¿Massa podrá evitar otro salto del dólar en próximas semanas?: los 3 tests que deberá superar
Hace dos semanas, cuando el Gobierno decretó una devaluación del 22%, llevando la cotización del dólar mayorista a $350, la idea de Sergio Massa era sostener ese valor hasta fin de octubre, una vez que pasen las elecciones presidenciales. El ministro lo sigue pensando, a pesar del reclamo del FMI para que el tipo de cambio no pierda competitividad. ¿Podrá el titular del Palacio de Hacienda ganar la pulseada? ¿Cuál es el margen para evitar otra devaluación?
En la City, los financistas siguen la evolución de las variables al detalle. La situación luce muy delicada, tanto o más que hace algunas semanas, a pesar del acuerdo con el Fondo Monetario que habilitó el desembolso de u$s7.500 millones. La cuestión no está tan clara. Se vienen semanas determinantes. Ya no sólo para determinar quién será el próximo habitante de la Casa Rosada. Todavía quedan dudas sobre el panorama cambiario. Más allá del objetivo del Gobierno y del reclamo del FMI.
Pablo Goldín, economista jefe de la consultora MacroView, dice que habrá que monitorear tres variables a la hora de evaluar si el Gobierno podrá sostener la actual paridad cambiaria sin modificarla de nuevo antes de las elecciones de octubre. O incluso más allá, hasta el balotaje de noviembre.
Test 1: el Banco Central
Desde que el Gobierno dispuso el dólar agro de $340, el Banco Central pudo revertir la tendencia negativa y pasó a comprar divisas en forma neta.
A poco de finalizar agosto, el BCRA pudo adquirir más de u$s1.000 millones. Hubiesen sido más si no fuera por las masivas intervenciones realizadas en la semana previa a las PASO. En aquel momento tuvo que vender a razón de u$s100 millones diarios.
Las compras, por otra parte, requirieron de una medida de fuerza muy costosa para la actividad económica: el bloqueo muy fuerte a las importaciones. Hoy en día existen problemas en sectores muy sensibles -que incluyen al rubro médico, lo que da una idea de la gravedad de la situación- y el golpe sobre la economía es muy duro.
No solamente faltan insumos y productos críticos para la producción; lo que se consigue ya vale a precio dólar libre, que supera los $700 y en el caso del "contado con liqui" se acerca a los $800, lo que alimenta peligrosamente a la inflación.
Según Goldin, en las próximas semanas habrá que prestar suma atención en la ecuación diaria del Banco Central. Si la autoridad monetaria deja de comprar -y otra vez tiene que vender dólares para mantener la cotización de $350- al Gobierno se le hará dificilísimo cumplir con la promesa de evitar otro salto cambiario.
No es casual que Massa haya incluido entre los últimos anuncios, la posibilidad de un "dólar soja 4" a $440. Lo dijo cuando dispuso que la industria aceitera podrá disponer libremente del 25% de las divisas que genere.
Test 2: la brecha
Con la devaluación post PASO, Massa buscó achicar la brecha cambiaria. Una distancia del 100% entre el dólar oficial y los dólares alternativos no hace más que quitarles incentivos a los exportadores para liquidar divisas.
Una devaluación podría achicar esa diferencia. Pero no fue lo que sucedió. Al contrario, la brecha cambiaria está ahora más abierta que antes de la devaluación.
Lo dicho más arriba, el Gobierno intervino muy fuerte para evitar una disparada del contado con liqui y, sobre todo, del MEP. La estimación de Goldín es que durante agosto ya vendió algo más de 1.000 millones de dólares.
Un contado con liqui casi en $800 y un MEP (intervenido) en $700 le pone una fuerte dosis de incertidumbre al mercado cambiario. Y sin una fuerte corriente de liquidaciones de divisas, entonces las dudas del dólar a $350 vuelven a crecer.
Test 3: la inflación
Tras la devaluación, la suba de los precios se dio de manera automática. Agosto finalizará en dos dígitos, y es muy probable que septiembre también.
Una presión muy fuerte sobre el IPC se trasladará indefectiblemente al mercado cambiario. El nuevo dólar de $350 no podría permanecer estático por demasiado tiempo.
En todo caso, la pregunta es si el Gobierno podrá mantenerlo más allá del 22 de octubre, incluso si llega sin modificaciones hasta ese momento.
¿De qué depende? Ciertamente de la fluidez de los dólares hacia el Banco Central. Si en los próximos días, la autoridad monetaria vuelve a resignar divisas, entonces no quedará más remedio que volver a soltar la cotización.
Eso no significa que vuelva a hacerlo a través de un salto de golpe. Antes, tiene la chance de hacerlo a través del "crawling peg" (minidevaluaciones diarias), que seguramente podrá servirle para atraer dólares, pero con el contratiempo de una aceleración inflacionaria.
No da la impresión de que el ministro de Economía tenga demasiadas alternativas. O resuelve con éxito estos tests de las próximas semanas o no tendrá más opción que volver a mover el tipo de cambio.
No es que lo haga para resolver nada. El reencauzamiento de la economía va a depender del próximo gobierno y del plan de estabilización que ponga en práctica. Ahora -y hasta que se sepa quién gobernará la Argentina desde el 10 de diciembre- se trata, tan sólo, de impedir una explosión que agrave todavía más las cosas.