Vacunas 2019: todo lo que hay que saber para aplicar el plan correcto en los niños
Las vacunas son una de las principales formas que actualmente existen para cuidar la salud. El desarrollo de anticuerpos en contra de algunos virus es clave para que el organismo permanezca protegido y, de esta manera, se enferme lo menos posible.
Así, desde los primeros días de vida, las vacunas constituyen un elemento importante. Los bebés recién nacidos deben aplicarse dos vacunas antes de salir de la institución en la que se encuentren internados junto a su madre. En primer lugar, una dosis de la vacuna contra la hepatitis B dentro de las primeras 12 horas de vida; en segundo lugar, la conocida BCG, que inmuniza al cuerpo frente a la tuberculosis y tiene una dosis única.
Pasados dos meses desde el nacimiento, el bebé debe recibir cuatro vacunas, todas primeras dosis. Neumococo, poliomielitis, quíntuple pentavalente -difteria, tétanos, tos convulsa, haemophilus influenzae tipo b y hepatitis b- y rotavirus; esas con las inmunizaciones que un niño de 2 meses debe tener. Todas ellas tienen una segunda dosis, que debe aplicarse a los 4 meses de vida.
Pasados los 3 meses, la única vacuna necesaria de aplicar es la del meningococo, que consta de dos dosis. Es importante aclarar que la segunda se da a los dos meses de recibida la primera, por lo que el niño debería recibirla a los 5 meses de vida.
Una vez alcanzados los 6 meses, el pequeño necesita recibir la tercera dosis de la poliomielitis, que esta vez se aplicará por vía oral, junto con la tercera dosis de la quíntuple pentavalente.
La vacuna contra la gripe también se encuentra dentro de las que se aplican en esta etapa, aunque tiene un margen más amplio. De acuerdo al Calendario de Vacunación Nacional, consiste de dos dosis que se deben dar con un intervalo mínimo de 4 semanas entre una y otra y, además, deben ingresar dentro de los 6 y los 24 meses de vida.
Un año después de haber nacido, el niño o niña debe recibir una dosis de refuerzo contra el neumococo -neumococo conjugada-. Asimismo, se le deben aplicar una única dosis contra la hepatitis A y la primera dosis de la triple viral -sarampión, rubéola y parotiditis-. Después del primer año de vida, la vacunación continúa, pero a medida que el niño sigue su proceso de crecimiento la frecuencia de las aplicaciones se reduce.
Así, a los 15 meses el bebé de recibir una dosis de refuerzo de la vacuna contra el meningococo y una única dosis contra la varicela.
Entre los 15 y los 18 meses, al niño se le debe dar el primer refuerzo contra la poliomielitis, por vía oral, junto con el primer refuerzo de la cuádruple o quíntuple pentavalente. Por último, a los 18 meses aquellos niños y niñas que vivan en zonas de riesgo de fiebre amarilla deben recibir la primera dosis de la inmunización.
Desde el año y medio hasta los 5 años los padres pueden quedarse tranquilos que sus hijos van a estar protegidos. Antes de comenzar la escuela primaria, no obstante, es necesario aplicarles todas las vacunas que el Calendario Nacional indica, tanto para cuidar su salud como la de los otros niños a su alrededor.
El segundo refuerzo de la poliomielitis -también aplicado por vía oral-, la segunda dosis de la triple viral y el segundo refuerzo de la triple bacteriana celular -difteria, tétanos y tos convulsa-, son las tres vacunas que un chico debe recibir antes de empezar su etapa escolar, entre los 5 y 6 años.
La siguiente parada es a los 11 años, etapa en la que los niños empiezan a entrar en la preadolescencia. En ese momento, deben aplicarse una única dosis contra el meningococo, al igual que de la triple bacteriana celular. Además, deben recibir las tres dosis de la vacuna contra la hepatitis B -una dosis primero, un mes después, la segunda y a los seis meses, la tercera y última-.
Agregada recientemente, a los 11 años los niños y niñas deben aplicarse la vacuna contra el Virus de Papiloma Humano (VPH), aunque es necesario hacer una aclaración al respecto. En el caso de los varones, deben hacerlo aquellos nacidos a partir de 2006, mientras que en las mujeres se comienza a contar a partir del año 2000. Esta vacuna consta de dos dosis, que deben aplicarse con una separación mínima de 6 meses.
Una vez más, aquellos niños y niñas que vivan en zonas de riesgo de fiebre amarilla deben recibir una dosis de refuerzo. En la edad adulta la frecuencia de las vacunas se reduce todavía más, ya que han recibido la mayoría de las inmunizaciones necesarias para su protección.
Cada diez años, todos los adultos deben recibir una dosis de la doble bacteriana, que protege contra la difteria y el tétanos. La primera es una enfermedad infecciosa grave, causada por una bacteria que puede provocar fiebre, debilidad y debilidad respiratoria. El tétanos, por su parte, también es una patología grave, provocada por una bacteria que ingresa al organismo a través de heridas contaminadas, cortes o de penetración de objetos contaminados.
El Calendario Nacional de Vacunación prevé que todos los adultos con enfermedades crónicas deban aplicarse una dosis anual contra la gripe. Asimismo, los mayores de 65 años, el personal de salud, las mujeres embarazadas y los niños entre 6 y 24 meses también están contemplados en esa aplicación, ya que constituyen población de riesgo. Es importante aclarar que aquellas personas que no hayan sido vacunadas deberán recibir el esquema previsto para la hepatitis B -una dosis inicial, luego la segunda separada por un mes y una tercera a los seis meses de la primera dosis-.
Las mujeres en etapa de gestación deben cuidar especialmente su salud. Además de la alimentación, mantenerse físicamente activa y los controles médicos, las vacunas son un elemento importante. Es necesario tener en cuenta que el embarazo causa una leve alteración del sistema inmune y una disminución de la capacidad torácica.
Es por eso que debe aplicarse la vacuna contra la gripe, mencionada anteriormente, en cualquier trimestres de la gestación. Asimismo, a partir de la semana 20 -5 meses de embarazo- debe recibir la triple bacteriana celular. Es importante aclarar que esta vacuna se debe aplicar una vez por embarazo, es decir, que no sirve para inmunizar a la mujer de manera permanente.
A partir de los 65 años, las personas se suelen considerar adultos mayores. En esa etapa de la vida deben recibir tres vacunas importantes: una dosis anual contra la gripe, el esquema secuencial de dos vacunas contra el neumococo y, una vez cada diez años, la doble bacteriana.