Tras escalada del blue, Caputo necesita urgente más dólares del campo para sostener al oficial
"La lucha del Gobierno es contra la inflación de los precios de los bienes y servicios y, para ello, muestra números de recorte de gastos, reducción del déficit fiscal y congela el dólar oficial para frenar un nuevo desborde inflacionario" que sería letal para el futuro político de la administración de Javier Milei, explica un asesor de "Toto" Caputo, que monitorea en su celular las cotizaciones del billete estadounidense mientras intercambia unas palabras con este periodista.
En este contexto, el equipo económico siguió muy de cerca lo que sucedió este martes con el dólar blue, que subió $50 hasta tocar los $1.230 en las cuevas del microcentro porteño, tras el salto de $60 anotado en la víspera. De esta manera, la divisa marcó un nuevo récord nominal desde finales de enero y acumula en lo que va de mayo una suba de $170.
Así, en medio de las presiones que genera una mayor brecha cambiaria sobre el tipo de cambio oficial, el cepo es el menor de los problemas coyunturales de la administración de La Libertad Avanza.
Las deudas pendientes del Gobierno
Milei y Caputo no le temen a la ira de Pedro Sánchez; a los comentarios de los "bustos parlantes", como denomina la prensa estadounidense a los expertos en economía que no dejan de demandarle al Gobierno la apertura del cepo cambiario; a las amenazas de los sindicalistas vernáculos o al kirchnerismo sin rumbo y enemistado entre ellos, sino que están nerviosos porque necesitan saber si los dólares alcanzarán y sostendrán la base sobre la que construyen los planes económicos para 2024, que está repleto de millonarios vencimientos de deuda "en verdes", como acota un analista del Banco Central.
En la City financiera les cuentan las costillas a los funcionarios de Caputo. Saben que este año será crucial para sostener la credibilidad en el exterior que, en definitiva, es para lo que se está trabajando con tanta motosierra y licuadora funcionando.
Entre 2025 y 2035, los vencimientos promedio con acreedores extranjeros ascienden a una cifra cercana a los 6.700 millones de dólares, pero esa cifra es ligeramente más alta el próximo año cuando se acerquen a los 8.000 millones de dólares.
Pero, también hay importantes vencimientos para el segundo semestre de 2023.
Con ahorristas privados se deberán desembolsar vencimientos de intereses y capital de títulos públicos por 2.755 millones de dólares, mientras que, con organismos de créditos multilaterales, como el FMI y el BID, suman otros 2.238 millones de la moneda estadounidense que podrían ser refinanciados con nuevos giros del FMI.
En ese sentido, se explican las reiteradas reuniones de funcionarios de economía en Washington y en Buenos Aires con autoridades del FMI para intentar una nueva refinanciación que podría venir con dólares frescos cuestión que, por ahora, no parece encontrar demasiado eco entre los integrantes del Fondo ni entre los políticos del ala demócrata del presidente Joe Biden que no pueden comprender la campaña a favor de Donald Trump que realiza Javier Milei.
Caputo depende de los dólares del campo
Ahora bien, los viajes al exterior de los funcionarios del equipo de Luis Caputo deberán cambiarse por reuniones en el interior del país o en Buenos Aires con empresarios del agro porque, una vez más, rige el axioma, "la Argentina se salva con una buena cosecha".
Para muchos analistas agropecuarios es una frase hecha que no es verdadera, pero para Luis Caputo la liquidación de los agroexportadores es vital para sus planes.
En el Palacio de Hacienda de la calle Balcarce afirman: "Estamos esperando los dólares de la cosecha gruesa, que comenzaron a liquidarse en abril y continuarán hasta mediados de año. Todavía se especula con el monto final de las ventas de este año".
Durante la tarde del lunes 20 de mayo, hubo más optimismo porque llegaron los reportes por un mayor ingreso de camiones a los puertos del Gran Rosario en el que se contabilizaron 5.500 camiones diarios durante la última semana y se recuperaron cifras registradas a la campaña del año 2022, según Agroentregas.
La mayoría de los ingresos al puerto fueron de soja y, de esa manera, comenzó a revertirse la tendencia en cámara lenta que mostraban las exportaciones de granos durante abril.
Mientras que, en el campo, los productores tomaron nota de que Caputo y Bausili no van a modificar el ritmo de devaluación de la moneda oficial, los productores decidieron liquidar porque el precio de la soja en el mercado internacional comenzó a subir, pese a que la brecha cambiaria volvió a ampliarse.
Para los analistas de la Bolsa de Rosario la competitividad del sector agroexportador está en riesgo y los valores que reciben por su cosecha se van licuando al tiempo que pierden poder de compra.
Así, se está tornando más desventajosa la relación insumo-producto, por lo que el productor debe desprenderse de más granos para comprarlo con respecto a la campaña anterior.
Sin embargo, los precios internacionales comenzaron a acompañar y para mayo, proyectan exportaciones de granos por más de 2.000 millones de dólares.
Ahora bien, si los agroexportadores deciden dejar de tensar la cuerda para obtener una devaluación, al Gobierno de Milei todavía le resta la prueba por el RIGI y tener la ley Bases sancionada cuanto antes por el Congreso para que ingresen capitales en forma de inversiones bajo el régimen de incentivo para grandes inversiones (RIGI).
En este contexto, el Ministerio de Economía continúa administrando el comercio exterior limitando el pago de importaciones. El Banco Central de Santiago Bausili retacea los dólares correspondientes para cancelar en tiempo y forma las importaciones como sucedió, también, durante la gestión de Alberto Fernández y Sergio Massa.
Por estos motivos, Caputo observa con atención los movimientos del dólar blue y los financieros, pero, principalmente, está atento al ingreso de divisas en un escenario de fuerte presión devaluatoria del complejo agroexportador y de los burócratas del Fondo Monetario Internacional (FMI) que colocan a la cuestión en primer lugar para definir un nuevo acuerdo que brinde un horizonte de estabilidad financiera para el Tesoro durante el próximo año.