Desde el punto de vista científico, ¿qué puede predisponer a una persona a desarrollar conductas violentas?
De acuerdo a las conclusiones de un estudio realizado recientemente, la exposición a algunos factores específicos pueden predisponer al desarrollo de conductas violentas en la edad adulta. Muchas personas que se exponen la urbanidad, la migración, el abuso físico y sexual, como elementos primarios, y consumen cannabis o alcohol, como elementos secundarios, tienen mayores probabilidades de manifestar este tipo de comportamiento a lo largo del tiempo. Es importante aclarar que todos los elementos mencionados por sí mismos se asociaron marginalmente con una mayor agresión violenta, más allá de que su combinación podría potenciar el efecto.
Cada día más, se conocen casos de personas adultas que se han comportado en forma violenta en diversas circunstancias y contextos y que han afectado a otros a su alrededor. Desde conflictos en la vía pública hasta situacionesde violencia en el ámbito privado, la realidad es que quienes se comportan de ese modo tienen, internamente, algún factor que desencadena la reacción.
Es muy común escuchar que las personas que han sufrido abusos o violencia en sus primeros años de vida tienen mayores probabilidades de desarrollar conductas violentas en su edad adulta. Si bien es una afirmación que se puede considerar como cierta, la realidad es que existen diversos factores que intervienen en el proceso y que pueden impactar de esta manera en la vida de una persona.
Un grupo de científicos del Instituto de medicina experimental Max Planck, situado en la ciudad de Göttingen, en Alemania, realizó un estudio para averiguar más información al respecto. La investigación ha presentado las primeras evidencias científicas del efecto combinado de diferentes factores en el riesgo de convertirse en un adulto violento, independientemente de la presencia de un trastorno mental.
Para comenzar, los científicos toman como punto de partida las afirmaciones de algunas teorías sociológicas con años de presencia en la ciencia. Así, presentan la hipótesis de que la acumulación de riesgos antes de la edad adulta induce una agresión violenta y una conducta delictiva, más allá de la situación de salud mental de cada individuo.
Los hallazgos señalan que vivir en grandes ciudades, experimentar abuso físico o sexual, consumir cannabis o abusar del alcohol durante la infancia o la adolescencia serían algunos elementos que pueden determinar el riesgo de comportamiento violento en la edad adulta.
Los investigadores analizaron datos de 1.563 personas diagnosticadas de esquizofrenia, junto con una muestra de 565 personas de la población general española. Los científicos valoraron si los participantes habían estado expuestos durante la infancia y la juventud a diferentes agentes: vivir en una gran ciudad, abuso físico o sexual, pertenecer a un colectivo de inmigrantes, consumir cannabis y beber alcohol en exceso. Mientras que en los pacientes con esquizofrenia la presencia de conducta violenta se estableció según la existencia de condenas por crímenes como abuso sexual, homicidio involuntario, agresión o asesinato, en la población general se utilizaron indicadores relacionados con las conductas de agresión - tales como la presencia de aspectos antisociales psicopáticos y rasgos de personalidad relacionados con agresión u hostilidad-. Según los autores, la probabilidad de convertirse en un adulto violento y agresivo se incrementaba de forma significativa en todos los grupos analizados que mostraban un factor de alto riesgo como mínimo. En los individuos que presentaban tres o más factores, la posibilidad de presentar actitudes agresivas y violentas en la edad adulta se multiplicaba hasta diez veces. La investigación concluye, además, que este riesgo sería independiente de la existencia de un trastorno mental previo en el individuo.
Finalmente, y con el estudio mencionado como respaldo, se puede afirmar que existe evidencia de una relación directa, independiente de la enfermedad, entre éxitos medioambientales pre-adultos bien definidos y agresión violenta. Por eso, los autores del estudio señalan la necesidad de que exista una prevención más eficiente en cuanto a la exposición de los niños a este tipo de elementos, de modo tal que se pueda evitar el desarrollo de una persona con conductas violentas.