"Nuevas restricciones al acceso al dólar son altamente probables", advierte economista
Las presiones al alza del precio del dólar y el piso inflacionario en niveles cercanos al 7% mensual, encienden la atención de los analistas respecto a si el Gobierno podrá sostener esta situación sin pasar por algún cimbronazo.
Para analizar el rumbo oficial y las medidas que pueden llegar en los próximos meses de cara a las elecciones de 2023, iProfesional dialogó con María Castiglioni Cotter, economista, socia y fundadora de C&T Asesores Económicos.
-En medio de un clima de conflictividad sindical, inflación alta y escasez de reservas, ¿cuál es el diagnóstico que realiza de la economía argentina?
-La economía argentina sigue estando en una frágil situación. La actividad económica está virtualmente estancada y hacia adelante es difícil que pueda crecer, mientras que la inflación tomó un ritmo superior al 100% anual, que no solamente es elevadísimo, sino que lo hace de forma inestable.
Detrás de esta mayor inflación, se esconden los desequilibrios crecientes que acumula la economía, liderados por un gasto público que creció notablemente, y que a pesar de las subas de impuestos, provocó un fuerte déficit fiscal. El financiamiento del déficit fue mayormente con emisión monetaria, y en menor medida con deuda doméstica.
Ambas fuentes de financiamiento entraron en crisis entre junio y julio pasado. Este proceso se dio con crecientes trabas en el mercado de divisas, y una estrategia de atraso cambiario, que acumuló 30% desde diciembre 2019, y que, como consecuencia, complicó notablemente el balance del Banco Central, se tradujo en brechas crecientes con los tipos de cambio financieros y crecientes limitaciones a todo acceso a dólares.
En este contexto, la gestión de Massa está encarando algún ajuste fiscal, para reducir las necesidades de financiamiento. Y mediante un canje de deuda, a costa de mayor costo potencial, al estar esta nueva deuda atada a la inflación o tipo de cambio, y el anuncio de que no recurriría a financiamiento monetario de déficit hasta fin de año, apuntó a revertir parte de la disparada de los tipos de cambio financieros y contener los precios de la economía.
Esto también está siendo acompañado de una mayor aceleración de la depreciación del tipo de cambio oficial, para evitar seguir agravando el atraso cambiario, pero no alcanza para revertirlo ya que con el reciente fortalecimiento del dólar en el mundo tal vez tampoco logre este objetivo. Además, se apunta a una suba de las tasas de interés para contener la demanda de divisas.
-¿Son suficientes estas medidas para controlar la situación?
-Estas medidas no alcanzan para reducir los riesgos en el plano cambiario, dada la falta de reservas del Banco Central. En este contexto, y para evitar un ajuste más fuerte del tipo de cambio oficial, se anunció el "dólar soja".
De esta forma, las exportaciones del complejo sojero, con un tipo de cambio más elevado, superaron levemente las estimaciones del Gobierno de u$s5.000 millones, frente a un nivel de u$s1.500 millones que se hubiera liquidado aproximadamente sin la medida. En conclusión, esto permitió que el BCRA pueda recomponer reservas por más de u$s4.000 millones, y en parte permitir algunos pagos de importaciones o servicios.
Sin embargo, la contracara de esta medida es la inyección de pesos en el mercado, que tuvo un adicional de $300.000 millones, el equivalente a la pérdida patrimonial del Banco Central por comprar a $200 por dólar y vender a $140 para los importadores.
-¿Algo que influyó en el mercado?
-Esa liquidez adicional se volcó a la demanda de dólar MEP y otros activos, pese a las mayores tasas de interés, y por ende el BCRA puso mayores trabas para el acceso a ese mercado. Es que esta medida volcó parte de la demanda al segmento informal y generó un impacto negativo en las plazas financieras.
En paralelo, un aumento de la liquidez, sin duda, impacta en la inflación, y a la vez, el esfuerzo de absorción del Central se tradujo en un incremento notable de los pasivos remunerados que devengan una mayor tasa de interés.
Esto plantea un desafío importante para el último trimestre del año, ya sin dólar soja y con un alto nivel de pasivos financieros que devengan una tasa de interés muy alta.
-Hace unas semanas el tipo de cambio se encuentra calmo pero ya pasó la temporada de liquidación del campo, ¿qué puede ocurrir con el precio del dólar en las próximas semanas?
-El último trimestre será desafiante en el aspecto cambiario, no solamente porque pasó la temporada alta de liquidación del agro, y el dólar soja implicó un adelantamiento en la liquidación del sector. También a nivel global el fortalecimiento del dólar pone presión adicional sobre la competitividad cambiaria de Argentina, desde los niveles poco cómodos en los que se encuentra.
Así, nuevas restricciones al acceso al mercado de divisas son altamente probables.
-¿Puede bajar la amplia brecha cambiaria que existe entre el oficial y los dólares libres?
-Es difícil que las brechas cambiarias se reduzcan desde los niveles actuales y, por el contrario, no pueden descartarse incrementos de la misma, reflejando las mayores restricciones al acceso a los dólares. O, sobre todo, más entrando al año electoral, si el Gobierno decide desacelerar el ritmo de depreciación de tipo de cambio oficial.
-Por el bajo ingreso de divisas, ¿qué puede pasar con las reservas?
-En el corto plazo se esperan desembolsos netos positivos del BID y del Banco Mundial, que habían sido comprometidos en marzo pasado, pero que venían demorados, especialmente en el caso del BID. Y después Massa logró destrabar y agregar un leve monto adicional. Esto será, sin duda, clave para contener la caída de reservas.
En el plano del mercado único (MULC) será desafiante tanto el saldo de comercio de bienes como el saldo en los servicios reales. Estos últimos estaban mostrando un déficit creciente, a pesar de la suba de impuestos, y probablemente aumenten notablemente hacia el verano.
Así, las reservas internacionales, probablemente, terminen por debajo del nivel de fines de septiembre. De cara al 2023, este será un aspecto muy desafiante, ya que todos estos factores seguirán presentes. Las exportaciones también dependerán de la cosecha, cuyos rindes están sujetos a cuestiones climáticas que no parecen favorables. Será este uno de los puntos más complejos a resolver.
-La inflación se ubica en un piso mensual alarmante, ¿qué datos proyecta que hubo en septiembre y cuál es el diagnóstico para el resto del año?
-Las medidas que tomó el Gobierno no han logrado cambiar las expectativas de inflación. Los datos preliminares indican que en septiembre la inflación rondaría 6,8%, y para el último trimestre del año no hay factores que permitan esperar una desaceleración.
Es que las subas de tarifas de servicios públicos, los incrementos ya anunciados de tarifas de servicios como educación, salud, comunicaciones, combustibles y los mecanismos de indexación de precios, ya están poniendo un piso muy alto en el corto plazo, por lo que la inflación terminará en todo 2022 algo por encima del 100%.
-En resumidas cuentas, ¿qué salidas le quedan al Gobierno para llegar al final de su mandato sin pasar un cimbronazo?
-Para llegar a diciembre de 2023 sin nuevos cimbronazos cambiarios que además terminan provocando ruidos inflacionarios, el Gobierno deberá cumplir efectivamente con la reducción del déficit fiscal, ya que esta es la causa primera de la necesidad de emisión monetaria y/o mayor emisión de deuda.
Por su parte, será importante sostener tasas de interés altas y una depreciación del tipo de cambio oficial que acompañe la inflación. Esto será muy complejo de sostener en 2023 por ser un año electoral, ya que, en general, se multiplican las demandas de gasto y las presiones para contener el alza de precios vía atraso cambiario y/o tarifario.-