Plazo fijo e interés compuesto: la clave para obtener más dinero en tus inversiones
El interés compuesto es una de las "armas" más poderosas en el ámbito de las finanzas, aunque puede ser un arma de "doble filo". De hecho, el matemático Albert Einstein sostenía que el interés compuesto es la octava maravilla del mundo, el que la entiende se beneficia y el que no, la paga.
Esto se debe a que usar el interés compuesto a nuestro favor puede permitirnos obtener grandes ganancias, mientras que, si lo tenemos en contra, por ejemplo, cuando refinanciamos deudas, podemos padecerlo pagando grandes sumas de dinero.
¿Qué es el interés compuesto?
Podríamos definir al interés compuesto como aquel que se produce por la colocación de un capital que genera intereses y luego esos intereses generan otros nuevos.
En términos simples podríamos decir que un capital genera un determinado interés, pero cuando este se renueva lo hace tanto por el capital como por los intereses que generamos.
Para aclarar el concepto, podemos verlo en un ejemplo. Si tenemos $100 y lo colocamos en un instrumento que genera el 10% mensual, en un mes obtendremos $110, es decir, los $100 originales que teníamos de capital y $10 de interés. Si decidimos renovar el total, al mes siguiente obtendremos $121, $100 del capital original, $10 correspondientes al interés del primer mes y $11 de este segundo mes.
Como podemos observar, al segundo mes obtuvimos un mayor interés que en el primero a pesar de que la tasa de interés sigue siendo la misma: 10%.
Esto se debe a que los intereses que se generaron no fueron sobre $100, sino sobre $110. Es decir, obtuvimos $10 de intereses correspondiente a los $100 originales, pero también obtuvimos $1 de interés sobre los $10 de intereses que habíamos generado el mes anterior.
Este interés compuesto termina generando que la tasa real que se obtiene en un año sea mucho más alta que la tasa de interés nominal.
Lo mismo sucede con las deudas: a medida que se nos acumula deuda se nos genera intereses sobre los intereses generando tasas significativamente altas, generando un efecto "bola de nieve" que en muchos casos es difícil de salir.
¿Qué es el interés compuesto y cómo se calcula?
Como mencionamos en el párrafo anterior, el interés compuesto es aquel que se genera por sobre los intereses que previamente se generaron.
Para calcularlo existen distintas formas, aunque la más sencilla es acudir a las calculadoras de interés compuestos que nos podemos encontrar navegando por internet.
Sin embargo, si deseamos hacer el cálculo de forma manual, podemos recurrir a la siguiente formula:
- CF = CI(1+i)^n
En este caso las letras "CF" se refiere a "capital final", es decir, el capital que obtendremos al final del período. Por otra parte, las letras "CI" es el capital inicial que colocamos. Luego, en el caso de la "i" es el interés que obtenemos y finalmente "n" es el plazo o número de períodos que colocaremos el dinero.
¿Cómo entender el interés compuesto?
Para entender el interés compuesto debemos comprender las características de este. En primer lugar, lo que destaca al interés compuesto es que el capital inicial va creciendo en cada período porque se suman intereses y estos son de forma creciente.
En segundo lugar, los intereses son de forma creciente porque el interés se genera sobre un capital que va cambiando con el tiempo, es decir, este crece por las unidades adicionales de dinero que se agregan.
Finalmente, los intereses aumentan en cada período, por lo que, a mayor plazo, mayor será el interés que generemos.
Por otra parte, debemos comprender que, si bien esto puede aplicarse a nuestro favor generándonos una ganancia, también puede ser en nuestra contra en el caso de tener deudas, por lo cual siempre debemos tratar de pagar nuestras obligaciones en tiempo y forma.
Cabe recordar que para que el interés compuesto se aplique debemos renovar el total de la operación. Retomando el ejemplo de los $100, no podemos renovar únicamente los $100, sino los $110, ya que si lo hacemos por los $100 no estaremos obteniendo el interés de los $10 que generamos y, por lo tanto, se trataría de interés simple.
Interés simple y compuesto: ejemplo de cada uno
Podríamos definir al interés simple como aquel beneficio o interés que se obtiene al colocar un dinero durante un determinado lapso de tiempo. Los intereses que se generan en cada período son iguales a los períodos anteriores, ya que el capital es fijo, es decir, no varía.
En estos casos se toma el capital a invertir y se lo multiplica por el interés. El interés por el cual se multiplica es el interés del período a invertir. Por ejemplo, supongamos que tenemos $100 y nos da un interés del 5% mensual y pensamos colocar nuestro dinero a un año.
En ese caso hacemos el 5% y lo multiplicamos por 12, dándonos un total de 60%. En dicho ejemplo, tomamos los $100 de capital y lo multiplicamos por el 60%, obteniendo $160 al finalizar un año, $100 de capital original y $60 de intereses, ya que todos los meses nos generará $5.
Este tipo de interés se suele dar en algunas operaciones a largo plazo de capitalización simple o en los casos en el que se retiran periódicamente los intereses.
Un claro ejemplo de interés simple y de interés compuesto se da en los plazos fijos. Si colocamos $1.000 a plazo fijo, con una tasa nominal anual del 53%, se obtiene $1.530 (si retiramos los intereses todos los meses, es decir, retirar los casi $44 de "ganancia" que obtenemos).
Sin embargo, si optamos por recolocar el capital y los intereses todos los meses, la tasa salta del 53% a un 68%, es decir, un 15% adicional. En dicho caso obtendríamos $1.680, unos $150 más que si optamos por retirar los intereses de forma periódica.