Argentina es el país que consume más bebidas azucaradas y galletitas
La alimentación es un elemento que cada vez se tiene más en cuenta para conocer el estado de salud general, no solo de cada individuo sino también de la población de cada país. Por eso, los gobiernos y los organismos internacionales cada vez invierten más recursos en investigar este aspecto.En este sentido, se publicó recientemente un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que advierte sobre el aumento en la ingesta de alimentos procesados en los países de la región y lo calificó como "una amenaza para la salud y el bienestar de todos los países de América Latina y el Caribe".
A modo de introducción el informe asegura que este grupo de alimentos suelen contener pocos o ningún alimento entero, dado que son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos.
El documento, a su vez, asegura que "se incluyen entre ellos las bebidas gaseosas y otros jugos y bebidas azucarados, los snacks dulces y salados, los caramelos, los panes industriales, las tortas y galletas, los cereales endulzados para el desayuno, los productos cárnicos reconstituidos y los platos previamente preparados". "Además de azúcares, aceites, grasas y sal, los productos ultraprocesados incluyen sustancias también derivadas de alimentos, pero no usadas en la comida casera, como los aceites hidrogenados, los almidones modificados o los aislados de proteína, y aditivos como los potenciadores del color, el sabor y el aroma". Los aditivos se emplean para imitar y aumentar las cualidades sensoriales de los alimentos naturales o para ocultar las cualidades no atractivas del producto final.
Cabe mencionar que el estudio se elaboró a partir de las tendencias observadas y previstas en las ventas per cápita de alimentos y bebidas ultraprocesados entre 2009 y 2019 en la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. Hace cinco años, en 2014, estos siete países representaban 80% de la población de América Latina.
Entre las categorías de productos analizadas, las bebidas gaseosas aportaron una quinta parte o más de la energía alimentaria en todos los países y fueron el primer o segundo producto más consumido por lo que se refiere a energía alimentaria: 25% en Argentina y en Perú, 23,5% en Chile, 21,7% en México, 20,4% en Colombia, 20,2% en Venezuela y 20,1% en Brasil.
Las galletitas, en tanto, presentaban unos datos más variables, pero en total también contribuyeron en gran medida en todos los países y fueron el primer o segundo producto más consumido en cuanto a energía alimentaria: 31,4% en Argentina, 26,9% en Perú, 20,7% en Brasil, 17,2% en Venezuela, 15,6% en Colombia, 12,0% en México y 10,7% en Chile.
"No es que los alimentos sean saludables o no sencillamente por el hecho de estar ‘procesados’ -destaca el informe-. Toda discusión trascendente del procesamiento de alimentos requiere utilizar terminología específica, con definiciones claras que se apliquen de manera universal. Muchos tipos de procesamiento son indispensables, beneficiosos o inocuos. En cambio, otros son perjudiciales, tanto para la salud humana como de otras maneras. Una comprensión cabal de la importancia del procesamiento de los alimentos depende y puede derivarse de una clasificación de los suministros de alimentos y patrones de alimentación que distinga los tipos y los usos del procesamiento".
En ese sentido, la OPS se basa en el sistema NOVA de clasificación de alimentos, que los agrupa según la naturaleza, la finalidad y el grado de procesamiento y comprende cuatro grupos: alimentos sin procesar o mínimamente procesados; ingredientes culinarios procesados; alimentos procesados, y productos ultraprocesados.El primer grupo, los alimentos sin procesar, son partes de plantas o animales que no experimentaron ningún procesamiento industrial.
Por su parte, los alimentos mínimamente procesados son aquellos que no tienen un procesamiento propiamente dicho, pero que se modifican de maneras que no agregan ni introducen ninguna sustancia nueva -como grasas, azúcares o sal-, pero que pueden implicar que se eliminen ciertas partes del alimento. Incluyen frutas frescas, secas o congeladas; verduras, granos y leguminosas; nueces; carnes, pescados y mariscos; huevos y leche. Las técnicas de procesamiento mínimo prolongan la duración de los alimentos, ayudan en su uso y preparación, y les dan un sabor más agradable.
Por último, los productos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos o sintetizadas de otras fuentes orgánicas. Es importante tener en cuenta que la mayoría de estos productos contienen pocos alimentos enteros o ninguno; en general, están listos para consumirse o para calentar y, por lo tanto, requieren poca o ninguna preparación.