AFIP, preocupada: la recaudación en agosto sigue en baja, aunque ya está en marcha la moratoria
La recaudación de recursos tributarios alcanzó en agosto $11.764.131 millones, con una variación interanual de 189,6%. Así lo informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
De esta manera, en los primeros ocho meses del año, los ingresos impositivos acumularon la suma de $79.691.248 millones, una suba del 237,5% con relación al período enero-agosto de 2023.
La suba muestra un movimiento negativo en términos reales con respecto al mismo mes del año pasado, ya que el último dato interanual de inflación, correspondiente a julio, mostró un alza del 263,4%.
Recaudación de moratoria y blanqueo
Este mes se registraron ingresos correspondientes a las Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes que entre otros incluyeron el Régimen de Regularización Excepcional de Obligaciones Tributarias, Aduaneras y de Seguridad Social (moratoria).
A mediados de agosto, se pudo ingresar a la primera etapa de la Moratoria, una medida que ofrece 70% de reducción de intereses y 100% de multas. Ofrece una solución para aquellos que necesitan regularizar deudas impositivas, aduaneras y de seguridad social que estén vencidas al 31 de marzo de 2024. Este régimen permite pagar las deudas en cuotas y con la condonación de multas e intereses, lo que puede resultar muy beneficioso para ciertos contribuyentes.
Un aspecto destacado es su flexibilidad en términos de pagos. Monotributistas, pymes y entidades sin fines de lucro pueden acceder a beneficios como hasta 84 cuotas y la condonación del 100% de las multas.
En cuanto a la moratoria, en agosto, en particular, venció el plazo para la cancelación al contado de deuda vencida al 31 de marzo de 2024 con la condonación del 70% de los intereses resarcitorios y punitorios, y se encontró vigente el plan de pago en cuotas. Se recaudaron en el mes $243.096 millones por este régimen.
Esta recaudación incluye $67.676 millones que corresponden a obligaciones adeudadas del Aporte Solidario y Extraordinario (Ley 27.605) que fueron regularizadas bajo el presente régimen, las cuales no forman parte de los recursos tributarios.
También aparecieron los primeros aportes del blanqueo: en este mes se encontró vigente la adhesión a este régimen con el pago adelantado de no menos del 75% del impuesto especial de regularización para aquellos sujetos que adhieran antes del 30 de septiembre.
Se recaudaron $133 millones en moneda nacional.
Todas las fichas a Ganancias
Lo que parece claro en las cifras de recaudación es que el superávit fiscal no está asegurado, a no ser que haya un contrapeso para la merma que se espera en los próximos meses en varios rubros.
Y es ahí donde todas las fichas del gobierno están en el impuesto a la Ganancias. O, mejor dicho, en el nuevo impuesto a los ingresos, como se rebautizó a Ganancias de la cuarta categoría, y que alcanzará a unos 800.000 asalariados de la franja superior.
En los papeles, el regreso de Ganancias permitirá un incremento de 0,4% del PBI, lo cual, según los cálculos de Toto Caputo, disiparía las dudas respecto de la consecución del superávit fiscal. Claro que, a diferencia de lo que ocurre con el impuesto PAIS -cuya recaudación queda íntegramente para el Tesoro-, lo que ingrese por Ganancias se debe coparticipar con las provincias, que se quedan con 58% de la caja.
Pero el gobierno apuesta a que su jugada salga bien. La historia reciente demuestra que Ganancias es uno de esos impuestos que son relativamente inmunes a los momentos recesivos como el actual. A diferencia de tributos como el IVA, cuyo nivel de recaudación está directamente vinculado a la fase -expansiva o recesiva- del ciclo económico, Ganancias suele mantenerse, porque su ingreso depende del incremento nominal de los ingresos, que en una economía inflacionaria siempre tiende a subir.
De todas formas, entre los analistas no hay consenso respecto de cuánto tiempo llevará para que la reforma legislativa sobre Ganancias deje ver plenamente su impacto en las cuentas fiscales. Y esas dudas sobre la sustentabilidad del superávit se acrecentaron por la ralentización en la eliminación de subsidios estatales a la energía, en el marco de la preocupación oficial por acentuar la desinflación.