Cuáles son los principales efectos adversos que produjo el home office en los trabajadores
El trabajo remoto llegó, para la mayoría de las personas, como consecuencia de la pandemia y de las medidas restrictivas tomadas para frenar su avance. Si bien ya había quienes se desempeñaban laboralmente de esta manera, lo cierto es que en la mayoría de los casos apareció en marzo 2020.
De hecho, ese fue uno de los grandes cambios que trajo la pandemia y que probablemente haya llegado para quedarse. ¿Nunca vamos a volver a la oficina? Por el momento, se desconoce en qué momento los trabajadores podrán retomar sus rutinas, pero lo que sí se sabe es que hay una tendencia a una modalidad mixta, es decir, ir solo algunos días a trabajar en forma presencial.
Si bien esto se plantea como una ventaja para muchos empleados, también hay que decir que ha traido diversos trastornos en el día a día. Largas jornadas de trabajo remoto combinadas con las tareas cotidianas, la dinámica familiar u hogareña y el constante flujo de información sobre la pandemia, pueden crear un ambiente algo abrumador.
Cuáles son los principales miedos y afecciones que aquejan a los trabajadores
De acuerdo a lo que explica la licenciada en Psicología Liliana Moroni (MN 5855), coordinadora del equipo de Psicopatología del Centro Médico Integral Fitz Roy, la situación "no es la misma para quienes trabajan en homeoffice, que tuvieron que adaptarse el año pasado a costas de un precio no menor que se evidenció en la gran cantidad de licencias por psicopatologías que se vieron en los pacientes desde febrero de este año, en su mayoría motivadas por la falta de vacaciones, el agotamiento, la continuidad laboral que conlleva el homeoffice, la sobrecarga de tareas y la presencia de los chicos todo el día en casa en malestar".
La especialista señaló que "el home office llevó a que para cumplir con la demanda laboral, muchos empleados extiendan en sus casas la jornada muy por fuera del horario que cumplirían en sus trabajos de manera presencial". Tal como se ha mencionado, con la familia mucho más tiempo en casa, las rutinas como estaban establecidas en la pre pandemia se desestructuraron y en palabras de Moroni, "el ser humano necesita de hábitos para organizarse y tener un mejor rendimiento".
"Por otro lado, si en este contexto alguna empresa cita a la presencialidad, aparecen la angustia y el temor a salir por tratarse de la franja etaria que no está vacunada mayormente, que son los que sostienen las mayores cargas laborales", indicó.
En este sentido, la experta indicó que las principales sensaciones manifestadas ante la posibilidad de una vuelta a fase 1 son ataques de pánico, angustia, trastornos de ansiedad, trastornos de adaptación. Luego, la Lic. Moroni aclaró: "Hay personalidades y estructuras con más recursos y herramientas, pero hay personas que son muy frágiles, lábiles emocionalmente y a quienes la idea de volver a fase 1 hace que vuelva el temor de marzo o abril pasado".
Asimismo, entre los trabajadores esenciales que no están vacunados se incrementa el temor al contagio, que a su vez se suma a las noticias constantes que aparecen sobre el tema y sobre la mayor cantidad de casos y muertes detectadas.
"La esperanza de las vacunas generaba un alivio por la posibilidad de establecer un mix de presencialidad y virtualidad, tanto en los trabajos como los hijos en la escuela -amplió Moroni-. Ahora, ante un nuevo horizonte de incertidumbre, vuelven a aparecer los trastornos de ansiedad, estrés, insomnio y aumento del consumo de psicofármacos, entre otras cuestiones".
En línea con la definición de salud que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) establece, y que la postula como "un estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad", Moroni apuntó que "las empresas deben pensar que la salud de sus colaboradores no es sólo la física brindándoles posibilidad de testeos, hisopados y medidas de higiene, sino que incluye a la salud mental, lo que debiera impulsarlos a tener para con ellos pequeñas atenciones que resultarán enormes a la hora de ver el beneficio psicológico que obtendrán".
Y sugirió: "Las compañías lograrían más colaboración, compromiso y menos sintomatología en sus empleados si, por ejemplo, todos los líderes tienen espacios de comunicación sostenida con sus colaboradores preguntándoles cómo están, qué necesitan para sentirse mejor, que sepan que la organización está interesada en su bienestar integral y que la empresa exprese que tiene claro que detrás de cada pantalla hay una persona".
Qué hacen o pueden hacer las empresas frente a este panorama
"Cada empresa se ocupa como puede", explica la experta.
"Primero se aseguraron de que cada uno de sus empleados tenga todo lo necesario para poder conectarse a trabajar desde las casas. En muchos casos proveyeron de buenas sillas ergonómicas, mejoraron la conectividad, brindaron computadoras a quienes no tenían, etc. para que los empleados estén en buenas condiciones para trabajar", señala.
Por último, indica que "en cuanto a la salud mental, en la medida en que fue avanzando el tiempo, los empleadores trataron en muchos casos de formar grupos por sectores y desarrollar reuniones presenciales en los lugares en que estaban habituados a trabajar y lo cierto es que se vieron mejoras en la estabilidad psíquica debido a que esos encuentros esporádicos les permitió salir un poco de esa rutina que por momentos es agobiante, más aún para aquellos que tienen hijos chicos en la casa".