No todo es Covid-19: cómo impactó la pandemia en la alimentación de los argentinos
La pandemia tuvo un fuerte impacto en los hábitos de las personas de todo el mundo. Las medidas restrictivas, las medidas de cuidado que se tuvieron que implementar, la famosa "nueva normalidad" afectaron a los hombres, mujeres, adolescentes y niños de diversas maneras.
Los hábitos alimenticios fueron uno de esos aspectos de la vida cotidiana que se modificaron como consecuencia de la pandemia y de las medidas tomadas por las autoridades.
"En mis pacientes he observado varios factores que alteran el tratamiento", señala el Dr. Juan Carlos Marcillo Pantoja, médico especialista en obesidad y miembro de Bionut Obesidad, M.N. 163721.
A su vez, el profesional agrega: "Esto se debe al cambio abrupto en los hábitos cotidianos que produjo la cuarentena, como son: incremento del sedentarismo, alteración de horarios de sueño, aumento del estrés por falta de socialización, alteración en los horarios de alimentación, e incremento de alimentos poco saludables y ricos en carbohidratos".
Si bien no se da en todos los y las pacientes, el experto señala que "ha afectado aproximadamente al 70% de ellos", aunque en algunos casos produjo un estancamiento y en otros, un incremento de peso. Por el contrario, señala que "sólo el 30% pudo continuar con hábitos saludables", aunque "su reducción de peso no fue la misma en comparación a estadificaciones anteriores".
Por su parte, la Lic. Mayra Aguayo, nutricionista, M.N. 8113, considera que "el aislamiento en el contexto de esta pandemia tuvo varias etapas: inicialmente fueron una especie de vacaciones; pensamos que iba a durar poco y queríamos disfrutarlas. Fue la etapa donde vimos a muchos de nuestros contactos en redes sociales, incursionar en la cocina".
Así, "a medida que la cuarentena se extendía en el tiempo, empezó el desafío de establecer una rutina lo más "normal" posible, haciendo todo desde casa. Fue cuando comenzamos a ver, a través de redes, espacios del hogar devenidos en gimnasios improvisados".
A partir de ese momento cree que hay dos grupos, o quizá "un mismo grupo que pasó por ambas etapas". Por un lado se encuentra la persona "que quedó en el modo vacaciones y cocinar modo relax" y, por otro lado, "los que se engancharon con la movida fit y aprovecharon la posibilidad de estar en casa para poder entrenar y comer mejor".
La Lic. en Nutrición Mayra Aguayo menciona las consultas online como nuevo modo de atención, algo que a su criterio tiene "muchos beneficios".
"Recibimos consultas de distintos tipos: aquellos que realizaban actividad física de manera frecuente y por el aislamiento necesitaron ajustar su plan, familias que luego de la primera etapa de incursión en la cocina notaron que necesitaban mejorar sus hábitos y establecer una rutina de comidas, consultantes que ganaron mucho peso y estaban preocupados por eso, personas preocupadas por su salud que decidieron mejorar su alimentación como medida preventiva del virus y pacientes post covid con alguna sintomatología digestiva o pérdida de peso", dice.
Los factores comunes
Sin embargo, la experta en Nutrición señala que hay factores comunes que se han dado en todas las personas, independientemente de cómo hayan atravesado la pandemia y cómo haya impactado en sus hábitos.
"Algo común a todos fue el estrés y el sedentarismo por el hecho de permanecer en casa, sobre todo en las etapas iniciales, que en cada uno desata cosas diferentes", indica, al tiempo que agrega: "hay pacientes a los cuales el estrés les quita el apetito y aquellos a los que este mismo escenario hace desencadenar comer en exceso que, sumado al sedentarismo, trajo incrementos muy significativos de peso".
¿Cómo impactaron la pandemia y el aislamiento en quienes tienen sobrepeso u obesidad?
"De acuerdo a un artículo de revisión, publicado por Martínez, V., y colaboradores en la Revista Argentina de Endocrinología y Metabolismo, durante el confinamiento hubo un incremento de peso importante en la población", indica el experto. Esto se puede deber a que las personas disminuyeron sus actividades cotidianas, fomentando el sedentarismo, lo cual contribuye a disminuir su gasto calórico diario y a generar un desbalance entre la ingesta y gasto calórico. En otras palabras, ahorran más energía y esa energía se deposita como grasa, algo que "incrementa el riesgo de desarrollar otras enfermedades como dislipidemias, hipertensión, diabetes tipo 2, entre otras", dice el médico especialista en obesidad..
Además, "hay que tener en consideración que el incremento de 5 kilos de peso en un individuo, incrementa hasta en un 27% el riesgo de desarrollar Diabetes Mellitus tipo 2, lo que es realmente preocupante desde el punto de vista de salud pública", advierte.
Consejos para el nuevo período de aislamiento
El Dr. Marcillo Pantoja recomienda "retomar una alimentación cada 4 horas (desayuno, colación de media mañana, almuerzo, colación de media tarde y cena)". A su vez, menciona que "las porciones se vuelven fundamentales sobre todo en el almuerzo y cena en donde debemos repartir adecuadamente cada grupo alimentario, para lo cual sugiero dividir el plato común en 3 partes, el 50% del plato deben ser verduras sin almidones, el 25% carbohidratos de preferencia sin mezclarlos, y el 25% restante de proteína a elección".
Por su parte, la Lic. Mayra Aguayo sugiere "poner el foco en la salud", es decir, "priorizar consumir alimentos no procesados de alta calidad y densidad nutricional: frutas, vegetales, carnes magras, huevos y lácteos descremados (si es que eligen consumir productos de origen animal), cereales integrales, legumbres y semillas".
La experta explica que "estos alimentos lo menos procesados posible son los que nuestro cuerpo reconoce como alimentos y le permite regular el hambre y la saciedad de forma natural". Finalmente, y en consonancia con lo mencionado por el Dr. Marcillo, afirma: "debemos reducir a pocas ocasiones aquellos alimentos de baja calidad nutricional como galletitas, productos de pastelería, snacks, golosinas, carnes procesadas como embutidos y rebozados prefritos"
El Dr. Marcillo Pantoja también recomienda "mantener la actividad física regular", que se constituye como "un pilar fundamental para mantener o recuperar un peso saludable". En este sentido, recuerda que "la actividad física debe ser acorde al estado físico de cada persona, hay que tratar de no sobre esforzarse y si no se ha realizado actividad física en mucho tiempo, realizar una caminata de 60 minutos tres a cuatro días por semana es una elección segura, y en el caso de no poder salir fuera de casa se recomienda realizar actividad física mediante el uso de plataformas".
Finalmente, la hidratación, otro punto clave. El profesional sugiere "hidratarse adecuadamente, hidratarse durante el ejercicio y evitar bebidas alcohólicas en exceso".
¿Quienes padecen obesidad tienen mayor riesgo frente al Covid-19?
"Actualmente se sabe que los pacientes que padecen de obesidad tienen una mayor concentración de citocinas proinflamatorias que se producen en el tejido graso subcutáneo o visceral, estas sustancias pueden actuar en complicidad con el virus, dando como resultado formas graves de infección", detalla el médico experto en esta patología.
Por otro lado, señala que "se postula que el tejido graso puede funcionar como reservorio para el virus, esto se traduce a que las personas que padecen de obesidad tardarán más tiempo en eliminar el virus y tendrían mayor capacidad de transmitir el virus por vía respiratoria".
Es importante tener en cuenta que "los pacientes con obesidad pueden tener comprometida la función pulmonar normal, debido a varios factores como disminución de la expansión torácica y restricción en el funcionamiento normal del diafragma".
A criterio del experto, es importante "concientizar a la sociedad sobre la obesidad, dando la importancia necesaria a esta enfermedad, ya que en pleno siglo XXI se sigue pensando que se trata de una condición y no de una enfermedad". En este contexto, "el personal médico debe tomar las directrices necesarias para concientizar a la sociedad, y ofrecer los diferentes tratamientos existentes, tanto farmacológicos como no farmacológicos".
Por último, el profesional indica que se debe hacer hincapié en 5 pilares que, a su criterio, son "fundamentales en el manejo de esta enfermedad":
- Control adecuado de comorbilidades existentes
- Plan alimentario personalizado
- Actividad Física
- Tratamiento farmacológico en los casos que cumplan los criterios (IMC >27 + comorbilidades o IMC ≥ 30)
- Acompañamiento psicológico