Maratones: deporte y riesgos para la salud, ¿a qué se exponen los corredores?
Si bien para la mayoría de las personas es beneficioso correr y entrenarse, la realidad es que las exigencias de una maratón exigen tanto al cuerpo que se requiere un tipo de preparación específica y una condición física acorde con el esfuerzo que se va a realizar.
En todo el mundo se realizan una gran cantidad de eventos de estas características, tanto en ciudades como en espacios abiertos. La concurrencia, sobre todo en las más difundidas, es alta, dado que el running es un deporte que ha penetrado en la sociedad en los últimos años. Sin embargo, es posible afirmar que no todas las personas que participan de las maratones alrededor del globo tienen la aptitud física para hacerlo. De este modo, se exponen a efectos adversos en su salud, que pueden ser leves y no causar mayores problemas o, por el contrario, provocar consecuencias en el organismo. Entonces, ¿cuáles son los riesgos que hay que tener en cuenta antes de afrontar la exigencia de una prueba de larga distancia?
La mayor cantidad de personas fallecidas en maratones se relaciona a trastornos en el corazón o en el sistema cardiovascular, como arteroesclerosis -estrechamiento de las arterias- o patologías congénitas en el músculo cardíaco, desconocidas por el paciente, en muchos casos.
Correr tiene un efecto directo en el corazón, dado que necesita esforzarse más para compensar el incremento de sangre que necesita distribuir alrededor del cuerpo cuando hace ejercicio. Así, es posible que se produzcan arritmias que pueden tener consecuencias graves para la persona.
Por otro lado, la deshidratación es otro de los problemas clave que pueden aparecer en corredores de maratones -al igual que en cualquier otro deporte, sobre todo aeróbico-. Es importante considerar que el sudor no solo provoca en el cuerpo una pérdida de líquido, sino que también se pierden sustancias esenciales -sobre todo, sodio-. Así, si no se reponen en forma gradual y de acuerdo al ritmo en que se van perdiendo, es posible que el organismo se desestabilice y la persona sufra consecuencias -que pueden ir desde un desmayo hasta calambres en cualquier músculo-.
Al igual que en la mayoría de los deportes, los corredores exponen a su cuerpo a lesiones leves en las articulaciones y músculos. Sin embargo, también es posible que sufran problemas musculares más graves o trastornos que requieren un proceso de recuperación más largo -algunos desgarros o fracturas, por ejemplo-.
Por último, el correr durante un período de tiempo largo ocasiona un roce constante de la piel con el material de la ropa que se está utilizando. Esta fricción puede generar irritación en diferentes partes del cuerpo, que pueden convertirse en heridas abiertas. A pesar de que no se trata de las lesiones más graves, es necesario prevenirlas para evitar dolores y molestias durante la práctica del deporte y después de ella.