Las claves para lograr el éxito de los emprendedores
Cuando se habla de emprendedores, suele detallarse una serie de cuestiones que los identifican y que de alguna manera contribuyen a las posibilidades de éxito de sus proyectos. Sin embargo, si bien el hecho de cumplir con la mayoría de ellas no asegura el éxito, su cumplimiento será de gran ayuda y fortalecerá los resultados del proyecto.
En general, todos aquellos que planean iniciar un negocio tienen la intención de convertirse en su propio jefe y trazar su propio futuro. Se trata de crear una nueva vida, donde es necesario coraje, determinación y previsión para decidir ser un empresario. Es decir, salir de la posición de simple empleado, donde se reciben sueldos regularmente, y adentrarse en el incierto territorio de los negocios.
Antes de continuar, debe dejarse en claro que no todos los emprendedores lograron sus éxitos en forma inmediata, sino que muy por el contrario atravesaron distintas etapas -y por qué no proyectos- donde las cosas no resultaron como se esperaba, y todo terminó en fracaso.
A pesar de ello, la virtud de aquellos ha sido la de considerar que ese fracaso no fue más que parte del aprendizaje y les sirve como experiencia para no repetir en el futuro.
Una vez decidido a encarar un nuevo negocio -surgido muchas veces de una buena idea u oportunidad-, el emprendedor deberá sortear muchos obstáculos, para lo cual requerirá de ciertas virtudes vinculadas a sus conocimientos y habilidades blandas, y otras que tienen que ver con cuestiones más técnicas sin las cuales no es posible comenzar.
Una descripción interesante surge del software para emprendedores desarrollado por el Ayuntamiento de Barcelona y utilizado en la actualidad por el Gobierno de la Ciudad en sus programas para emprendedores.
Dicho software incluye en un primer grupo algunas de las principales competencias o características -denominadas blandas- que poseen la mayoría de los nuevos empresarios y que resulta relevante enunciar.
La primera de ellas tiene relación con el liderazgo y el coaching, y consiste en la influencia y la guía ejercidas respecto a los miembros de su equipo, buscando conseguir resultados a través de la delegación y/o implicación de ellos.
Esta tarea implica saber comunicar y clarificar objetivos y responsabilidades, fomentar la cooperación entre los distintos roles, potenciar el desarrollo personal de sus colaboradores y realizar el seguimiento para impulsar la mejora continua.
En otras palabras, es la capacidad de lograr -a través de las personas- mover y transformar la organización desde la situación actual a la deseada.
En segundo lugar se encuentra el espíritu emprendedor, consistente en mostrar una clara determinación y compromiso con el éxito personal y empresarial.
Además de la perseverancia y autodisciplina para gestionar y aprovechar al máximo las oportunidades de mercado, es necesario tener capacidad de adaptación y voluntad de asumir riesgos calculados para asegurar la eficacia empresarial.
Otra de las características que se presentan es el trabajo en equipo, que se basa en la capacidad para obtener resultados cuando su trabajo requiere la participación en equipos. Esta tarea lleva implícita una actitud de cooperación, visión de conjunto y respeto por los compromisos adquiridos.
En tanto, es necesario contar con buenas relaciones interpersonales, sin las cuales muy difícilmente podrá consolidarse el negocio. Aquí se prioriza la capacidad para transmitir mensajes de forma clara, directa y oportuna, animando a la comunicación abierta y bidireccional, y adecuando el mensaje en relación con el interlocutor. Con ello, se pretende motivar a los colaboradores en el desarrollo de sus tareas.
Otra de las competencias es la habilidad de gestión, que consiste en planificar, organizar y liderar el proyecto. Para ello, se requiere ejercer coordinación y control de la actividad del grupo que está a su cargo.
Queda implicado, además, determinar las metas y prioridades que servirán para definir tanto las acciones adecuadas como las pautas y la distribución de recursos.
La excelencia orientada al logro representa otra característica y busca priorizar, decidir y actuar frente a la obtención y mejora de los resultados, tanto en cantidad como en calidad.
Por último, es importante la orientación al servicio-cliente, referida a la habilidad para satisfacer las necesidades expresadas por el cliente, externo o interno, respecto de la organización, contemplando así un adecuado análisis costo/beneficio para orientar la acción.
En lo que se refiere al segundo grupo, integrado por aquellas cuestiones más técnicas para las que se necesita una formación que en general es ofrecida en carreras de grado.
El análisis de mercado y marketing, donde el emprendedor debe definir su estrategia comercial, como así también cuestiones tales como el producto o el servicio a ofrecer, el estudio del mercado objetivo, la competencia, el precio y la previsión de ventas que espera concretar.
La producción y calidad. Con ellas llevará adelante su negocio, prestando especial atención a las tecnologías, los costos y el control de la calidad en todo el proceso productivo o de prestación del servicio. Así, también, es importante llevar controles de seguridad dependiendo de las características propias de cada proceso.
Otro concepto que debe trabajarse es aquel relacionado con la organización y la gestión de los procesos, la producción y los equipos de personas que forman parte del emprendimiento.
Especial atención se debe atender al concepto jurídico, pues tiene implicancias más que importantes en el devenir del negocio. Aquí es necesario referirse a los permisos y licencias, coberturas, patentes, marcas, registros, etc., y la determinación jurídica de la empresa.
También es de suma importancia el aspecto impositivo, pues de este dependen varias cuestiones que el empresario deberá contemplar, como inscripciones ante el fisco, tributos locales, registros laborales, hasta la propia contabilidad, que deberá llevarse de acuerdo con las normas vigentes.
Por último, el aspecto que pareciera ser más relevante y sofisticado en su elaboración es el económico-financiero, donde se vuelcan todos los datos encontrados en términos numéricos y se analizan en forma rigurosa la viabilidad y la consistencia del proyecto.
Aquí participan en forma multidisciplinaria varios profesionales para logar un flujo de fondos que represente, lo más ajustada posible, la realidad de los primeros años de vida del negocio. El flujo y las estimaciones efectuadas deberán ser recurrentemente revisadas en la medida en que las estimaciones se alejen de las consideradas.
En la actualidad son numerosas las instituciones que se dedican a formar a los emprendedores en cuestiones como las enunciadas más arriba.
En particular, desde el Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño se ha suscripto distintos acuerdos con la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional perteneciente al Ministerio de Industria de la Nación y con la Subsecretaría de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por medio de los cuales se ofrece capacitación destinada a profesionales y público en general.Mariano F. Luchetti Jefe de Asesores de Comisión - Gerencia Técnica Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Especial para ©iProfesional.com