El crudo pronóstico de Aldo Abram para la economía: "Se gana tiempo, pero iremos a una crisis mucho peor"
Las medidas que encara el Gobierno para intentar resolver la amplia brecha cambiaria y la escasez de dólares en el Banco Central son vistas por algunos analistas como una forma de "ganar tiempo" en el corto plazo.
Al respecto, Aldo Abram, economista y director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, dialogó con iProfesional, donde destaca que el actual rumbo puede llevar al país a una crisis "mucho peor".
También analiza la perdida de reservas, las consecuencias de la devaluación de la moneda y las proyecciones de inflación.
-¿Cómo definiría el momento económico actual?
-Argentina está en medio de una crisis de credibilidad sobre su viabilidad económica en el tiempo. Esto tiene su origen en un Gobierno que se niega a hacer las reformas estructurales necesarias para recuperar la confianza de largo plazo y, por ende, crecer sostenidamente. Pero más importante aún, aumentar su crédito. Ningún país confiable paga sus deudas ya que las refinancia, y eso es lo que hoy la actual administración nacional no garantiza que suceda a futuro.
Sin embargo, en el corto plazo, pesa cada vez más la imagen de un gobierno cuyas malas políticas ha llevado a una gran caída del bienestar de la gente; lo cual viene diluyendo su poder. El ingreso de Sergio Massa a la gestión, aunque ya estaba en la Alianza que sustenta a esta gestión, fue percibido como una forma de consolidar la capacidad de hacer de esta administración. También fue bien visto que se unificara el mando en materia económica, no se puede tener tres timoneles en medio de una tormenta.
-¿Qué opina de las medidas que tomó hasta ahora la nueva gestión de Economía?
-Todas las medidas tienen su parte positiva en el corto plazo y negativa en el mediano término, por lo que sólo sirven para ganar tiempo. Por ejemplo, la mayor parte del ajuste fiscal recae sobre el sector privado, lo cual permitirá reducir el exceso de gasto primario, pero a costa de menor inversión, empleo y producción futuro.
Por otro lado, el aumento de la tasa de interés es positiva en el corto plazo, en términos de desalentar la salida de ahorros del país y acotar el crecimiento de la oferta monetaria, bajando las presiones inflacionarias. Sin embargo, con un Banco Central con una deuda remunerada que ronda el 160% de la base monetaria, implica que esos pasivos van a crecer fenomenalmente en el tiempo, con un costo mayor a los $6 millones de millones en el próximo año. Nuevamente, se está "comprando" tiempo, pero carísimo.
-¿Y por el lado del refuerzo de las reservas cómo lo evalúa?
-Se están buscando reforzar las reservas adelantando la liquidación de exportaciones, algo que es "pan para hoy, hambre para mañana", ya que esas divisas no estarán cuando en los próximos meses salgan los embarques que las justifican.
Además, los créditos que se piensan tomar a organismos internacionales, a fondos y a bancos del exterior, no son divisas propias, sino prestadas. Entonces, si todos estos recursos se usan solamente para sostener el cepo en el tiempo, dado que las restricciones sólo llevan a perder reservas, terminaremos con un Banco Central mucho más quebrado que hoy.
Por lo tanto, si no se aprovecha el tiempo ganado para atacar los problemas de fondo que tiene el país, todo esto sólo nos llevará a una crisis mucho peor. O, en el mejor de los casos, si en el futuro se intenta hacer las cosas bien, el costo de salida del cepo será más alto.
-El precio del dólar está estable hace algunas semanas, ¿a qué atribuye esto?
-La incorporación de Massa al Gobierno ha generado la esperanza de que se van resolver los problemas de Argentina. Sin embargo, hay una falla de diagnóstico ya que estos no se resuelven con un ajuste fiscal hecho de cualquier forma y aumentando coyunturalmente la liquidez del Banco Central.
Entonces, si el Ministro de Economía no aprovecha este tiempo que se le ha dado para lanzar un programa de reformas estructurales integral que le permita recuperar credibilidad y salirse rápido del cepo, esa mejora de las expectativas se diluirá. Entonces, pasaremos de la actual "pax cambiaria", que continuará por unas semanas, a otra montaña rusa como la que ya vivimos antes.
-¿Cómo puede incidir la amplia brecha cambiaria que existe entre el oficial y los dólares libres?
-La brecha depende del atraso del tipo de cambio oficial respecto a lo que verdaderamente se está depreciando el valor del peso y a la evolución del poder adquisitivo del dólar en Argentina. Si el Banco Central sigue emitiendo como hasta ahora, el valor de la moneda local seguirá cayendo. Esto se potencia con la baja de la demanda de pesos, porque la gente se cansa de que le quiten parte de su atesoramiento y ahorros con "impuesto inflacionario".
Por otro lado, a mayor incertidumbre más huida de fondos del país y, por ende, más demanda de divisas extranjeras, aumentando su precio. Cuando esta realidad no es seguida por el tipo de cambio oficial, la brecha se incrementa.
Por el contrario, cuando hay períodos de calma como el actual, la demanda de pesos no cae tanto, hecho que disminuye la pérdida de poder adquisitivo y la fuga de capitales se modera. Así es como la brecha se achica ante un dólar oficial que mantiene su ritmo de alza, mientras los precios de los mercados paralelos dejan de subir o, incluso, caen.
Sin embargo, cuando las expectativas de cambio de rumbo se ven frustradas, este accionar de argentinos y extranjeros se revierte y vuelve a agrandarse la brecha. Esto es lo que creemos que terminará pasando en unas cuantas semanas.
-Ahora que pasó la temporada alta de liquidación del campo, ¿qué presión puede tener el precio del dólar y cómo repercutirá el "dólar soja" de $200?
-Es imposible pensar en un boom de exportaciones cuando los que producen esos bienes reciben alrededor de la mitad de lo valen sus productos. Por eso es que, históricamente y en el mundo, los cepos tienden a destruir las ventas externas, excepto en períodos excepcionales de altos precios internacionales, como los de los dos últimos años. Cabe aclarar que esos favorables vientos internacionales se están revirtiendo cada vez con más fuerza.
El "dólar soja" de $200 es una forma de aumentar la liquidación de stocks de ese producto, en un momento en el que las expectativas de los precios internacionales son a la baja. Implica reducir la brecha, o sea bajar el costo de pasarse de "dólar silo" a divisa real. Hoy, está en alrededor de un 35%, mientras que antes era del 100% o más.
Por ende, es posible que eso anime a algunos a vender sus stocks de la oleaginosa, pero el Gobierno no quiere generalizar esta medida. Los argentinos casi no comemos soja ni derivados; por lo que el aumento de precios de estos productos no se sentirá. Sin embargo, sí tendría impacto en el poder adquisitivo de la gente si llegara a subir el precio del tipo de cambio de los bienes que consumimos.
Por otro lado, a esos "dólares a $200" habrá que comprarlos emitiendo pesos, con lo cual la depreciación llevará a más inflación y un aumento de los tipos de cambio paralelos. O bien, aumentará la deuda remunerada del Banco Central, que ya tiene una preocupante "bola de nieve"; o se observará una combinación de ambas. De nuevo, se resuelve un problema en el corto plazo y complica otros en el tiempo.
-La inflación es otro de los graves problemas que enfrenta el país, ¿qué perspectivas tiene para septiembre y los próximos meses?
-En septiembre, si se concreta la quita de subsidios, que en algunos casos será en cuotas, veremos un salto de la variación del Índice de Precios al Consumidor. Sin embargo, eso no es lo grave, sino que el Banco Central continúa emitiendo al mismo ritmo que el previo a las elecciones para ponerle "platita en el bolsillo" a la gente. Por lo tanto, es muy difícil que vaya a haber una desaceleración relevante del alza de los precios en el corto plazo.
En resumen, este año, con suerte, no llegará a los tres dígitos. Pero, de seguir así, estaremos en más de 100% de inflación a principios de 2023. Quizás esto asuste al Gobierno y por eso, para moderar la suba antes de las elecciones, intente algo de austeridad monetaria, mucho de "atraso cambiario" y controles de precios. En conclusión, la inflación terminará el año por encima de la de 2022.