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Consumo de pollo: ¿es peligroso si la carne tiene estrías blancas?

La carne de pollo a veces tiene rayas blancas que atraviesan la pieza, algo que manifiesta ciertos aspectos de esa pieza de carne y de su origen
06/10/2020 - 17:28hs
Consumo de pollo: ¿es peligroso si la carne tiene estrías blancas?

Muchas veces cuando se compra una pieza de pollo completa o alguna de sus partes -una pechuga, por ejemplo- se puede ver que la carne tiene unas pequeñas rayas blancas. En general, se encuentran a lo ancho de las piezas más fibrosas, como pechugas por ejemplo. 

Pero, ¿son perjudiciales para la salud?

Es importante que todos los consumidores sepan que estas rayas blancas que pueden aparecer en las piezas de pollo indican que la carne no es de buena calidad o, al menos, es de menor calidad que aquella que no tiene estas marcas.

Esta es la información que ha difundido una organización británica que defiende los derechos de los animales. Conocida como The Human League, publicó un artículo en el que analiza la presencia de este tipo de carne en el mercado y estudia algunos elementos de su calidad. Dentro de la información que difundieron se encuentra un dato preocupante: "la aparición de estrías blancas se debe a una enfermedad muscular que encontramos entre el 50 y 90% de los pollos de cría intensiva".

Esto significa que los animales se han modificado genéticamente durante años y que actualmente se están viendo los resultados. "Esto se debe al hecho de que estos animales se modifican genéticamente durante años con el objetivo de que crezcan rápido y sean cada vez más grandes, de manera que la industria pueda obtener los máximos beneficios".

Algunas piezas de pollo pueden tener rayas blancas
Algunas piezas de pollo pueden tener rayas blancas en su carne

De acuerdo a lo que indican desde la organización citada, en el Reino Unido el 85% de paquetes analizados en los supermercados contenían al menos una parte afectada por estrías blancas. Este dato contrasta con el 11% en los que se vio este problema entre los paquetes que tenían pollos criados en libertad. Si bien el estudio se hizo en el país europeo, podría extenderse a cualquier otro que tenga un modelo similar de producción de la carne de pollo. 

Para sustentar esta información desde The Human League analizaron los resultados de diversos estudios científicos; todos ellos recogidos en una investigación publicada en el Oxford Academic.

¿Es peligroso para los humanos?

Según la información de The Human League, la enfermedad muscular afecta únicamente a los pollos modificados genéticamente, que sufren afecciones como la distrofia muscular hereditaria o la miopatía nutricional, también a causa del déficit de vitamina E y de otros nutrientes. De acuerdo a los resultados del estudio, no existe evidencia de que estas estrías puedan afectar a la salud de los consumidores, aunque sí deben tener en cuenta que los valores nutricionales de la carne cambian y son más bajos de lo que se espera.

Entonces, no es un peligro para la salud, pero sí cambia la textura y el valor nutricional de esta variedad de carne. En este sentido, un estudio de la Universidad de Bolonia afirma que la presencia de estas estrías blancas supone un incremento de hasta un 224% en grasa, un 9% menos de proteínas y un 10% menos de colágeno si se compara la pieza estriada con otra sin esta afección.

Con toda esta información como respaldo, desde The Human League consideran que "la selección genética en la industria cárnica ha ido demasiado lejos, de manera que se están creando pollos a los que se puede llamar, dados sus cambios morfológicos, "Frankenchicken"".

Cabe mencionar que un pollo criado en libertad debe tener un espacio mínimo para moverse de unos 4 metros cuadrados en el exterior, de modo que pueda moverse y así aumentar la calidad de la carne. En contraste, actualmente un pollo criado por la industria apenas tiene espacio para moverse, lo cual repercute en la textura de la carne, en el valor nutricional y en otros aspectos clave.

Esto es lo que nunca debés hacer con la carne de pollo

Lavar las carnes puede parecer algo totalmente normal para unos y totalmente insólito para otros. De cualquier modo, es un hábito que existe y que muchas personas practican en su día a día cuando cocinan cualquier plato que contiene carne, pollo o cerdo.

Cuando se lava cualquier objeto o alimento se piensa que se lo está librando de toda suciedad o bacteria que pueda tener en su superficie. Sin embargo, no es tan así. Cuando se lava el pollo como si se lavara una manzana o una hoja de lechuga, lo que se logra es esparcir por toda la superficie las bacterias u otros microorganismos que podría llegar a tener. No solo eso, esas bacterias podrían quedar en otras partes de la cocina, en la tabla que se use, en los utensilios, en las manos, en un repasador si se lo seca. Literalmente podrían quedar en todos lados.

Es por eso que no se debe lavar el pollo, ni otras carnes tampoco. Cuando se lo lava se pueden contaminar otras superficies.

El pollo es uno de los alimentos que no se debe lavar, al igual que sucede con otras carnes
El pollo es uno de los alimentos que no se debe lavar, al igual que sucede con otras carnes

¿Qué bacterias puede tener el pollo?

Por el proceso que atraviesa la carne de pollo para llegar hasta las heladeras de los hogares, es posible que contenga algunas bacterias. Lo mismo sucede con la carne y, claro está, lo mismo sucede con los vegetales.

No obstante, no todos los alimentos contienen las mismas bacterias. En el pollo se puede encontrar un microorganismo conocido como campilobacteria. Este tipo de germen es responsable de una gran cantidad de intoxicaciones alimentarias en una gran parte de la población.

Al ingerirla, luego de 2 a 5 días, la persona suele manifestar dolor abdominal, fiebre, diarrea y vómitos.

En los casos más graves, esta bacteria puede producir el síndrome del intestino irritable, la artritis reactiva, un aborto involuntario o el síndrome de Guillain-Barré. Las personas que más riesgo tienen de tener consecuencias severas por la ingesta de esta bacteria son los niños pequeños, los ancianos, las personas con el sistema inmunitario más débil y quienes están enfermos de cáncer.

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