Cómo hacer para que una buena idea sea un gran negocio
Existen muchas veces grandes ideas que no logran plasmarse en negocios rentables pues el emprendedor no logra el capital necesario para desarrollar el proyecto original y luego ingresar en la faz productiva
En la vereda opuesta, existen inversores que están dispuestos a destinar una pequeña parte de su capital en proyectos atractivos desde el punto de vista de su rentabilidad, y que también pueden serlo desde el punto de vista de la innovación, pero que no logran encontrar el proyecto indicado.
La cuestión es que ambos se contacten, negocien y avancen en la concreción del proyecto. Esta es la problemática que se abordó en el marco del II Seminario sobre capital de riesgo que organizó la Cámara Española de Comercio de la República Argentina (CECRA).
En el encuentro se analizaron aspectos relacionados con la figura del emprendedor y de como el capital de riesgo juega un papel decisivo al momento de llevar un proyecto a la práctica.
En su presentación, Luciana Pagani, vocal del Directorio de la Agencia Nacional para el Desarrollo de Inversiones (ProsperAr), expresó que "para que los indicadores de inversión continúen mejorando cuantitativa y cualitativamente, la optimización de las condiciones para la innovación y el desarrollo emprendedor son factores críticos". El capital de riesgo en la ArgentinaEl presidente de la Comisión de Finanzas y Negocios de CECRA, Guillermo González Rosas, explicó que el capital de riesgo es un instrumento que "apunta básicamente a empresas de innovación y de alta tecnología para tener un valor agregado más importante y para tener rentabilidades muy importantes. Facilita que el empresario emprenda y se arriesgue".
Destacó además los avances legislativos en la Argentina en esa dirección, como el decreto 1207/06, que es un instrumento de promoción de las inversiones de riesgo en el área científico-tecnológica, y que se puso en marcha el Sistema de Inversión de Capital de Riesgo (SICAR).
Por ese sistema se faculta a la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt) a otorgar crédito fiscal por el equivalente de hasta el 50 por ciento de las inversiones en pymes de base tecnológica que no coticen en la Bolsa y estén en etapas iniciales de su desarrollo, o en nuevas compañías innovadoras (ver nota: Lanzan un atractivo sistema de inversión en capital de riesgo).
En la visión de Enrique Draier, presidente del IECyt, la importancia de ese tipo de emprendimientos es tal que en el año 1978 en los EEUU se autorizó a los fondos de pensión a invertir hasta un 5% de su patrimonio en proyectos de nuevos emprendedores. En tres años el 50% de los fondos provenían de este mercado.
Cuando un proyecto es exitoso, son los fundadores de la compañía, los que aportan el "capital semilla" de la empresa, con fondos propios, de familiares, allegados, etc.
En segunda instancia, se suman los inversores ángeles. Estos son individuos con un patrimonio razonable que están dispuestos a invertir una parte del mismo en colocaciones de riesgo a largo plazo. Muchas veces aportan su experiencia a un determinado proyecto, por lo que a ese capital se lo califica como "smart money" o dinero inteligente. Al igual que los fundadores, invierten en una primera etapa.
Muchas veces los inversores ángeles se agrupan en las denominadas redes de inversores ángeles, que en nuestro país alcanzan su máxima expresión en las desarrolladas por el IAE y el IECyT.
En este último caso, según afirma su presidente, Draier, el Instituto brinda capacitación empresarial a efectos de generar un marco de protección para la innovación. Además, se debe demostrar al potencial inversor que se tiene un caso real y concreto.
Una vez superada la etapa inicial, cuando el proyecto ya está en su ciclo productivo, suele ocurrir que se se produzca la salida del inversor ángel y de los fondos de inversión que hayan incursionado en el negocio. A este punto de inflexión se lo denomina "salida estratégica" y suele suplantarse con el ingreso de un inversor estratégico, que es por lo general una empresa más grande que busca captar la compañía, mediante procesos de fusiones y absorciones.
Para Gabriel Jacobsohn, gerente del Foro Creacit, en nuestro existe un importante número de proyectos con alto potencial de crecimiento, pero de ellos sólo el 10% subsiste y de ellas son pocas las que están en condiciones de abrir su capital. Es aquí donde aparecen los inversores ángeles, que aportan fondos en un rango que va de los 10.000 a los 50.000 dólares. En una etapa superadoras, son reemplazados por los fondos de capital de riesgo que llegan a aportar hasta medio millón de dólares por proyecto o los private equities.
Haciendo un poco de historia, entre 1998 y el 2001 la cantidad de inversores creció mucho, llegando a funcionar unos 42 fondos, sin redes de ángeles. Con posterioridad se sucedieron las crisis de internet y la del año 2001 / 2002 que llevaron las inversiones a cero. Recién a partir del año 2004 el mercado comienza a crecer, pero sólo es el 50% del existente en el 2001.
En aquel momento la calidad de las inversiones era baja, pero la crisis hizo que ambos aprendieran y hoy la calidad de los proyectos es mucho mayor.
Uno de los problemas más dificiles de superar es que, pese a que nuestro país está lleno de buenos proyectos y de gente dispuesta a invertir, el mercado es poco transparente y la conexión de las puntas es muy complicada. Una de las formas de contactar emprendedores con inversores son los foros que se realizan periódicamente.El capital de riesgo en EEUUEntre el año 2000 y el 2004 las empresas respaldadas con capital de riesgo crearon más de 600.000 puestos de trabajo y representan el 17% del empleo total en las sociedades en cartera. El empleo creció a una tasa anual del 30,5% anual entre 1997 y 2004, según expuso el Ing. Juan Mascareñas, de la Universidad Complutense de Madrid.
En el año 2005 las empresas generadas con capital de riesgo tuvieron beneficios por un total de u$s 2.100 millones, y dieron empleo a unos diez millones de personas. Si se divide la actividad por sectores, se destaca el de computadoras y periféricos, que con cerca de 1.9 millones de personas, ganan unos u$s470 millones anuales. Les siguen en orden de importancia la industria del entretenimiento, con dos millones de personas trabajando y ganancias que rozan los u$s300 millones.El capital de riesgo en la Unión Europea
Durante un lapso de diez años las inversiones de los fondos europeos de capital de riesgo han pasado de 5.500 millones de euros en 1995 a hasta los 36.900 millones en el 2004. En ese año, según explicó el catedrático, el número de empresas que recibían capital de riesgo suman unas 7.000.
Los factores que influyen para invertir en Europa son básicamente que los gastos que conlleva la adecuación de las normativas de gobierno corporativo son menores, existen leyes importantes en materia de propiedad intelectual y las condiciones son menos favorables para el riesgo de litigios.
Para el próximo quinquenio las empresas de capital de riesgo piensan dirigirse hacia proyectos tecnológicos, de energía, de medio ambiente, dispositivos médicos, nuevos materiales, etc. El capital de riesgo en el mundo
Cuando se compara la inversión en capital de riesgo en términos de PIB por país, se destaca Israel, con el 0,63 por ciento, seguido por Estados Unidos, que alcanza al 0,4% y Canadá (0,33%). Más abajo se encolumnan Suecia, Reino Unido y Corea del Sur.
Como se ve, en un país en el que abundan los buenos proyectos y escasea la financiación, el capital de riesgo es un instrumento poco utilizado. De su ampliación en el futuro dependerá que esas buenas ideas se conviertan en grandes negocios.
Rubén Ramallo[email protected]
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