¿El precio del dólar está caro o barato?: el veredicto de un experto de la City
Para un reconocido economista, el precio actual del dólar libre se encuentra hasta $220 por debajo del nivel que debería tener en este momento. Cuáles son los argumentos de una situación que luce complicada y, que según su opinión, faltan medidas para solucionar los problemas de fondo.
A continuación la entrevista que iProfesional le realizó a Sebastián Menescaldi, director asociado de Eco Go, consultora que comparte con Marina Dal Poggetto. Qué puede ocurrir con el precio del dólar, la brecha cambiaria y la inflación en los próximos meses según este experto.
-¿Cuál es su diagnóstico de la situación económica actual y los recientes datos a la baja de la inflación?
-Hoy la economía ha logrado estabilizarse, pero las fuerzas que desequilibran todavía subyacen y continúan traspasando la situación económica. Es decir, se ha logrado estabilizar la situación financiera mediante nuevas hipotecas, pero faltan medidas para poder solucionar los problemas de precios relativos, el equilibrio del sector externo y del sector fiscal.
Entonces, se empezaron a realizar ajustes, que creo que son insuficientes y poco claros, y se mejoraron los controles de las botoneras, algo que antes no existía, pero todavía falta para poder torcer el rumbo. Algo que es complicado en una coalición política que no tiene un rumbo visible, y que no ve un horizonte definido para mejorar la situación actual sin perder tracción electoral en el camino. Es que los eventuales frutos sólo podrían ocurrir de manera posterior a las elecciones.
-El precio del dólar se movió más rápido al alza en el mercado, ¿qué puede ocurrir en un contexto de escasez de divisas?
-Hoy los tipos de cambio financieros se encuentran en valores similares a los mínimos si se los ajustan por inflación. Es decir, los $330 del contado con liquidación, a valores de hoy, deberían incrementarse en más de $100 para alcanzar los picos de los precios previos a la firma del acuerdo con el FMI o a la llegada de Massa en julio pasado. O bien, elevarse en casi $220 para alcanzar los valores registrados en octubre de 2020, en forma previa a que Cristina apoyara ir finalmente a cerrar un nuevo acuerdo con el FMI.
En cuanto a los movimientos recientes en el valor del dólar podemos decir que son leves reacomodamientos, en un contexto donde crece la liquidez por la liquidación del dólar soja fomentado por el precio especial que se le está pagando.
-¿Puede llegar a bajar la brecha cambiaria entre el billete oficial y los dólares libres?
-En el corto plazo la demanda de pesos de diciembre logra contener la brecha. Este es un mes que se caracteriza por mayores necesidades de pesos, empresas y familias usan los saldos disponibles para el pago de aguinaldos y de vacaciones. Algo que también implica usar parte de los dólares ahorrados para enfrentar las mayores necesidades de liquidez.
Con ello, la brecha cambiaria se encuentra relativamente contenida y en torno al 90%. Esta situación podría cambiar en el verano, en el momento en que la demanda estacional de pesos se revierta y que las empresas y familias vuelven a buscar cobertura.
Todo ello en un contexto donde el mercado cambiario, probablemente, se recaliente por las elevadas necesidades de pagos de dólares del Gobierno al FMI y los bonistas. A ello se le suma la oferta de divisas se vea resentida por el adelantamiento provocado por el dólar soja, y la fuerte caída de las cantidades exportadas de trigo y cebada por la sequía.
-Respecto a este tema de las estimaciones de un menor ingreso genuino de divisas, ¿qué puede pasar con las reservas?
-Probablemente las reservas internacionales logren a fin de año la meta de acumulación de u$s5.000 millones acordada con el Fondo Monetario. Hoy las reservas netas están cerca de ello y con un nuevo desembolso del FMI se lograría el cumplimiento.
El problema es que estos logros son efímeros por la forma en que se consiguen, dado que sólo se liquidan dólares cuando se paga un premio, y ello sólo implica un adelantamiento, dejando para los próximos meses una oferta más escuálida. Así, es factible que las reservas internacionales retrocedan fuertemente en los próximos meses teniendo en cuenta los compromisos con el FMI y los bonistas.
Luego, habrá que ver qué pasa con la cosecha gruesa, dado que la sequía puede afectarla fuertemente, y es la que mayor cantidad de divisas aporta al país. Si baja, será necesario un mayor torniquete en las importaciones para lograr sostener los niveles de reservas internacionales en niveles adecuados, y puede llegar a ser necesario replantearse los objetivos anuales.
-Los últimos datos oficiales de la inflación de noviembre reflejaron una baja sorpresiva, ¿qué puede ocurrir en diciembre y en 2023?
-Estimamos una menor presión de los precios en diciembre, luego de la postergación realizada de las subas del transporte público en AMBA para enero próximo. Entonces, nuestra previsión alcanza el 5% mensual y se puede ver detrás una menor suba de los precios de los alimentos, que se desaceleraron fuertemente en noviembre pasado. Así, el alza anual se ubicaría en torno al 96%.
Para el próximo año, es poco factible que termine por debajo de estos valores a pesar de los esfuerzos del Gobierno. Ello se debe a que no se puede prever una mejora significativa del balance del Banco Central, donde la emisión de pesos seguirá siendo un fuerte condicionante y el acrecentamiento de las reservas internacionales luce dificultoso por lo anticipado previamente.
Además, es factible que puedan existir eventos, como la disrupción del mercado de deuda en pesos, conflictos políticos o falta de cooperación en la transición política, que gatillen una demanda de dolarización. Es decir, hechos que impacten en la brecha cambiaria y que vuelvan a acelerar el proceso inflacionario.
-En base a este escenario complejo, ¿cómo ve la economía en los próximos meses?
-Con el acuerdo con el FMI y el mercado de cambios desbalanceado, el sector externo ha empezado a poner límites en el crecimiento, y desde el último trimestre del año empezamos a registrar una caída de los niveles de actividad.
Para el próximo año, el ciclo económico va a estar condicionado con lo que pase con la cosecha agrícola, las necesidades de divisas externas del Gobierno y las empresas y el ciclo político. Al respecto, la sequía podría provocar un fuerte deterioro de la cosecha, algo que ya impactó en los granos finos y con un golpe importante en la actividad económica, por su trasvasamiento a otras actividades como el transporte y el comercio.
Por otro lado, mayores necesidades de pagos al exterior y menores ingresos de divisas comerciales, probablemente, lleven a un manejo más cauto de las importaciones y un retroceso de la inversión.
Finalmente, también va a jugar la política, donde la cooperación o su falta, así como la conformación de los frentes electorales, incidirán sobre el desempeño económico, particularmente desde lo financiero.
Con todos estos factores, y bajo un supuesto de un escenario no disruptivo, es factible que la actividad económica retroceda en torno al 3% el próximo año.-