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Cuáles son los 5 alimentos que tenés que evitar para mantener sano el cerebro, según una nutricionista de Harvard

La experta señala que "nunca es demasiado tarde" para comenzar una dieta que ayude a evitar la aparición de la demencia en la edad adulta
29/11/2021 - 19:46hs
Cuáles son los 5 alimentos que tenés que evitar para mantener sano el cerebro, según una nutricionista de Harvard

"Somos lo que comemos". Esa es la premisa de la Dra. Uma Naidoo, la chef profesional autora del best seller "This is your brain on food" y primera psiquiatra nutricional reconocida por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA).

Según la Dra. Naidoo, quien también es miembro de la universidad de Harvard, no importa la edad que cada persona tenga, "nunca es demasiado tarde" para comenzar una dieta que ayude a evitar la demencia en la vejez y a "sentirte concentrado todos los días".

Desde la Facultad de Medicina de Harvard, Naidoo lleva años estudiando cómo nuestras bacterias intestinales desencadenan procesos metabólicos -e incluso episodios de inflamación cerebral- que afectan la concentración y el razonamiento.

"Los estudios existentes apuntan a la idea de que podemos reducir la posibilidad de demencia al evitar los alimentos que comprometen a nuestras bacterias intestinales y debilitan nuestra memoria", dijo en su columna para CNBC.

Para preservar la salud del cerebro, y potenciar el pensamiento analítico y la buena toma de decisiones, la experta recomienda evitar al menos cinco tipos de alimentos.

Azúcar agregada

El azúcar no existe naturalmente en un alimento o bebida, sino que se agrega durante el procesamiento o la preparación. Los azúcares agregados aportan calorías, pero contienen poco valor nutricional.

El cerebro utiliza energía en forma de glucosa para impulsar las actividades celulares. Sin embargo, una dieta alta en azúcar puede conducir a un exceso de glucemia en el cerebro, que los estudios han relacionado con problemas de memoria y menos plasticidad del hipocampo, la parte del cerebro que controla la memoria.

Alimentos procesados como productos horneados y refrescos, que a menudo están cargados de azúcares refinados y agregados, inundan el cerebro con demasiada glucosa.

En el caso específico de las mujeres, la Asociación Estadounidense del Corazón recomienda no consumir más de 25 gramos de azúcares agregados por día. Los hombres no deben consumir más de 36 gramos al día.

Comidas fritas

"Papas fritas, tempura, samosas, nuggets de pollo. ¿Se te hace la boca agua? Lo entiendo. Pero, cuando se trata de la salud del cerebro, vale la pena reducir estas comidas", afirmó la experta.

Un estudio reciente que incluyó a 18.080 personas encontró que una dieta rica en alimentos fritos estaba relacionada con puntuaciones más bajas en el aprendizaje y la memoria.

Estos "pequeños momentos de placer" provocan inflamación en los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. También eleva los niveles de depresión en algunas personas.

"Si comes alimentos fritos a diario, cambia a hacerlo semanalmente. Si es un hábito semanal, intenta disfrutarlos solo una vez al mes. Si no comes alimentos fritos, ¡ya estás en camino hacia tiempos más felices!", agregó la académica.

Carbohidratos de alta carga glucémica

Incluso si los alimentos con alto contenido de carbohidratos, como el pan, la pasta y cualquier otra cosa hecha con harina refinada, no tienen un sabor dulce, el cuerpo humano los procesa de la misma manera que lo hace con el azúcar.

"¡Que no cunda el pánico, no te voy a sugerir que elimines los carbohidratos de tu dieta por completo! Pero la calidad de los carbohidratos que consumes es importante".

Los carbohidratos
Los carbohidratos de alta carga glucémica son uno de los alimentos que la experta aconseja evitar

La baja calidad de carbohidratos consumidos influye en la aparición de enfermedades mentales, como la depresión y ansiedad.

Según estudios, aquellos de "mejor calidad" son cereales integrales, alimentos con alto contenido de fibra y los de bajo índice glucémico (IG), que mide la rapidez con que los alimentos se convierten en glucosa durante la digestión.

Cuanto más rápido se convierte un alimento en glucosa, mayor es su clasificación de IG.

Los carbohidratos de alto IG incluyen a las papas, el pan blanco y el arroz blanco. La miel, el jugo de naranja y los panes integrales son alimentos de IG medio. Los alimentos con IG bajo incluyen vegetales verdes, la mayoría de las frutas, zanahorias crudas, frijoles, garbanzos y lentejas.

Alcohol

Trabajar demasiado "a veces conduce a beber en exceso los fines de semana como una forma de aliviar el estrés", explicó la Dra. Naidoo.

Un estudio publicado hace tres años en el British Medical Journal, indica que las personas que consumían más de 14 bebidas por semana tenían un mayor riesgo de demencia en comparación con las que bebían alcohol con moderación.

"Cuando trabajo con pacientes ansiosos que beben, siempre les pido que consideren los contextos en los que podrían estar consumiendo alcohol de modo poco saludable, y que consideren moderando la cantidad que beben".

Los nitratos

Muchas veces utilizados como conservante y para realzar el color en embutidos y carnes curadas como tocino, salame y salchichas, los nitratos también pueden guardar estrecha relación con la depresión.

Un estudio incluso sugiere que los nitratos pueden alterar las bacterias intestinales de tal manera que inclinan la balanza hacia el trastorno bipolar, una afección grave del estado de ánimo que puede provocar cambios emocionales intensos.

"Si no puedes vivir sin embutidos, busca los que contienen harina de trigo sarraceno, cuyos antioxidantes pueden contrarrestar algunos de los efectos negativos para la salud de estas carnes".

La Dra. Uma Naidoo también es Directora de Psiquiatría Nutricional y de Estilo de Vida en el Hospital General de Massachusetts. Su libro "This Is Your Brain on Food" ofrece una guía de alimentación para combatir la depresión, la ansiedad y los trastornos de estrés postraumático, obsesivo-compulsivo y por déficit de atención.

El campo médico de la psiquiatría nutricional es una rama científica relativamente nueva de la psiquiatría. El término fue acuñado en el 2009 por el investigador en nutrición Jerome Sarris.

Su campo de estudio se enfoca principalmente en la búsqueda y el descubrimiento de evidencia científica plausible sobre la influencia de los alimentos en los procesos neurofisiológicos y cognitivos de las personas.

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