Milei empodera a Caputo para librar la madre de todas las batallas: llegar al segundo semestre con inflación en baja
"Luis no tendrá la retórica del Mingo Cavallo, pero Javier quedó impresionado por su nivel de llegada a los banqueros de Manhattan, y eso en su puesto vale oro". Luis es Caputo, y Javier, claro, es Milei, el presidente de la Nación.
Y el que lanza esa frase es un operador todo terreno que volvió al primer plano de la comunicación política y conoce parte -nunca puede decirse que alguien conoce el todo-, del nuevo entramado de poder en formación de la política argentina, que entremezcla a libertarios, liberales, macristas, peronistas y otros referentes de la derecha, dispuestos a dejar atrás el experimento populista que el kirchnerismo aplicó a lo largo de las dos últimas décadas.
En el nuevo Gobierno saben que, entre los nuevos ministros (9), el que deberá afrontar el escenario más desafiante es "Toto" Caputo, el "mago de las finanzas" admirado tanto por Macri como por el presidente libertario. El rol de Caputo es múltiple en el desafiante escenario que se está empezando a construir, y que busca transformar un Estado que durante mucho tiempo estuvo orientado a regular a fondo la actividad privada, y ahora buscará correrse de la mayoría de sus roles de contralor, para transformarse en un facilitador que permita al sector privado liberar todo su potencial, según lo que considera el ideario liberal.
Tras su accidentado debut para anunciar el primer paquete de medidas, a Caputo se lo vio más cómodo en una entrevista televisiva en la que buscó llevar tranquilidad a varios sectores que Milei considera claves para el mundo conflictivo que viene: quienes cobran planes sociales, los jubilados y pensionados, y ese universo conformado por los sectores más humildes que votaron al libertario y una clase media en muchos casos ligada al comercio y la industria pyme, que vio en Milei a una posibilidad de que le saquen en serio la "pata" de encima.
El control de la calle será central ante las medidas de ajuste lanzadas, y de eso deberán ocuparse Patricia Bullrich, tal vez Luis Petri y, sobre todo, el alcalde porteño Jorge Macri, en una actuación coordinada. Con una protesta piquetera ya lanzada para el 20 de diciembre -una fecha fatídica para los argentinos por haber dejado una estela de violencia y muerte que aún duele 22 años después-, caciques cegetistas que comienzan a mostrar los dientes y "organizaciones sociales" que no quieren ceder sus cuotas de poder, todo será cuesta arriba en un verano que se avecina más caliente que nunca.
Cuál es el rol de Caputo dentro del Gobierno
Caputo desempeña un rol central para defender el modelo de ajuste con ancla fiscal a través del que busca llegar al segundo semestre del año con un costo de vida en desaceleración. Claro que estos meses serán más que duros. Para diciembre la inflación ya está instalada en la zona del 20/25 por ciento. El propio Caputo reconoce que será superior al 12,8% que arrojó noviembre. La duplicaría, dicen consultoras privadas. A esto se suma el sombrío pronóstico del JP Morgan, que estimó una inflación del 60% en el primer bimestre del año.
"Si dejábamos que esto continuara como venía, a fines de 2024 no sólo íbamos a tener una inflación del 15.000 por ciento anual, sino también casos dramáticos para los pobres, como que una leche suba de 400 a 60.000 pesos", exageró Caputo, como estrategia preventiva para tratar de lograr algún grado de resistencia para defender las medidas que aún faltan, y que podrían ser aún más draconianas que las actuales.
Con un poco más de cintura política de la que se le conocía, Caputo aprovechó su primera aparición pública televisiva para enviar señales conciliadoras a quienes cobran planes sociales -les aseguró que el gobierno los cuidará-; también a los empleados que dejaron de tributar Ganancias luego del Plan Platita de Sergio Massa -ya no está claro si buscarán revertir la ley-, y a los jubilados y pensionados, que en muchos casos viven el drama cotidiano de la miseria, o por ejemplo no puede comprar medicamentos que más que duplicaron su precio en el último mes.
Caputo dijo que no está claro que se vaya a buscar revertir la rebaja del impuesto a las Ganancias que tributaban bancarios, aceiteros, constructores, visitadores médicos y otros sectores que tienen salarios por encima de la media. También aseguró que se busca que los jubilados cobren más en los próximos meses, y no menos. La jugada no está clara del todo, pero tal vez el "mago" comience a mostrar algunos trucos y logre votaciones clave en la Cámara baja a cambio de ceder algunos de sus objetivos.
Con los gobernadores en la mira
El ministro de Economía mostró además los dientes hacia los gobernadores ("son ellos los que quieren revertir Ganancias para recibir más plata de los impuestos", sugirió Caputo), y dejó entrever que una vez pasado el torbellino inicial, que incluirá una quita de subsidios en dos etapas para tarifas de electricidad y gas, los melones podrían empezar a acomodarse a medida que la camioneta avanza hacia el objetivo final.
"A esta le dicen la silla eléctrica, pero nos encargaremos de desenchufarla", se permitió bromear el ministro que -si se lo observa con detenimiento- parece tener una preocupación muy grande por lo que podría deparar esta crisis casi sin precedentes.
En la agenda inmediata de Caputo figura pagar el vencimiento de deuda con el FMI del 21 de diciembre próximo. Son 687,5 millones de Derechos Especiales de Giro o DEG (unos u$S910 millones). En 2024 habría que afrontar pagos por unos u$s7.500 millones, de los cuales u$a3.000 millones son intereses. El Gobierno espera definir rápido un nuevo acuerdo con el organismo, que aplaudió las medidas de Milei-Caputo.
Los próximos pasos serán monitorear de cerca el comportamiento de las principales variables para ver si se confirma cierta tendencia a mejorar. Hay dos que le interesan especialmente al ministro de Economía: la brecha cambiaria (que un día después de las medidas cayó en forma estrepitosa a la zona del 25%), y el riesgo país, que marca un importante declive. Son justamente dos de los "logros" que pondrá sobre la mesa el ministro, cuando llegue la hora de sentarse a negociar en serio con los acreedores, y a pedirles en paralelo que vuelvan a apostar por la Argentina.
Parece una misión imposible, pero el mago parece tenerse fe, y Javier está decidido a respaldarlo.