Massa, obligado a atajar penales en plena disparada inflacionaria: ¿qué hará con el dólar y la tasa de interés?
En el fútbol hay una vieja teoría que condiciona a los arqueros al momento de tener un penal. Esa teoría dice que si el arquero elige tirarse a uno de los palos, no lo van a culpar aunque la pelota entre en el arco. Hizo lo que pudo. En cambio, si se queda parado en el medio del arco, sin moverse, es probable que esa decisión lo catapulte como culpable del gol en contra. "No hizo nada", podrían endilgarle, a pesar de que existen las mismas chances de que el ejecutante del penal decida patear la pelota al medio o cerca de los postes.
A propósito del Mundial de Brasil 2014, William Spaniel, de la Universidad de Pittsburgh, publicó una investigación titulada "La teoría de los juegos en los penales" en la que describe esa regla: prácticamente existen las mismas chances de atajar un penal si el arquero se tira a un palo o si se queda parado en el medio del arco, sin hacer nada. Antes que Spaniel, otros investigadores económicos sacaron ensayos con las mismas conclusiones.
La única diferencia es la percepción que los hinchas puedan tener del arquero.
Sergio Massa, ahora, después de conocerse el 7,7% de inflación de marzo, está ante la misma disyuntiva: si toma medidas -ya sea para aplacar el malhumor social o para hacer frente a los reclamos del FMI- podría volver a fracasar en el intento por bajar la inflación.
Pero si no hace nada -se queda en la mitad del arco- podrían culparlo por eso mismo. Aunque a esta altura, la mayoría sabe que la solución a la inflación depende de cuestiones más profundas que las que el ministro tiene a mano a pocos meses de las elecciones presidenciales.
El debate interno por las tasas de interés
El ministro está convencido de que lo mejor -y acaso lo único- que puede hacer, en este contexto, es evitar una devaluación. Para él, se trata de una "cuestión de Estado". Una suba disruptiva del dólar dispararía una espiralización imparable bajo el actual escenario de faltante total de dólares en el Banco Central.
"Frenar la actual dinámica es muy difícil. Casi imposible. Sin dólares suficientes en el BCRA, la inercia va a continuar. Y la política, toda rota, sin definiciones, no ayuda para nada", admite un importante miembro del equipo económico a iProfesional.
"A lo máximo que podemos aspirar es a una desaceleración, leve, para los próximos meses. Que la inflación mensual se quede en torno al 6%. A lo sumo unas décimas más abajo. Pero nada más", dice ese mismo funcionario que pide mantener la reserva de su identidad.
En las últimas jornadas, ya cuando en el equipo económico sabían que el IPC de marzo se situaba bien por encima del 7%, el debate interno en torno a los próximos pasos se hizo inevitable.
Massa cree que una suba de las tasas de interés en este momento empeoraría la situación económica. Básicamente, por el mayor costo para las empresas y por la emisión monetaria adicional que esa medida implicaría. Tampoco serviría como ancla, a pesar de las sugerencias que le acaba de hacer el Fondo Monetario durante su visita a Washington.
El ministro tiene la hipótesis que la inflación debería enfriarse en las próximas semanas, pero sabe que el riesgo es enorme. La última vez que se jugó esa misma carta, perdió. La expectativa se basa en que en los próximos dos o tres meses no haya fuertes subas estacionales, como fue el caso de los costos de la educación y de la indumentaria en marzo, que estuvieron por encima del resto de los rubros.
Massa preferiría esperar antes de aplicar una nueva suba en el costo del dinero, pero la presión del FMI es muy clara en ese sentido.
¿Y el dólar?
El riesgo de esa decisión es que, con una inflación que superó las expectativas, haya un ensanchamiento de la brecha cambiaria.
Justamente, el Fondo Monetario le volvió a pedir al Gobierno que acelere el "crawling peg" (minidevaluaciones diarias) para evitar un mayor atraso del tipo de cambio oficial. En lo que va de este mes, la cotización mayorista subió 2,9%, por debajo del ritmo inflacionario que evidenció marzo.
El Gobierno muestra que el atraso no es tal: el alza acumulada del dólar mayorista llega al 21,4% contra una inflación que hasta marzo marcó un 21,7%. Es decir, el atraso podría medirse en una quincena. "No es para tanto", apuntan desde Economía.
Faltan dólares: el ajuste que se viene
El Gobierno descarta que el FMI vaya a soltar más dólares, a pesar del reconocimiento del poderoso impacto por la sequía histórica. Massa se las rebuscó, en su última visita a EE.UU., para que los organismos internacionales financien distintas obras en la Argentina. Todo sea por captar divisas.
Sin dólares en el BCRA, la única chance que se evalúa en el Palacio de Hacienda para evitar un salto abrupto del tipo de cambio es con un ajuste en las importaciones. El cierre del grifo, tal como se viene realizando.
Se trata de un atajo que también presiona sobre los precios, y que de hecho explica una parte relevante de la aceleración inflacionaria de los últimos meses. "Lamentablemente tenemos que habilitar importaciones a medida que entran los dólares. La otra vía sería una devaluación, y eso es peor", dice el funcionario.
La teoría de Massa es que si no hay una devaluación, la inflación se mantendrá en niveles elevados pero no habrá una espiralización, que ahora es el principal fantasma del Gobierno. Un escenario desbocado ya no sólo pondría bajo tensión la campaña electoral y las chances (ya lastimadas) del oficialismo, sino que pondría en duda la estabilidad política y social.