Nueva movilidad jubilatoria: ¿servirá para recuperar la pérdida de poder adquisitivo?
Todo lo referido a la reforma del régimen de jubilaciones vigente da lugar a una intensa polémica, cuyo punto más álgido es el referido en lo que hace a cuánto debería ascender el monto compensatorio para cubrir el desfasaje que existe en estos meses entre el avance de la inflación y el porcentaje del último aumento correspondiente al primer trimestre del año de acuerdo al sistema vigente.
En tal sentido, son públicas las presiones provenientes tanto de bloques "amigos" como de la oposición para que el Gobierno modifique la forma de cálculo a partir de abril, pero que además incorpore al porcentaje que surja del nuevo esquema una compensación por la inflación pasada.
Es obvio que los tiempos parlamentarios y las necesidades del sector pasivo van por carriles muy diferentes, por lo que el Gobierno decidió apelar una vez más a un DNU para establecer un período en el que coexistirán ambos métodos de cálculo.
El Gobierno Nacional decidió por decreto establecer la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que impactará en los haberes recién a partir de julio. Para abril, mientras tanto, se aplicará un ajuste del 12,5% decidido por el Gobierno, más adelantos todavía no precisados de la movilidad correspondiente a junio que llevarán la mínima a 172.000 más el bono, lo que hará que nadie cobre menos de 204.445 pesos.
Para los especialistas en tema previsionales el DNU presenta cierto grado de confusión, pues establece una especie de superposición entre el régimen anterior hasta fines de junio. En este período los incrementos en los haberes serán tomados "a cuenta" del cálculo que surja del régimen actual, existiendo la posibilidad de que se registre algún tipo de compensación en caso de existir desfasajes.
En cuanto a abril, se aplicará esa compensación del 12,5% más la inflación de febrero, en tanto que en mayo se abonará un adelanto de la movilidad correspondiente al mes de junio del mismo año; y en junio un incremento calculado conforme a la pauta fijada en el artículo 32 de la Ley N° 24.241.
Dichos aumentos "serán a cuenta de la movilidad a pagar en junio de 2024 conforme el índice que se obtendrá de acuerdo a la fórmula de movilidad vigente a la fecha del dictado del presente. Una vez obtenido el porcentaje que surja de esta, se descontarán los puntos porcentuales de los incrementos acumulados que la persona beneficiaria hubiera percibido", explicó el Poder Ejecutivo.
"En caso de que estos superen el aumento calculado según la fórmula mencionada en el primer párrafo de este artículo, no se descontará la diferencia, la que se considerará incorporada al haber. Si fueran menores a dicho aumento, se abonará la diferencia resultante", se agregó.
Conocida la historia reciente, la pregunta para los próximos meses es si con la nueva fórmula de movilidad, el sector pasivo logrará o no recuperar parte de lo perdido en el año. En tal sentido la clave será la forma en que evolucione la inflación minorista, para lo cual podrían plantearse dos escenarios.
Jubilaciones: el escenario de baja de la inflación
Tomando como referencia las estimaciones que están incluídas en el REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) que recopila mensualmente el Banco Central, se elaboró el siguiente cuadro, del cual surge que el IPC rompería el piso de los dos dígitos en junio de este año, para luego seguir descendiendo lentamente hasta estabilizarse en el último trimestre. De esta manera, el año culminaría con una inflación del orden del 210 por ciento.
Si se compara esta estimación con la de las jubilaciones, surge en primera instancia que el "efecto licuadora" alcanzó su punto máximo en febrero, pues hasta ese momento estas no recibieron ningún ajuste en tanto que los precios minoristas treparon nada menos que un 36%, por lo que la caída fue del orden del 27 por ciento.
Luego, con el ajuste de la movilidad en marzo, de acuerdo a la fórmula anterior, la pérdida se redujo al 19%, pero con la aplicación de la nueva fórmula, en abril la merma se reduciría a solo el 8 por ciento.
Siempre considerando las estimaciones del REM y la nueva fórmula, hacia junio o julio las jubilaciones estarían igualando al acumuladoi de la inflación minorista, pero a partir de ese momento comenzaría a ganar en términos reales, lo cual puede visualizarse en el cuadro.
Si se cumplen estos pronósticos, hacia septiembre el resultado sería positivo en un 3% y se cerraría el año con un incremento del orden del 7 por ciento.
¿Cómo se lograría esta recuperación?
La respuesta es que se debe a que la movilidad plantea un desfasaje de dos meses para el cálculo de los haberes con una inflación decreciente, por lo que está capitalizando una diferencia que solo cedería si se va a una estabilización de la inflación.
Esta situación responde de alguna manera a lo que en economía se denomina el "efecto Olivera Tanzi", según el cual ante un freno de la inflación se produce una ganancia real de la "recaudación" que en este caso sería el ingreso de la clase pasiva.
Escenario de inflación a la suba
En sentido inverso a lo expuesto anteriormente, si la inflación comienza a mostrar una tendencia a la suba, el resultado será una nueva pérdida del poder de compra de la clase pasiva, cuya profundidad dependerá de la evolución mensual del IPC y obviamente de la velocidad del incremento