Dólar, inflación y frente fiscal: por qué se vienen los meses más exigentes para Caputo
Por fuera de la Residencia de Olivos, el economista tucumano Ricardo Arriazu, apoya el rumbo económico de la administración de Javier Milei. Dentro de la Quinta presidencial, también lo hace, el analista porteño y velezano, Juan Carlos de Pablo, quien hace unos días sentenció, acertadamente, que el presidente no puede aflojar con la política económica y fiscal porque "se convertiría en un pato rengo".
Una descripción de la zoología que contiene una metáfora en el terreno de las ciencias políticas. Un pato rengo es la descripción del querer y no poder y hace alusión a un presidente electo por el pueblo al que se le acerca la fecha de entregar el cargo a un sucesor, también electo popularmente.
Una situación de final de mandato que Juan Carlos de Pablo alerta que podría adelantarse dramáticamente si Javier Milei abandonara una de las cuatro anclas que cimentan el proyecto económico de su gobierno. Desechar el ancla fiscal sería el final o el fin, para utilizar la palabra favorita del vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando finaliza un escrito.
Acaso porque se conocen desde los tiempos en los que Javier Milei compartía escritorio con José Luis Espert en la consultora que dirigía de Pablo, el presidente lo escucha y mucho al autor de libros, conferencista y habitual invitado de los programas periodísticos, en los que suele advertir acerca de la importancia de sostener las cuentas fiscales equilibradas.
Los mercados analizan la fragilidad del ancla cambiaria y se encienden las alarmas
El problema con los anclas para un programa económico es que deben ser muy firmes para sostener un portaaviones como la Argentina que desde hace décadas es como un navío azotado por maremotos consecutivos.
Fuera de la Casa Rosada y del Palacio de Hacienda, Javier Milei y Luis Caputo intentan transmitir optimismo y mostrar, con soberbia habitual, el camino del ajuste adoptado y tolerado por la sociedad, principalmente por los decepcionados de gobiernos pasados que esperan humildes y estoicamente, tiempos mejores.
Pero, la caída de los valores de las acciones en el exterior, la suba del riesgo país, la volatilidad del dólar, la lenta liquidación de la cosecha del complejo oleaginoso cerealero, que explica el 50,01% de las ventas al mundo de la Argentina según datos del INDEC, y la caída de la actividad económica son sombras más significativas que las de Grey en la ficción literaria, y ponen en entredicho el futuro del plan y el equipo económico elegido por Milei.
El futuro de Luis Caputo se juega en el segundo semestre
Los últimos seis meses del año serán los más exigentes en materia financiera para la Argentina. "Todos los vencimientos de deuda en moneda extranjera entran en un sendero ascendente en el segundo semestre", explican en el Centro de Estudio Scalabrini Ortiz (CESO) de Rosario.
En julio vencen cuotas de capital por la deuda renegociada en 2020. Son u$s 2.700 millones. También hay que pagar más de u$s 600 millones al Fondo", y aún está inconclusa la resolución del swap de monedas con China. En ese contexto, la carencia de divisas para pagar las deudas es el mal recurrente de la Argentina a la que ya no le alcanza con "una buena cosecha".
Y, si encima la liquidación de las ventas del agro viene demorada y la presión por terminar con uno de los fundamentos del plan cambiario de Caputo, el crawling peg al 2%, comienza a hacerse sentir, incluso con el componente de una tendencia al alza de los dólares libres que estira la brecha cambiaria con el dólar oficial por encima del 40%, las alarmas comenzaron a sonar de manera estruendosa en el quinto piso del ministerio de Economía y en el Banco Central que conduce Santiago Bausili.
El crawling peg, o devaluación administrada, ya ha sido adoptado por otros gobiernos y en muchos países de América Latina y se caracteriza por ser un esquema de fluctuaciones leves y periódicas en el tipo de cambio que las empresas ligadas a la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) no parecen estar de acuerdo en convalidar a juzgar por el ritmo de las liquidaciones por ventas al exterior.
Mayo, un es irregular
Financieramente, para el Gobierno, mayo fue un mes tan irregular como lo fue en materia política. Pudo enseñar un índice más bajo de inflación, pero no logró disimular una caída en los ingresos de dólares del orden del 37% si se lo compara con el mismo mes del año pasado cuando regía el dólar soja. Pudo organizar una fiesta patria con apoyo popular en Córdoba, en medio de peleas en el gabinete de ministros, pero no logró firmar con los gobernadores un pacto anunciado en marzo por el propio presidente. Los 2.612 millones de dólares que ingresaron por ventas de la industria de la oleaginosa son escasos con el potencial que tiene el campo nacional.
Ciara-CEC señaló en un documento que, "...la exportación de granos sigue trabajando con altos niveles de capacidad ociosa, así como la industria aceitera, padeciendo márgenes negativos permanentes, algo que creció este mes debidos los paros de los sindicatos aceiteros que paralizaron la actividad por razones ajenas a la industria". Los claroscuros de la economía alcanzan a ensombrecer la potencia del sector agropecuario. El principal producto de exportación del país es la harina de soja (12% del total), que es un subproducto industrializado. El segundo producto más exportado el año pasado fue el maíz (11%) y el tercero fue el aceite de soja (6,9%)".
Para Gustavo Idígoras, titular de Ciara-CEC, el país se encamina a un "fracaso total de la industria y a la desaparición de la soja por las medidas distorsivas que llevan muchos años y la incorporación agresiva al mercado de países vecinos y de los Estados Unidos".
Estos factores ponen bajo presión la estrategia del plan Caputo-Bausili y, desde Rosario, el analista Andrés Asiaín, sostiene en su informe para el CESO que en mayo deberían haber comenzado a ingresar en tiempo y forma los dólares por la liquidación de la cosecha gruesa.
Pero, advierte, "...si el Gobierno cede a las presiones devaluatorias, la inflación volverá a acelerarse y se pronunciará la caída de la actividad económica; situación que choca con las perspectivas de éxito del programa económico. Una tercera vía, para el gobierno, es la posibilidad de acceso a nuevo endeudamiento externo que garantice los dólares necesarios para sostener el tipo de cambio actual, perspectiva que aún parece lejana", según los trascendidos que llegan desde el Fondo Monetario Internacional en Washington, donde Luis Caputo suele ir devotamente de la misma manera en la que los fieles católicos acuden a San Pancracio: el santo del dinero.