La nueva controversia de Milei: por qué su plan para rescatar las Leliqs es calificado por Massa como "un nuevo Plan Bonex"
Antes que el debate sobre la dolarización, hay otra propuesta de Javier Milei que podría generar una controversia mayor aun: la forma de resolver el problema de las Leliqs, esa gran "bola" de títulos que hoy constituye más de dos tercios del pasivo del Banco Central. Y propone canjear esas letras por bonos del Tesoro.
El problema es que las Leliqs, que son títulos de corto plazo, están compradas con los pesos que los ahorristas depositan en los bancos. Y muchos advierten que un canje de ese tipo podría perjudicar al público.
Mientras tanto, sólo por pago de intereses, las Leliqs inyectan todos los meses al mercado alrededor de $1 billón -y los expertos afirman que, con la reciente suba de tasas de interés, la cifra debe agrandarse en $120.000 millones. Es por eso que se los economistas ortodoxos lo consideran no solamente el verdadero déficit fiscal sino una verdadera "bomba de tiempo" inflacionaria.
Para Milei, la resolución de este problema es una condición previa a instrumentar su ansiada dolarización. Y la forma en que prevé hacerlo ya genera controversia, porque para muchos guarda un fuerte parecido con el recordado "Plan Bonex" de 1990, uno de los momentos más traumáticos de la historia económica reciente, que licuó depósitos bancarios.
De hecho, el propio Sergio Massa ya está agitando la alerta sobre un perjuicio para los ahorristas.
"Espero que los bancos alerten a sus clientes. Porque lo que Milei dijo es que si él es presidente va a haber un plan Bonex. Cuando él describe cómo trata los pasivos del Banco Central, cómo trata las Leliqs lo que está diciendo es que va a manotear el dinero de los ahorristas", dijo Massa, entrevistado en TN.
La estrategia del ministro/candidato es de alto riesgo, porque en el afán de infundir temor sobre la propuesta de Milei, arriesga a que los ahorristas quieran adelantarse a una medida drástica y que se profundice una corriente de salida de depósitos ahora mismo. De hecho, los analistas ya están advirtiendo que una de las primeras reacciones post PASO fue un notorio incremento en la salida de pesos del sistema bancario -sólo el lunes se retiraron $338.467 millones-.
¿Qué fue el Plan Bonex?
El Bonex quedó en la memoria histórica de los argentinos como sinónimo de confiscación y defraudación a los ahorristas por parte del Estado. Y periódicamente, cuando se producen turbulencias financieras, su fantasma vuelve a recorrer la City financiera.
Básicamente, consistió en el canje compulsivo de todos los bonos de deuda soberana y de los depósitos a plazo fijo en pesos, por un nuevo bono en dólares, pagadero a 10 años, con dos de gracia y ocho pagos anuales de capital, a interés variable. El plan fue anunciado en diciembre de 1989, tras la asunción de Antonio Erman González como nuevo ministro de economía, luego del fracaso del plan estabilizador elaborado por la empresa cerealera Bunge & Born, que derivó en un nuevo pico hiperinflacionario.
En aquel momento, los depósitos bancarios a 30 días remuneraban tasas por encima del 400%. El equipo económico de ese momento tomó la medida del canje compulsivo como forma de frenar la ola inflacionaria. Y, al mismo tiempo, dejó flotar al dólar.
Como consecuencia, se produjo una profunda recesión, en un mercado falto de liquidez -se estima que la confiscación del Bonex equivalía a un 60% de la base monetaria-. Como contracara, el Banco Central logró recuperar reservas, dado que las exportaciones crecieron al triple que las importaciones. Los críticos del plan alegaban que, con la baja liquidez, se permitió que rápidamente se apreciara la moneda, con lo cual el régimen de convertibilidad, que se implementó un año más tarde, ya arrancó en una situación de retraso cambiario.
Lo cierto es que el plan sí logró cortar la inflación, que en marzo a un nivel mensual de 95% y cayó en diciembre a 4,7%. Pero se hizo al costo de una profunda recesión, con uno de los PBI per capita más bajos de la historia, en torno de u$s6.245.
Y, naturalmente, quedó la herida en la confianza sobre el sistema financiero, donde se había producido una histórica exacción. Quienes no podían esperar 10 años, debieron vender sus Bonex al valor de mercado, asumiendo una fuerte pérdida de capital.
Desarmando la bomba
Lo cierto es que, tras el impacto causado por el "batacazo"de Milei, volvieron al tapete las palabras "Leliq" y "Bonex", usualmente pronunciadas en la misma frase.
¿Qué es exactamente lo que propuso el candidato libertario? En una entrevista con Bloomberg dijo que piensa rescatar las letras del Banco Central mediante un canje con títulos públicos, que cotizan nominalmente en u$s120.000 millones. Desde su punto de vista, basta con que la cotización de mercado de los bonos llegue a un tercio de la nominal para que la "bola", que él estima en unos u$s30.000 millones, pueda quedar saldada.
La resolución a este problema no es, en realidad, algo que solamente tenga ocupados a quienes piensan en una dolarización, sino que desde hace tiempo fue diagnosticado como un problema por todas las fuerzas políticas.
Su volumen ya pasó la marca de $13 billones, pero si se le suma otros pasivos por los cuales el BCRA paga intereses como los depósitos de bancos conocidos como "pases", llega a $17 billones, lo que al tipo de cambio oficial equivale a u$s48.500 millones. Es una cifra que impresiona cualquiera sea el parámetro de comparación: respecto del PBI, los pasivos del BCRA eso implica un 13% del PBI.
Y respecto de los pesos ahorrados en los bancos, también la "bola" de Leliqs es impactante, porque en el último informe oficial había $11.600 millones en plazos fijos, con el agravante de que mientras el stock Leliqs crece en términos reales -es decir, varía por encima de la inflación- el volumen de depósitos bancarios está cayendo, aun con el aliciente de las subas de tasas.
Y el dato coexiste con el de una caída de la base monetaria a mínimos históricos de 4,7% del PBI, lo cual denota una caída en la demanda de dinero. En otras palabras, los pesos cada vez "queman" más en los bolsillos, generando un efecto de aumento en la circulación. Es algo que alarma particularmente a los economistas, porque en situaciones así, aun cuando no se inyecte dinero al mercado, se produce un efecto similar al de un aumento de la emisión.
La polémica propuesta de los libertarios
Si en el diagnóstico todos coinciden, la divergencia pasa a ser cómo realizar el desarme de la bomba de Leliqs. Quien primero causó revuelo sobre este tema fue Carlos Rodríguez, el ex viceministro de economía de la etapa menemista que ahora coordina al equipo de asesores de Milei.
Antes de las PASO, Rodríguez había cuestionado la política de tasas del BCRA. "Pagan sobre el dinero una tasa de 154%, emitiendo más dinero (Leliqs) ¿Cómo no van a tener una tasa de inflación de 114%? Los últimos 12 meses el stock de Leliqs creció más de 150%. La tasa de remuneración de las Leliqs es el principal determinante de la inflación. Para bajar la inflación hay que bajar la tasa de interes de las Leliqs, explicando bien para que no haya corrida. Y no emitir", argumentó Rodríguez.
El asesor del candidato "libertario" admitió que puede haber un efecto de alza del dólar, pero confía en que se tratará de corto plazo y que luego se revertirá, en un típico reflejo de "overshooting". Y dio detalles con cifras sobre la propuesta: la baja inicial de la tasa de interés sería hasta el escalón de 100%, y luego seguiría una evolución paralela con la inflación, que en la previsión de Rodríguez sería en un sendero descendente.
El mensaje de Rodríguez generó una polémica instantánea en las redes sociales, en la que participó, entre otros, Lucas Llach, ex vicepresidente del Banco Central durante la gestión macrista, que insinuó que esa medida provocaría una salida masiva de depósitos del sistema bancario. Otros expertos de la city plantearon que, en realidad, esa propuesta se asimila a una nueva forma de licuación de activos de los ahorristas mediante un doble shock cambiario e inflacionario.
Sin embargo, Rodríguez desestimó las expresiones de alarma, y sostuvo que en realidad el volumen real de los plazos fijos tiende a permanecer estable y que no ha demostrado cambios ante las variaciones de tasas de interés de los últimos años.
El jefe de asesores de Milei avanzó en algunos detalles técnicos sobre cómo sería el plan para hacer caer el volumen de las letras del Banco Central. Propone un menú de tres opciones para los inversores a la fecha del vencimiento de las Leliqs: el primero es la cancelación en efectivo; el segundo es una nueva letra con tasa más baja; y el tercero es un bono en dólares bajo legislación local, a largo plazo y tasa muy baja.
Eso se complementaría con un encaje de 100% sobre los depósitos marginales.
"Es fundamental implementar la eliminación del déficit del Tesoro en el primer año", fundamenta Rodríguez, quien agrega que el atractivo de su propuesta es que resultaría compatible con la inmediata eliminación del cepo y la libre flotación del peso.
¿Gran negocio o licuación?
Tras la elección, Milei aportó más detalles sobre la propuesta. Dijo que, en el marco del cierre del Banco Central y el inicio de un proceso de dolarización, el canje se haría con nuevos títulos bajo ley Nueva York. Y que con el cambio de expectativa que generaría el nuevo gobierno, caería el riesgo país, por lo que el actual precio de los bonos se tornaría atractivo.
"Todo deriva en una caída en el riesgo de tasa de interés, entonces esos títulos tendrían una suba enorme y vos vas a tener una ganancia fenomenal, que pocos se van a querer perder. Suponete que el proceso de dolarización fuera como en El Salvador, en nueve meses podrías tener una ganancia entre el 100 y el 200 por ciento anual", agregó Milei.
Gran negocio o licuación de activos, la conclusión dependerá de quién haga el análisis en medio del ruido electoral. Lo cierto es que, en el eterno retorno argentino, el plan Bonex vuelve a aparecer en el debate.