Educación financiera: un refugio seguro en tiempos de crisis
Los últimos años se han presentado realmente desafiantes y complejos a nivel económico, social y político para la mayoría de las personas a nivel local en nuestro país y a nivel internacional. El contexto no viene siendo fácil ni amigable puntualmente desde marzo de 2020 con la sorpresa de la pandemia global que, inesperadamente, nos obligó a recluirnos en nuestras casas, a readaptar proyectos y hábitos, y nos sumergió en una crisis económica de enorme magnitud que nos hizo repensar firmemente nuestras prioridades. Una etapa marcada por la incertidumbre quizás hasta mediados de 2021, con el origen y aplicación masiva de las vacunas a nivel mundial y cierta reactivación económica.
Pero cuando parecía que nos encaminábamos hacia nuevos aires de calma o normalización de la economía, a fines de febrero de 2022 nos volvimos a sorprender con otro acontecimiento drástico y de impacto global cuando se produce la invasión de Rusia a Ucrania, y se desata una guerra totalmente impensada para los tiempos modernos.
Hechos que afectaron nuestras vidas con el impacto económico de la inflación, el aumento de la emisión monetaria de los gobiernos, el aumento de los costos de las materias primas, la reducción del consumo y el aumento del desempleo y la pobreza, incluso con más fuerza en los países emergentes. En nuestro país esto agravó una situación económica extremadamente delicada que venimos atravesando y acumulando hace ya mucho más de estos últimos 3 años que repasamos y nos situó en un contexto realmente difícil y complejo a nivel económico y social.
Y es en base a este marco que debe surgirnos el interrogante a nivel personal de cómo podemos adoptar una actitud proactiva y positiva para hacer frente al desafiante presente que tenemos y qué conductas y acciones pueden contribuir a que podamos crecer, aun en tiempos de crisis. Para esto existe una materia que puede ayudarnos a atravesar y superar este desafío y a enfocarnos en nuestro propio entorno, que es lo que podemos controlar y mejorar: la educación financiera.
La educación financiera es una disciplina que nos permite entender cómo es nuestra relación con el dinero y nos otorga libertad, control de nuestras finanzas personales e independencia de cualquier contexto adverso que atravesemos a nivel económico, político y social.
Una vez que empezamos a educarnos, entrenarnos y mejorar nuestras finanzas personales, podremos enfocarnos en nosotros mismos, dedicar tiempo y esfuerzos a saber cuáles son nuestros números, mejorar nuestros ingresos, eficientizar nuestros gastos, ordenarnos, organizarnos, controlar y eliminar nuestras deudas, crear reservas y ahorros, planificar proyectos, y hacer que nuestro patrimonio crezca de manera sólida en el largo plazo a través de negocios o inversiones.
La educación financiera como tal, otorga conocimientos sobre finanzas, inversiones, mejora de hábitos de consumo, aumento de la productividad, manejo de las emociones y desarrollo de nuestras habilidades para planificar y pensar a largo plazo. Y mejorar nuestra situación financiera no sólo nos otorga beneficios económicos sino también mejora nuestra calidad de vida, nuestra seguridad y confianza, autoestima y bienestar en general.
Contexto internacional, regional y local
Para poner en perspectiva y aportar algunos datos, a nivel global la educación financiera se ha transformado en los últimos 10, 15 o, en algunos casos, más de 20 años, en un tema muy relevante en los países desarrollados, que la consideran e incluyen a través de programas educativos y en el diseño curricular, incluso desde edades tempranas, otorgando desde los niños contenidos relacionados a manejo de presupuestos, fomento del ahorro, y desarrollo de temas básicos como el crédito, las inversiones, las instituciones financieras y la toma de decisiones. Los países más avanzados en este sentido, que realizan algunas de estas acciones, son Alemania, Estonia, China, el Reino Unido, Francia, Canadá, Noruega y Finlandia, entre otros.
Además, existen diversos programas desarrollados e impartidos por organismos intergubernamentales o multilaterales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la OIT (Organización Internacional del Trabajo), el G20 y el Banco Mundial, a nivel global, o bien el CAF (Banco de Desarrollo) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en América Latina.
El contenido que se brinda en estas iniciativas es diverso y completo, y se imparte a través de sitios web, plataformas interactivas, libros, programas de asesoramiento y capacitación, juegos, concursos, asignaturas escolares, materiales de estudio, foros, visitas a instituciones y aplicaciones móviles.
Ya en nuestra región, según informes del Banco Mundial realizados en 2021, si bien ha aumentado el número de personas incluidas en el sistema o con acceso a una cuenta o servicios de pagos o billeteras digitales, todavía el 42% de los adultos (casi la mitad) no tiene acceso a una cuenta en una institución financiera. Esto nos da una imagen de todo el trabajo y el recorrido que tenemos por delante para mejorar en este sentido.
Argentina cuenta con iniciativas interesantes de Educación Financiera, las más importantes a nivel nacional se desarrollan a través de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera 2020-2023, impulsada por el Ministerio de Economía de la Nación y emitida como política de Estado, y también con el Plan Nacional de Educación Financiera 2022, que se adapta a esta estrategia nacional.
Es fundamental que estas políticas se mantengan y se expandan a la mayor parte de la sociedad, para igualar oportunidades, contribuir a tomar conciencia de lo necesario que es tener bases sólidas de educación financiera y aportar valor a nuestra sociedad.
En conclusión, si queremos que nuestras finanzas personales estén sanas, no podemos permanecer pasivos ante el contexto y esperar a que el mismo mejore, debemos tomar la iniciativa para educarnos y tomar el control de nuestra economía.
En conclusión, es importante que comprendamos que mediante la educación financiera podemos adquirir las herramientas y técnicas necesarias que nos permitan lograr ser independientes, autónomos, libres y autosuficientes, sin depender del contexto. Podemos lograr un desarrollo económico personal y familiar sin importar cuáles sean las condiciones externas y buscar encontrar lo que hace varios años los argentinos no tenemos: un refugio donde poder disfrutar de la seguridad y tranquilidad que nos puede brindar la planificación y previsibilidad a largo plazo, en tiempos de crisis recurrentes.