Los dólares en el mundo, en vilo por las elecciones en EE.UU.: las cuatro fases del dinero y los mercados
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre generan expectativas e incertidumbre en los mercados globales, y las próximas elecciones no serán la excepción. La influencia de las políticas que implemente el próximo presidente, ya sea Kamala Harris o Donald Trump, afectará no solo a los mercados estadounidenses, sino también a los europeos y globales, según expertos en inversión. Estas políticas abarcan desde el comercio y la deuda hasta la política monetaria y fiscal, y sus efectos se verán reflejados en las decisiones de los inversores de todo el mundo.
En términos generales, el ciclo electoral estadounidense impacta de forma predecible en los mercados bursátiles, dividiéndose en cuatro fases: el año después de las elecciones, el año de mitad de mandato, el año previo a las elecciones y el año electoral.
El valor del dólar y elecciones en Estados Unidos: cómo reaccionan los mercados
Los dos últimos años del ciclo son los más positivos para los mercados, según un análisis de IG, que examinó 48 periodos presidenciales desde 1833. En este estudio se observó que los años anteriores y los años electorales tienden a mostrar una mejor rentabilidad que los años posteriores a las elecciones o de mitad de mandato. Esto refleja una relación histórica donde los mercados suelen responder de manera más favorable conforme se acerca la elección y las perspectivas de cambio se vuelven más concretas.
Las reacciones del mercado el día de las elecciones en Estados Unidos y los días posteriores muestran una tendencia particular. De acuerdo con IG, el índice S&P 500 tiende a tener una rentabilidad positiva el día de las elecciones, con una tasa de éxito del 77%, indicando optimismo entre los inversores y expectativas favorables. Sin embargo, el día después de las elecciones el S&P 500 suele registrar una leve corrección, con una rentabilidad media negativa del -0.71 % y una tasa de éxito del 65%. Esta tendencia sugiere que la euforia inicial da paso a la cautela conforme se asimilan los resultados y los posibles efectos en las políticas del nuevo gobierno.
Un cambio en la presidencia generalmente provoca un mínimo de mercado en un plazo de dos años, algo que ha sucedido en casi todas las transiciones de gobierno en las últimas ocho décadas (salvo en 1994), incluyendo años como 1960, 1968, 1976, 1980, 1992, 2000, 2008, 2016 y 2020. Incluso en los casos donde los presidentes en ejercicio revalidaron su puesto (1964, 1972, 1984, 1988, 1996, 2004 y 2012), los mercados estadounidenses alcanzaron su mínimo en los dos años siguientes, con algunas excepciones, como en 1984, donde el mínimo ocurrió tres años después, y en 2012, donde no hubo un mínimo debido a la expansión cuantitativa.
En los mercados de renta fija, la incertidumbre política también genera un impacto significativo, especialmente en bonos del Tesoro estadounidense, que a menudo se perciben como activos de refugio durante períodos de inestabilidad. Por ejemplo, después de las elecciones del 2000, el rendimiento de los bonos a dos años cayó casi un 60 % en los doce meses siguientes. Sin embargo, otro escenario posible es el de un aumento en los rendimientos si el nuevo presidente impulsa políticas que incrementen el riesgo económico, como un mayor gasto público. En tal caso, los inversores exigirían una prima de riesgo más alta para compensar la incertidumbre.
La elección entre Trump y Harris presenta distintos caminos para los inversores europeos y estadounidenses. En términos de política comercial, ambos candidatos aplicarían alguna forma de restricción, pero con enfoques diferentes.
Mientras que Trump probablemente elevaría los aranceles de manera significativa, especialmente en productos importados de China, Harris seguiría una política comercial menos agresiva, en línea con la actual administración de Biden. Este endurecimiento de las políticas comerciales podría llevar a una mayor fragmentación del comercio global, donde Europa podría verse obligada a reaccionar y aplicar medidas de represalia contra ciertos sectores o imponer impuestos digitales a empresas estadounidenses. Los aranceles también podrían elevar la inflación a corto plazo, afectando tanto a la demanda como al crecimiento económico en el mediano plazo.
Política fiscal: qué medidas tomarían Kamala Harris o Donald Trump
En cuanto a política fiscal, se espera que, independientemente de quién gane, el déficit de Estados Unidos aumente considerablemente, ya que la deuda en relación con el PIB proyecta un alza significativa en la próxima década. Esto podría preocupar a los inversores internacionales, quienes también estarán atentos a los efectos de esta expansión fiscal en la política monetaria global, ya que la política de la Reserva Federal (Fed) influye en otros bancos centrales. Si Harris gana, se espera una política monetaria más estable; sin embargo, si Trump es reelegido, podría buscar medidas más impredecibles, incluyendo un potencial aumento de los tipos de interés y cambios en la independencia de la Fed.
A largo plazo, la rentabilidad de los mercados estadounidenses tiende a ser mayor cuando un demócrata ocupa la Casa Blanca. Un estudio de Morningstar muestra que desde 1953, los rendimientos del mercado han sido mayores bajo gobiernos demócratas. Sin embargo, el experto Danny Noonan recomienda que los inversores mantengan su capital en el mercado independientemente del partido en el poder, ya que el mercado históricamente se ha movido en una dirección alcista a largo plazo. Por tanto, aunque las elecciones tienen un efecto a corto plazo en las decisiones de los inversores, la estrategia de inversión más sólida sigue siendo ignorar las fluctuaciones políticas y mantenerse en el mercado, aprovechando la tendencia histórica de crecimiento.
En resumen, las próximas elecciones en Estados Unidos, ya sea con Kamala Harris o Donald Trump como presidente, generarán un impacto importante en los mercados financieros globales, pero los inversores a largo plazo podrían beneficiarse al mantener la calma y evitar tomar decisiones basadas únicamente en cambios políticos a corto plazo.