El "bimonetarismo" argentino en tiempos de crisis: cómo avanza la dolarización de la clase media
La historia de esta Argentina "bimonetaria" lleva a la discusión por la dolarización, o no, de la moneda, debido a que los ahorristas se vuelcan más a ahorrar en dólares y a desprenderse de los pesos, sobre todo en épocas de crisis económica, inflación en torno al 8% mensual y una volatilidad política en pleno año electoral. Algo que se empieza a reflejar en los últimos datos publicados por el Indec y el Banco Central.
La información indica que cada vez se ahorran menos pesos y crece de forma notoria la dolarización del sector privado.
"En la cabeza de los argentinos y en sus tenencias de dinero, el peso no llega a representar el 20% del total de los fondos que utilizan para realizar transacciones y/o depositar en entidades financieras", sentencia a iProfesional Andrés Méndez, director de AMF Economía, en base cifras oficiales.
En otras palabras, agrega que "el sector privado está altamente dolarizado y, paralelamente, esta preferencia por la moneda extranjera no opera dentro del sistema financiero institucionalizado local, sino mayoritariamente fuera del mismo. Es decir, 75% del dinero está atesorado o depositado en instituciones del exterior".
En resumidas cuentas, en base al análisis de este experto, de la tenencias de divisas, que representan algo más del 80% de los fondos, la distribución es sumamente desigual: de cada u$s100, sólo u$s6 (6%) es mantenido bajo la forma de depósitos en los bancos del país, en tanto que los u$s94 restantes están en el exterior o en cajas de seguridad y otras formas de atesoramiento.
En cambio, con los pesos ocurre lo contrario, ya que las tenencias de billetes y monedas en poder del público representan alrededor del 4% del total del dinero privado. En tanto, un 15% de la "torta" lo representa la porción de pesos colocados en bancos y otras entidades financieras del país.
Más dólar, menos peso
Si del análisis de los datos se deduce que los argentinos al momento de elegir moneda "votan" por la extranjera por fuera del sistema financiero local, luce como dificultoso imaginar en el corto plazo una preferencia por el peso y opciones vinculadas al signo local. Aunque para determinadas operaciones es inevitable su utilización y tiene mayor preponderancia.
"Si nos concentramos específicamente en el rol que cumple el peso, se deduce que prioritariamente es utilizado para efectuar transacciones, ya que de cada $100 que el sector privado mantiene en su poder bajo la forma de billetes y monedas y depósitos bancarios, sólo $40 (40%) está colocado a plazo fijo en los bancos", resume Méndez a iProfesional.
En tanto, los $60 restantes (60%) se mantienen en efectivo o en depósitos transaccionales.
Por lo tanto, este analista advierte un descenso en la demanda de pesos, medidos en términos del PBI, "tal como sucedió en 2018 y 2019, situación compatible con un aumento del ritmo de aumento de los precios internos medidos en moneda local".
Además se destaca que en este proceso descendente de la demanda de dinero, "resiste" con mayor solvencia el dinero colocado a plazo fijo.
"Esto es compatible con la necesidad de proteger los pesos frente al acelerado deterioro del poder adquisitivo de la moneda, algo que no cumplen, o lo hacen en grado mínimo, las tenencias de dinero transaccional", resalta Méndez.
Pesos que pierden contra inflación y plazo fijo como refugio
Por lo tanto, en la situación actual se observa cómo los inversores de todo tipo tienden a reducir el stock de pesos para efectuar transacciones, por lo que aumenta la velocidad de circulación de la moneda nacional, adquiriendo mayor participación las colocaciones a plazo fijo que, de cierta manera, tienden a salvaguardar el poder adquisitivo del dinero frente a la inflación.
"En primera instancia, la conducta de los agentes domésticos manifiesta a las claras su preferencia por reducir su exposición en pesos y, dentro de este comportamiento, posicionarse en activos que ´minimicen los daños". Algo que por ejemplo pueden dar los plazos fijos", sentencia Méndez.
Y completa: "Concretamente, si la tendencia actual apunta a un aumento por la preferencia de activos en dólares, todo indica que el primer paso a adoptar sería restaurar la demanda de pesos y evitar el corrimiento que se advierte y que daña al dinero transaccional".
La demanda de dinero es dificultada por la elevada inflación y la falta de previsibilidad de la economía argentina.
"Imaginar que el peso puede cohabitar de igual a igual con las divisas en la preferencia de los argentinos es utopía. Menos aún puede esperarse, aunque sea en un horizonte lejano, que el peso desplace al dólar en el sistema financiero local", concluye Méndez a iProfesional.