea más exitoso el régimen de sinceramiento fiscal. Pero por otra parte, está la letra escrita de la Ley de Blanqueo y sus reglamentaciones que, a fin de obtener el visto bueno del GAFI, establece severos controles”.
Por ende, las entidades financieras afrontan dos desafíos por estos días:
- Si bien saben que cuenta con el aval -no oficial- del Gobierno, luego se encontrarán expuestos ante sus casas matrices (en el caso de entidades multinacionales) debido a lo establecido en la ley y las diversas reglamentaciones del blanqueo.
- A esto se suma un temor aún mayor: qué sucede si deciden relajar los controles y luego cambia el signo político del Ejecutivo y apoyados en la letra dura de las normas decide avanzar sobre el comportamiento de los bancos durante el blanqueo del gobierno de Mauricio Macri.
Por lo pronto, ambas partes decidieron firmar un “impasse” dentro del conflicto aunque aún sigue latente.
Firmar una treguaLas asociaciones que nuclean a las entidades financieras privadas mantenieron una reunión con funcionarios del Gobierno nacional en el Banco Central.
En ese encuentro, se les pidió a los representantes de cada entidad que replicaran el modelo del Banco Nación para el tratamiento de los interesados en blanquear:
Abrir la cuenta a pedido de cada cliente, tomar el depósito en efectivo y, luego, exigir la documentación y la declaración jurada.
Hasta realizarse el mencionado encuentro, la mayoría de los bancos exigía estos justificativos como un trámite previo y necesario para iniciar la operación de blanqueo de capitales.
El blanqueo: ¿fracaso o éxito?Más allá de los entretelones que existen entre el Gobierno y las entidades financieras, lo cierto es que los asesores impositivos no encuentran motivos para pensar en que el blanqueo pueda correr riesgo por estas limitaciones.
“Los ánimos no han bajado. Por el contrario, a medida que se acerca el fin de año son más las personas o empresas que se acercan para solicitar asesoramiento con el claro objetivo de sincerar”, indicó un especialista.
El bono a tres que recientemente emitió el Gobierno para que los interesados evitaran abonar el “impuesto especial” fue un fracaso. Sin embargo, en el ambiente no esperaban un resultado diferente.
“Creo que, con suerte, apenas un puñado pequeño de las personas que se acercaron al estudio con la intención de blanquear preguntaron por esta opción. Nosotros mismo no lo recomendábamos como opción, porque era la más cara”, aseguró el mismo experto.
Si bien muchos contadores consultados por este medio reconocieron un exceso de rigor de parte de algunos bancos, también coincidieron que la exteriorización “en serio” va a llegar para fin de año.
La explicación es simple: los que van a sincerar dinero en efectivo representa apenas una pequeña porción del total que está oculto a los ojos del fisco. El grueso está en el exterior, en sociedades o bancos donde reina el secreto bancario.
El temor que representa el avance en la transparencia y el intercambio de información automática entre las autoridades tributarias de gran parte de los países del mundo fue fundamental para que muchos decidieran poner en orden sus cuentas fiscales.
A esto se suma una de las ventajas que tiene este régimen a comparación con el último, que fue impulsado por el kirchnerismo con el claro fin de obtener dólares frescos, donde no es necesario traer el dinero al país.
Además, en estos momentos, son muchos los que están especulando con una suba en el tipo de cambio. Ocurre que, si se eleva el dólar, el valor del “impuesto especial” que deben afrontar los que blanqueen será menor.
¿Por qué no esperar, entonces, a marzo del 2017? Es que, a partir del 1° de enero, la alícuota pasará del 10 al 15 por ciento. De esta manera, el riesgo a que los cálculos no arriben a buen puerto es mayor.
Por estos motivos, los asesores confían en el éxito del blanqueo. Incluso, algunos son demasiado optimistas. “El Gobierno puede armar el arbolito a fin de año sin problemas”, afirmó el asesor que prefirió el anonimato.
Todo parece demostrar que, para poder hacer un análisis sobre el resultado del régimen de sinceramiento fiscal, habrá que esperar a diciembre próximo. Pero algo parece claro: los ánimos de los interesados lejos están de decaer.
“La suerte de los blanqueos siempre se define en los últimos días. Y este no será la excepción. Además, cabe destacar que cuenta con un contexto internacional por demás favorable”,agregaron los expertos a iProfesional.
“Por estos días, la AFIP dio precisiones a seis cuestiones claves pero lo hizo a través de un comunicado de prensa. Los asesores impositivos esperamos que esos criterios reformulados se conviertan en resolución general ya que sino estamos aconsejando a nuestros clientes sin tener una ley o reglamentación que nos avale”, aseguraron los tributaristas.
Datos duros
Respecto a la previsión sobre cuánto se va a blanquear, los expertos se muestran prudentes: “Creemos que la cifra estará cercana a los a u$s100.000 millones”.
Por el momento, los argentinos ya abrieron alrededor de 13.000 "cuentas especiales" en todo el sistema financiero.
La cifra surge de una estimación elaborada sobre la base de datos de siete bancos que representan el 55% de todo el sector.
El monto captado hasta ahora apenas redondea los u$s400 millones (tanto en moneda local como extranjera).
Según se informó desde entidades bancarias, el blanqueo promedio por persona y en efectivo, se ubicó en estas semanas entre los u$s80.000 y los u$s100.000 para las cuentas en dólares; y cercano a los $550.000 para las que son en pesos.
El plazo para exteriorizar el "dinero negro", siempre y cuando sea en efectivo, vence el próximo 31 de octubre. El Banco Central habilitó para esto la cuenta especial que deben abrir las entidades a pedido de cualquier contribuyente.
Una vez que son declarados, los dólares o pesos depositados quedan inmovilizados por seis meses: en una cuenta a la vista o en un plazo fijo; o invertido en bonos soberanos, provinciales o corporativos; o colocados en un fondo común de inversión ligado a actividades inmobiliaria o agropecuaria.
Si el monto supera los $800.000, el blanqueador debe pagar una penalidad del 10%; si se ubica entre los $305.000 y los $800.000, una del 5%; y si es menor a los $305.000, no debe afrontar ningún costo.