La segunda ola llegó con fuerza: así impacta en la salud mental de los argentinos
Poco más de un año atrás, en Argentina y en el mundo, se dictaban medidas de aislamiento -de distinta dureza- para paliar la pandemia de coronavirus. La pandemia sigue, de hecho en Argentina ya comenzó la famosa segunda ola de casos, y en consecuencia se han tomado decisiones que restringen la movilidad y las actividades permitidas.
Medidas que fueron necesarias en su momento, que muchas de ellas resultan necesarias actualmente y que se están tomando en muchos países del mundo, no en Argentina de manera aislada.
Pero que sean necesarias no implica que no tengan impacto en otros aspectos de la salud de las personas. De hecho, desde un primer momento, y cada vez con mayor intensidad, los profesionales de la salud mental comenzaron a advertir acerca de la importancia de no descuidar este aspecto de la salud.
¿Cuáles fueron los principales efectos de la pandemia en las personas?
La pandemia de coronavirus alteró completamente las rutinas que las personas llevaban. "Impactó sobre todos nosotros, agregando una cuota extra de estrés en las personas con trastornos o patologías mentales", asegura Mara Fernández, psicóloga especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), M.N. 36031.
A su vez, agrega que "el distanciamiento y aislamiento reforzaron los síntomas de forma negativa". Por este motivo, "el número de consultas a profesionales de salud mental se ha incrementado significativamente", asegura.
Las personas comenzaron a experimentar cuadros de ansiedad, angustia generalizada, síndromes de tipo depresivos, ataques de pánico, desórdenes alimentarios y trastornos del sueño, entre otros. Lo que comenzó siendo como unas "mini vacaciones" de 15 días el 20 de marzo de 2020, se prolongó por tiempo casi indeterminado, generando incertidumbre, dificultad para realizar proyectos, desmotivación y desesperanza. A esto, se le sumó el miedo a contraer el virus y poder contagiar a los familiares o seres queridos. Es ahí donde aparecieron la culpa y el remordimiento.
¿Y la salud mental, en qué lugar queda?
Esta es la pregunta que se hace la experta y que quizás ha aparecido en el pensamiento de otras personas, de otros profesionales y de quienes han padecido algunos trastornos de salud mental. "¿Alguno pensó siquiera en armar algún tipo de dispositivo para contener, sostener o brindar apoyo a aquellas personas que, por algún motivo, el Covid acechó en sus vidas?", profundiza la psicóloga Fernández.
En este contexto, que la especialista define como "inexplicable", es probable y esperable que surjan emociones confusas, distintas y que puedan cambiar de minuto a minuto. "Las personas comienzan a sentirse más ansiosas, angustiadas, irritables, tristes, enojadas. Emociones, que quizás por su ritmo de trabajo y ocupación habitual, jamás habían registrado o se habían permitido sentir, y es ahí donde los síntomas de los trastornos mentales irrumpen.
Las recomendaciones de la experta para enfrentar la situación
La psicóloga experta en TCA recuerda que "el distanciamiento social es un compromiso de todos", que a su vez "es vital para ayudar a la contención y evitar la propagación del virus".
En este sentido, señala que si bien estar en casa puede interpretarse "como una ‘privación’ de la libertad", también puede transformarse "en una oportunidad para reencontrarse y compartir todas aquellas cosas que la escasez de tiempo, o por distintas obligaciones, no nos permitimos hacer".
El tiempo que se debe pasar en casa también se puede abrir un espacio de "conversación con los adolescentes, poder escucharlos sin apuro, favorecer la conexión virtual con sus pares para que no sientan que están solos y puedan compartir sus experiencias dentro de este contexto".
La relación con los niños también es muy importante en este contexto. "Crear juegos con los más pequeños, tratando de que entiendan que esto va a pasar y que es la forma que tenemos de cuidarnos", asegura la profesional. Al mismo tiempo, indica: "mantener una comunicación fluida con los adultos mayores, ellos perciben el paso del tiempo de una manera totalmente distinta al de los jóvenes".
"Para ellos el tiempo que pasa es tiempo que se pierde", afirma la psicóloga, de manera contundente.
Entonces, a modo de conclusión, sus recomendación es "transformar lo que podría ser una situación que se impone de afuera, en una oportunidad de autoconocimiento y reflexión". Asimismo, aconseja "permitirse expresar los sentimientos que esta situación genera en cada uno. Darse tiempo para detectar y expresar lo que cada uno siente, y no sentirse mal o avergonzado por ello. Evitar la sobreinformación mediática que desencadena estrés, angustia, y mayores niveles de ansiedad".