Precio del dólar, bajo la lupa: qué puede desencadenar un salto cambiario, según experto
La estabilidad que tiene el precio del dólar es mirada con atención por el mercado, en un escenario en el que escasean divisas por la amplia brecha que genera el cepo cambiario y por la sequía en el campo. Sobre todo, el interrogante es que puede ocurrir en las próximas semanas.
Para analizar este tema y los posibles problemas que puede enfrentar el Gobierno en pleno año electoral, iProfesional dialogó con Ricardo Delgado, economista y director de Analytica Consultores.
-¿Qué diagnostico realiza de la situación económica actual?
-Es un cuadro delicado, donde se combina una, por ahora, leve contracción de la actividad, con una inflación que no cede del 5% a 6% y que complica la gestión macro diaria. Por otro lado, las perspectivas de acumulación de reservas en el Banco Central son complejas por la profundización de la sequía, la brecha cambiaria no podrá reducirse, y habrá presiones por aumentar el gasto público a medida que se acerquen unas elecciones, que lucen muy complicadas para el oficialismo.
En el medio, hay grandes vencimientos de deuda del Tesoro, que si bien se vienen rolleando (renovando los pagos) bien, penden de un hilo, con plazos cada vez más cortos y tasas más altas.
-El tipo de cambio tuvo un salto a inicios de año, aunque en las últimas semanas se encuentra estable, ¿qué puede ocurrir con el precio del dólar en el corto plazo?
-La falta de sincronía entre el mundo de los pesos y de los dólares que vivimos desde la primera gran devaluación de 2018 no se ha revertido. La pandemia multiplicó el problema, creando más pesos de los que quiere el mercado, que necesitan absorberse ("enceparse"), pero que por algún canal siempre logran tener salida.
Estas tensiones pueden agudizarse si confirman las proyecciones de una drástica reducción de la cosecha de soja, y entonces el humor inversor podría modificarse.
Mucho va a depender también de lo que crean que hará un eventual nuevo gobierno de la actual oposición, respecto de los vencimientos del Tesoro y, por supuesto, el tratamiento que recibirán las Leliqs del Banco Central. Apelo a la racionalidad de toda la política para dejar fuera del debate electoral cualquier atisbo de incumplimiento de los contratos. Ahí sí el cuadro se volvería mucho más escabroso, abriendo puertas a situaciones, política y socialmente, muy difíciles.
-¿Cómo puede afectar en la economía que se mantenga la amplia brecha que existe entre el dólar oficial y las referencias libres?
-Ante la proyectada mayor escasez de dólares en el mercado, el dilema de hierro que enfrenta el Gobierno es simple decirlo, pero enormemente complejo de digerir en un año electoral: o reduce las importaciones y dificulta todo pago al exterior, o devalúa.
En un caso, cae más la actividad. En otro, además de la actividad, se reducen los ingresos reales porque habrá más inflación. Ninguna salida es agradable.
A su vez, financiamiento externo para suavizar estos meses no existirá, tal vez alguna meta reprogramada con el FMI. Es obvio que en estas condiciones, la inflación no tiene chances de reducirse, y tampoco la brecha cambiaria, ya en niveles desestabilizadores.
-Mencionaba la escasez de dólares, ¿cómo puede afectar eso en las reservas?
-Fortalecer, o al menos sostener los niveles actuales de reservas, es crítico para alejar el riesgo de saltos devaluatorios en los dólares financieros. Una mala cosecha siempre tiene impactos reales. Lo que puede hacer el Gobierno es apenas minimizar los impactos, controlando fuertemente el gasto primario para no seguir fogueando la máquina de pesos y agregar nafta al problema. ¿Podrá hacerlo en un año electoral? Es la pregunta del millón.
-Respecto de los pesos, la inflación vuelve a mostrar una alta inercia, ¿qué puede ocurrir en este año electoral?
-Con esta asincronía entre los pesos y los dólares, difícilmente la inflación logre reducirse, más allá del esfuerzo fiscal. Una brecha cambiaria de 80% a 90% y malas perspectivas de acumulación de divisas, se trasladan a las decisiones diarias de costos y precios.
Si además no hay ancla, porque el Banco Central sigue corriendo la devaluación oficial al 5% mensual y las tarifas públicas ajustan más rápido, se consolida un escenario inercial donde los salarios formales tampoco correrán muy por detrás. Nada indica que la inflación comience con 3% en abril, como quería el ministro Massa.
-¿De qué manera imagina los próximos meses para la economía?
-Con nada que cambie alguno de los tantos problemas de fondo. Por eso, a lo que el Gobierno podría aspirar, con mucho esfuerzo, es llegar al 10 de diciembre sin una crisis cambiaria, como la que tuvo en julio del año pasado. Eso ya sería, paradójicamente, un aporte significativo, a la espera de un programa de estabilización serio en la próxima gestión.-