Cómo impactó en la Argentina el huracán "subprime", a un año de su nacimiento
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Hace apenas un año, el 9 de agosto de 2007, el mundo entero conoció una nueva palabra que pasó a ser una de las más nombradas en este corto tiempo: "subprime".
"Ese fue el día en que el mundo cambió", afirmó Adam Applegarth, entonces jefe ejecutivo del banco hipotecario británico Northern Rock.
Con el nombre de "crisis subprime" se denominó a una crisis crediticia generada por las hipotecas estadounidenses de alto riesgo, que fue subestimada en sus inicios, pero cobró una magnitud tal que puso al borde del colapso al sistema financiero mundial.
"En los Estados Unidos había una burbuja inmobiliaria que debía estallar", explicó Holger Schmieding, economista del Bank of America.
El comienzo
El inicio de la crisis puede ubicarse cuando el nivel de tasas de la era Greenspan llegó a 1%, luego del crash bursátil del 2001, pero el efecto dominó arrancó con el fin de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos, reflejada en la caída de los valores de los inmuebles.
Los puntos más salientes de esta historia son:

"Llegamos al final de un ciclo, el de un crecimiento a crédito y de un exceso de endeudamiento", estimó Veronique Riches Flores, economista jefa para Europa del banco francés Société Générale.
Para muchos economistas, la crisis era inevitable. "Si no hubiera habido una crisis subprime, hubiéramos tenido otra cosa", dijo Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las pérdidas
Según Juliana Castillo de Portfolio Personal, "ya hay u$s490 mil millones en pérdidas contabilizados, pero el FMI estima que faltaría sincerar poco más de la mitad".
Quizás el propio presidente de la FED, Ben Bernanke, sea uno de los más sorprendidos por el desarrollo de la crisis, pues a poco de hacerse pública, declaró que "es poco probable que los problemas del sector subprime se desborden a la economía real"...Nada más alejado de la realidad.
Castilla agregó que "las pérdidas de los bancos derivaron en un credit crunch en los mercados, con la consiguiente falta de liquidez que comenzó a hacerse presente. A raíz de ello, la FED comenzó una maratón de recortes en la tasa de referencia, desde 5,25% hasta el 2% actual".
El que las hace, las paga…
Un año después del comienzo de la crisis, Estados Unidos, donde se iniciaron los problemas, continúa sin ver el final del túnel, pese a las masivas intervenciones de las autoridades.
La comparación con la "Gran Depresión" es evocada con frecuencia, y aunque hasta el presente muchos sostienen que la economía logró escapar a la recesión y los mercados a la implosión, cada comienzo de recuperación se frustra.
Los problemas del mercado bursátil ilustran bien el fenómeno: el Dow Jones perdió 13,5% desde agosto de 2007, con bruscas aceleraciones que se desinflan como globos.
Los mercados fueron la caja de resonancia
En este último año la tendencia bajista fue una constante, a la vez que la alta incertidumbre continúa en las bolsas. La crisis financiera desencadenada por las "subprime" causó la mayor caída de las bolsas mundiales desde el estallido de la burbuja tecnológica en 2001-2002, y el desplome de los valores financieros se propagó gradualmente a todos los sectores de la economía.
Desde hace un año, los mercados bursátiles mundiales están marcados por las pérdidas, sin distinciones de regiones.

Lógicamente, el centro de las inquietudes se posó sobre los valores del sector financiero, dando lugar a una purga de los balances de los bancos que aún no ha concluído, a la quiebra de varias instituciones y a rescates costosos para los accionistas.
Pero el temblor acabó afectando también a los sectores más endeudados, como el energético o las empresas especializadas en concesiones, y ha frenado considerablemente las operaciones de fusiones y adquisiciones.
Por último, la escalada de precios de las materias primas, desde inicios de 2008, ha acabado con los márgenes de las empresas y con el poder adquisitivo de los hogares, penalizando sobre todo a las empresas dependientes del consumo, como el sector automovilístico, que figura entre los que han registrado mayores pérdidas.
La Argentina no pudo evitar el golpe
El impacto de la crisis financiera a nivel global no es directo, ya que para la Argentina los mercados están prácticamente cerrados desde hace tiempo. No obstante, para los bancos locales desde principios de año se registró una fuerte caída en sus cotizaciones, que de alguna manera reflejan esta situación.
"Si a la crisis financiera en los EE.UU. se suma la coyuntura local, impregnada por la incertidumbre política y económica, estamos frente a un cóctel explosivo", acotó Juan Vera, de Tavelli & Cía.
"Con mercados internacionales que están adoptando una tendencia negativa, podríamos estar en presencia de un ciclo bajista que podría extenderse por unos cinco años. En el orden local, el Merval, desde el inicio de la crisis cayó 11,2% y el Dow Jones el 13,5%", informó a iprofesional.com, Juan Southall, de De Bary Sociedad de Bolsa.
Según Southall, "en el largo plazo, el saldo es negativo. Localmente el Merval está distorsionado por el sector petrolero. Los temores sobre los bancos en los Estados Unidos se replican en las entidades bancarias locales, que son las mayores receptoras de este temor".
Estos últimos cayeron desde principios agosto del año pasado en el orden del 44%. En tal sentido, las mayores bajas fueron las de:
- Banco Patagonia: 53 por ciento
- Galicia: 46 por ciento
- Francés: 42 por ciento
"Para estas entidades, los efectos de la crisis subprime más el contexto local adverso son una carga demasiada pesada como para poder superarlos en el corto plazo", concluyó Southall.
Claro está que las acciones financieras se movieron en un contexto de alta volatilidad, por lo que no fueron las únicas que cayeron. También hay acciones que muestran subas de importancia, como las ligadas al sector petrolero, automotriz o siderúrgico.
En el extremo opuesto, están aquellas que cayeron a la par de los bancos, con bajas que llegan a superar el 60% en sólo un año, como Clarín.

Pero el efecto del huracán subprime, potenciado por el conflicto interno, también se reflejó en los bonos argentinos que en promedio cayeron un 10%, según el Indice de bonos que elabora el Instituto Argentino del Mercado de Capitales. Entre las bajas se destacaron los largos denominados en dólares, que cayeron más del 20% en sólo un año.

Cómo sigue la historia
Las perspectivas de la economía mundial parecen bastante más sombrías que hace un año. Gobiernos y organismos internacionales, además, siguen revisando a la baja sus previsiones de crecimiento.
Recientemente, el Banco de Pagos Internacionales, el "banco central de los bancos centrales" con sede en Basilea, deploró los pasados excesos en materia de crédito barato y estimó que podría ser necesario subir más las tasas para sanear el sistema financiero.
"Decir que las cosas irán bien en 2009 es prematuro. Por el momento, no se puede esperar una mejoría antes de 2010", estimó John Makin, del American Enterprise Institute.
Rodolfo Santángelo, de M&S Consultores, comentó en su último informe que "el efecto riqueza negativo provocado por la caída en los precios de la propiedad y en los mercados de acciones se intensificó en el segundo trimestre.
A pesar de que el PBI siga en terreno positivo, la "realidad" es que hay una recesión de consumo que ya lleva dos trimestres consecutivos, la inversión residencial sigue con caídas de dos dígitos y la realizada en maquinarias empezó a flaquear.
"Salva las papas" el sector externo (las exportaciones vuelan y las importaciones se hunden) y el paquete de estímulo fiscal de Bush. Si no fuera por estos dos elementos el PBI ya estaría en terreno negativo", explicó el socio de M&S.
Santangelo agregó que "todavía no hay muchos números, pero la situación del tercer trimestre pinta peor. El paquete fiscal puede tener menos fuerza para levantar los números de consumo.
Respecto a la economía americana el analista concluyó que "el viento en contra que viene afectando a los consumidores norteamericanos se ha ido intensificando en los últimos meses y no parece que vaya a aflojar en un futuro cercano".
La desconfianza se palpa en la creciente reticencia de los bancos a prestarse dinero entre ellos, factor que limita la disponibilidad de crédito. Ello no hace más que agravar las dificultades del sector inmobiliario, multiplicando los embargos (en alza de 121% sobre un año, en el segundo trimestre) y haciendo bajar los precios (-15,8% sobre un año, en mayo, en las 20 mayores aglomeraciones urbanas).
En síntesis, lo que parecía una lluvia de verano en el territorio de los Estados Unidos, se convirtió en un huracán cuya magnitud y alcance está aún lejos de poderse medir.
Rubén Ramallo
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