Las razones del rally alcista de los bonos: ¿llega un veranito financiero para entusiasmarse?
¿Quiénes están detrás de la recuperación de los títulos públicos, que convirtió a octubre en el mejor mes bursátil desde que Alberto Fernández llegó a la Casa Rosada? ¿Es un fenómeno temporal, de corto plazo o, por el contrario, se podría extender? ¿Es la previa a una baja de la brecha cambiaria, que se mantiene algo más abajo del 100%?
Son preguntas que circulan por las oficinas de la City y también entre los despachos oficiales. Como sea, el ministro de Economía y su equipo festejan la buena onda financiera, que continúa a un septiembre positivo, con la implementación del "dólar soja" y un Banco Central que compró u$s5.000 millones.
Lo primero que hay que saber es que la recuperación bursátil de las últimas semanas -que elevaron hasta un 17% los precios de los bonos de la deuda en dólares- se da en un contexto donde esos mismos títulos cayeron hasta la mitad de su valor a lo largo de este 2022.
Y es que el precio de esos bonos habían llegado a un piso de u$s20 por lámina de u$s100. Es decir, valores de default para un país que no está en cesación de pagos y que tiene un acuerdo vigente con el FMI. Es decir: un descrédito total.
Por eso mismo, en el Palacio de Hacienda, un funcionario clave del equipo asegura a iProfesional que Sergio Massa es el máximo responsable de esta mejora. Que su gestión para recuperar las reservas y de cumplimiento del acuerdo con el FMI fueron las claves de esta mejora sensible.
Bonos argentinos: quiénes compran
Detrás de la ola positiva está la demanda de inversores locales, que vieron una verdadera oportunidad en papeles que valen tan poco. Una tendencia que había comenzado con el inicio del mes y que tomó velocidad a comienzos de la semana, después de que Máximo Kirchner sacara a CFK de la carrera presidencial rumbo al 2023.
Dos cuestiones adicionales de este fenómeno. Una, que se trata de un mercado muy pequeño, que suele moverse con poco volumen de negocios. "El mercado enseguida se satura y suben los precios", dice un reconocido corredor de Bolsa.
La segunda: los grandes fondos de inversión internacionales -tipo Templeton y Fidelity- que están más atentos para salir del mercado que para reingresar con nuevas inversiones. "Esos fondos quieren vender; no quieren comprar nada en Argentina", confía la misma fuente.
Hay otra cuestión que empieza a tener volumen en el mercado: empresas que se pasan de dólares a bonos dolarizados para evitar pagar impuestos a fin de año, sobre todo Ingresos Brutos.
El contexto no ayuda y ¿flaquean las reservas?
En el análisis de mediano plazo -más allá de la actual coyuntura-, hay algo objetivamente cierto: los mercados internacionales se encuentran en un momento de enorme incertidumbre, por el impacto de la inflación y las sucesivas alzas de las tasas de interés en las economías.
En este contexto, los fondos internacionales vienen privilegiando sus inversiones en bonos del Tesoro estadounidense y dejan de lado otras opciones. El típico "vuelo hacia la calidad".
Por eso mismo, son mayoría los que opinan que este escenario promisorio en la Argentina debe tomarse con mucha cautela. Por el contexto global y, también, por la enorme incertidumbre que sigue pesando sobre la economía local.
Está claro que al Banco Central le cuesta mantener las reservas ganadas durante la época del "dólar soja". Y que va a ser muy complicado construir el puente hasta la próxima cosecha gruesa. Falta mucho.
En el medio, la única llave de la que disponen Massa y Miguel Pesce es la que abre y cierra las importaciones. Se convirtió en el único instrumento eficaz para no perder las reservas.
Al mismo tiempo, el cierre del grifo pega directamente sobre los precios. Hacia adelante, entonces, no podría esperarse un enfriamiento de la inflación. La continua presión sobre los precios tiene efectos nocivos en lo inmediato. Por eso mismo, el escenario luce endeble.
Precios calientes y economía más fría
La aceleración inflacionaria -y la consecuencia alza de las tasas de interés- ya mismo tiene impacto en la actividad económica. El INDEC acaba de informar un estancamiento en las ventas de los supermercados (para el mes de agosto) y una caída de 2,1% en los mayoristas.
Son los dos canales que mejor les debería ir porque venden más barato que los comercios pequeños de barrio, que -justamente- recurren a los mayoristas y distribuidores para abastecerse.
De hecho, por la aceleración inflacionaria, las ventas de los pequeños comercios en los barrios -autoservicios independientes y almacenes- se derrumbaron 9,9% durante septiembre, con lo cual acumularon una caída de 3,5% en los primeros nueve meses del año.
El informe de la consultora Scanntech, al que tuvo acceso iProfesional, detectó que la peor parte se la llevan los comercios del área metropolitana; la caída es inferior en el interior del país.
Esta caída en el nivel de consumo va a tener impacto en la actividad económica. La pregunta, en todo caso, será saber la magnitud y la extensión del ciclo negativo.
Caída de los sueldos
Los salarios perdieron -en promedio- un 7,2% de poder de compra desde que Alberto Fernández fue elegido como Presidente. Un quebranto que llega al 20% en el caso de los trabajadores informales, los más afectados por la alta inflación, sobre todo en los alimentos.
Para ponerlo en cifras: el salario promedio, que ahora se encuentra en $155.611, en las elecciones PASO de 2019 ascendía a $167.704 (medido en pesos constantes). Es como si a los ingresos de los trabajadores les quitaran $12.093 mensuales.
Los datos están incluidos en el último informe de la consultora PxQ, que dirige el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis.
Como está a la vista, el "veranito financiero" tiene, al menos por ahora, un claro límite: la dinámica de la economía real.