Ácido fólico en embarazadas: por qué se toma, cuándo se empieza y cuál es la dosis
La nutrición de las mujeres embarazadas es esencial para el correcto desarrollo de todo el proceso de formación del bebé, así como de su salud general durante ese período. Es esencial que la mujer se alimente de manera saludable y adecuada durante los nueve meses de embarazo, dado que así se pueden prevenir una serie de patologías relacionadas al déficit de ciertas sustancias.Sin embargo, no todas las sustancias necesarias para el desarrollo de los bebés se pueden ingerir en las cantidades recomendadas a través de la alimentación.
El ácido fólico es uno de esos casos; se trata de una vitamina fundamental para el desarrollo del sistema nervioso de los seres humanos, un proceso que se da en las primeras semanas de embarazo. La evidencia científica demuestra que si la mujer consume ácido fólico en dosis adecuadas durante al menos tres meses antes de la concepción y hasta las primeras 7 semanas de gestación, el riesgo de que un bebé sea afectado por estas malformaciones disminuye hasta en un 75%. De hecho, es uno de los fundamentos de la importancia de planificar los embarazos, para tener la oportunidad de desplegar estas acciones de prevención.
La principal consecuencia de este tipo de trastornos es la aparición de malformaciones congénitas. Esencialmente hay dos que se dan con mayor frecuencia, que son la anencefalia y la espina bífida. La anencefalia es un defecto de nacimiento grave en el que el bebé nace sin partes del encéfalo y el cráneo. A medida que el tubo neural se forma y se cierra, ayuda con la formación del encéfalo y el cráneo del bebé -la parte superior del tubo neural-, la médula espinal y los huesos del espinazo -parte inferior del tubo neural-.
La anencefalia se produce cuando la parte superior del tubo neural no se cierra por completo. Esto a menudo resulta en el nacimiento de un bebé sin la parte frontal del encéfalo -prosencéfalo- ni la parte encargada del pensamiento y la coordinación -cerebro-. Las otras partes del encéfalo a menudo no están cubiertas por hueso o piel.
Por su parte, la espina bífida es una afección que afecta la columna vertebral y suele ser evidente en el nacimiento. Es un trastorno que puede aparecer en cualquier lugar a lo largo de la columna si el tubo neural no se cierra por completo; la columna vertebral que protege la médula espinal no se forma y no se cierra como debería.
La espina bífida puede provocar discapacidades físicas e intelectuales, que van de leves a graves. Esa gravedad varía en función del tamaño y la localización de la abertura en la columna, y de si parte de la médula espinal y los nervios están afectados.
Si bien son trastornos severos, en muchos casos incompatibles con la vida, resultan absolutamente prevenibles si se toman las dosis adecuadas de ácido fólico. Para disminuir el número de anomalías congénitas en los recién nacidos, el consumo adecuado de esta vitamina tiene que empezar antes de la concepción y extenderse durante las primeras semanas del embarazo. ¿Cómo consumir el ácido fólico?El ácido fólico está presente en algunos alimentos en forma natural, como hígado, riñón, verduras de hojas color verde oscuro, remolacha, habas frescas, repollitos de Bruselas. Al mismo tiempo, se encuentra en algunas harinas -que por una ley nacional deben estar enriquecidas con esta vitamina-. Sin embargo, tal como se mencionó, esta dosis no es suficiente para prevenir las malformaciones posibles en el embarazo.
Por eso, los especialistas recomiendan recibir un suplemento de ácido fólico de 0,4 mg por día desde tres meses antes de la concepción y hasta cumplidas las primeras 7 semanas de embarazo.
Este último punto es fundamental, porque empezar a tomar ácido fólico después de conocer el estado de embarazo no necesariamente ayuda a prevenir los defectos de cierre del tubo neural.
Para los casos de mujeres que ya han tenido hijos con defectos en el cierre del tubo neural, se aconseja que para prevenir la recurrencia la dosis diaria aumente hasta 4 mg/día.