¿Cuál es el cisne negro que hace rato sobrevuela el mercado y afecta a los inversores?
Hace ya algunos años, cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos, que luego se extendió como reguero de pólvora a todo el mundo, se hizo popular la figura del "cisne negro". Esta fue una creación del escritor Nassim Taleb, que en un libro de su autoría con ese mismo nombre describe que su aparición involucra los siguientes aspectos:
- Que el suceso tenga un impacto a gran escala, afectando a los agentes socioeconómicos.
- Que sea altamente improbable. En este sentido, que no existan conciencia sobre que el suceso podía darse.
- Tras el mismo, se lo racionaliza con retrospectiva. Es decir, como si el hecho pudiese haberse previsto.
Para Taleb, los cisnes negros en la economía han tenido un impacto tan elevado, que han cambiado los patrones de inversión a corto plazo, cambiando la evolución de los mercados.
¿Cuál es este cisne negro en la actualidad?
Ya transcurriendo el último trimestre del año, puede afirmarse que el cisne negro que se posó en los mercados es nada menos que lo que viene sucediendo con el dólar, en todas sus versiones. De hecho, si se considera como viene evolucionando desde principios de año y se miden las consecuencias, puede afirmarse que se cumplen los tres aspectos necesarios para que se confirme su existencia.
En primer lugar, su impacto puede evaluarse de muchas maneras, siendo quizás la más notoria la que compara la manera en que evolucionó su cotización y como perdió poder adquisitivo frente al peso. En lo que va del año, el dólar blue avanzó poco más del 20% frente a casi el 110% del IPC, lo cual implica una pérdida en términos reales del más del 40 por ciento.
Y si se toma un período un poco más largo, la cuestión es aún peor, ya que en el término de un año, siempre ajustado por inflación minorista, se pasó un dólar blue a precios de hoy de $3.200 a los actuales $1.220, lo cual implica que quien compró a esa cotización hoy pierde más del 60% en términos reales.
Claramente que este desfasaje tiene su impacto tanto en la economía de todos los días, como en el mercado de capitales, en un sentido y en otro. Por un lado aumenta el precio de los bienes y servicios, como también los salarios, que no es otra cosa que la contracara de la ya mencionada pérdida del poder adquisitivo del billete verde.
En cuanto al segundo punto, el que hace referencia a que este fenómeno era altamente probable que no ocurriera, no hace falta nada más que recordar las estimaciones que se hacían en cuanto a lo que podría suceder con la cotización a lo largo del año, al menos para el dólar oficial.
En tal sentido, puede mencionarse que según la encuesta que habitualmente publica el Banco Central, denominada REM, en su edición de diciembre de 2023, el promedio que surgía de las estimaciones de las consultoras y bancos que lo conforman, para el tipo de cambio oficial era del orden de los 1.700 pesos y más cerca en el tiempo, hacia fines de abril lo ubicaban para octubre en $1.154, es decir un 15% por encima de la cotización actual. Eso sin tomar en cuenta las estimaciones no oficiales sobre el probable precio del blue para estas fechas.
Por último, el tercer factor, es decir el que racionaliza lo sucedido, como si se hubiese podido prever, claramente esta premisa también se cumplió. En definitiva, en esta ocasión el cisne negro que sobrevuela la economía argentina tiene nombre: el dólar y su derrumbe.
Sobre este punto, más de una consultora explica este fenómeno como consecuencia de la enorme absorción de pesos que se viene registrando, en línea con la política de "déficit fiscal cero". Las consecuencias derivadas de cualquiera de estos cisnes negros son uno de los riesgos a los que se tiene que hacer frente cuando se opera en los mercados financieros.
El cisne negro también se posa sobre la bolsa
En la Bolsa, el mayor impacto se siente en la cotización de los CEDEARs, ya que como se sabe, la cotización de los mismos depende de como evolucionan en su mercado de origen, en este caso Wall Street, y de la variación del tipo de cambio a nivel local.
Y es aquí donde aparece el cisne negro, ya que al revés de lo que sucedía anteriormente, cuando los CEDEARs ganaban terreno sobre las acciones, en la actualidad se observa un marcado retroceso. De hecho, en algunos momentos de 2023 llegaban a cuadruplicar el volumen negociado frente a las acciones locales, pero ahora prácticamente esa brecha se cerró.
El motivo es sencillo: en lo que va del año, los CEDEARs preferidos por los inversores, que en sus mercados de origen muestran fuertes subas en dólares, localmente avanzan en promedio alrededor de un 50%, en tanto que las acciones duplican ese porcentaje.
Obviamente esta relación era diametralmente opuesta en años anteriores, cuando el contado con liquidación, que es el dólar financiero que se aplica en estos casos subía en forma sostenida, lo cual era un aliciente extra para comprar estos certificados.
Volviendo a los cisnes negros, aunque se trata de sucesos con baja probabilidad de que ocurran, sería un grave error ignorarlos. Y aunque es difícil protegerse de un cisne negro en su totalidad (porque no se pueden prever), es importante contar con una cartera diversificada y estructurada con distintas clases de activos para que puedan actuar como contrapesos en el caso de tener que responder a diferentes circunstancias económicas o financieras.