Derivados financieros: qué son, tipos y por qué son importantes
Los derivados financieros son herramientas que muchas empresas e inversores utilizan en el mundo financiero. Aunque pueden sonar complicados, la idea detrás de ellos es bastante sencilla: son contratos cuyo valor depende de otro activo, como acciones, materias primas, divisas o incluso tasas de interés. En este artículo, explicaremos de manera simple qué son los derivados, los tipos principales que existen y sus beneficios.
¿Qué son los derivados financieros?
Imagine que quiere asegurarse que el precio de algo importante no cambie de manera inesperada. Por ejemplo, si una panadería compra grandes cantidades de harina, le preocupa que el precio suba en el futuro. Aquí es donde los derivados pueden ser útiles. Con ellos, la panadería puede firmar un contrato para comprar la harina a un precio fijo en el futuro, sin importar si el precio sube o baja en el futuro.
Esto es básicamente lo que hacen los derivados: permiten a las personas o empresas fijar precios o condiciones en el futuro. Pero no se limitan a la harina, también pueden usarse con petróleo, monedas extranjeras, tasas de interés, acciones, etc.
Tipos de derivados financieros
Aunque hay muchos tipos, los más comunes son los siguientes:
- Futuros: Son acuerdos para comprar o vender algo en una fecha futura a un precio fijado. Estos contratos se negocian en mercados organizados y son muy útiles para las empresas que quieren protegerse de cambios inesperados en los precios.
- Opciones: Las opciones son contratos que dan el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender algo en el futuro a un precio establecido.
- Swaps: Son acuerdos en los que dos partes intercambian beneficios financieros. Por ejemplo, una empresa con una deuda a interés variable puede intercambiarla por una a interés fijo con otra empresa, para evitar que las tasas cambien.
- Forwards: Son como los futuros, pero no se negocian en mercados organizados, lo que los hace más flexibles. Sin embargo, tienen un mayor riesgo porque no hay un intermediario que garantice el cumplimiento.
¿Por qué se utilizan los derivados?
Los derivados tienen muchos usos prácticos, tanto para empresas como para inversores individuales. Aquí algunos de los principales beneficios:
- Protegerse de riesgos: El objetivo más común de los derivados es protegerse de cambios inesperados en los precios. Este proceso se llama "cobertura" o hedge.
- Especular sobre precios: Algunas personas utilizan derivados para tratar de ganar dinero prediciendo cómo cambiarán los precios de ciertos activos. Aunque esto puede ser arriesgado, también puede ser muy rentable si se hace correctamente.
- Reducir costos: A veces, en lugar de comprar directamente un activo, puedes usar un derivado para obtener el mismo resultado con menos dinero inicial. Esto es útil para empresas que quieren manejar su dinero de manera eficiente.
- Acceso a mercados difíciles: Con los derivados, puedes invertir en activos o mercados que, de otra manera, serán difíciles de alcanzar. Por ejemplo, puedes beneficiarte del movimiento del precio del oro sin necesidad de comprar una onza mediante la creación de un "sintético".
Un ejemplo sencillo del uso de derivados
Supongamos que eres dueño de una cafetería. Cada mes compras granos de café para tu negocio, y te preocupa que los precios puedan subir debido a malas cosechas o cambios en el mercado. Para protegerte, decide usar un contrato de futuros.
Este contrato te permite comprar el café al precio actual, incluso si en tres meses el precio sube. Así, te aseguras de que tus costos no aumentarán inesperadamente y puedes planificar mejor tus finanzas. Por otro lado, si eres un inversor, podrías usar derivados para invertir creyendo que el precio del café subirá. Si tienes razón, el contrato te generará una ganancia.
¿Los derivados son para todos?
Los derivados no son herramientas que todos deben usar. Aunque pueden ser muy útiles para empresas e inversores experimentados, también pueden ser peligrosos si no se entienden bien. Para usarlos correctamente, es importante aprender sobre ellos, entender los riesgos y tener una estrategia clara.
Los derivados financieros son contratos que ayudan a las empresas e inversores a manejar riesgos, acceder a mercados y, en algunos casos, obtener ganancias especulando sobre precios. Aunque suene complicado, su idea principal es sencilla: permiten fijar precios o condiciones futuras en un activo subyacente.
Sin embargo, es importante recordar que los derivados no son libres de riesgos. La falta de conocimiento o una mala gestión pueden generar pérdidas. Por eso, quienes decidan utilizarlos deben tomarse el tiempo para comprenderlos bien y asegurarse de que se ajustan a sus necesidades.
En el mundo financiero, los derivados son herramientas poderosas, pero como cualquier herramienta, es necesario usarlas con cuidado y conocimiento para aprovechar al máximo sus beneficios sin caer en pérdidas.
(*) Economista. Master en ingeniería financiera. Director general ejecutivo de IngEco.