¿Qué es y para qué sirve un fideicomiso?
Muchas veces se escucha hablar del fideicomiso, pero no siempre se conoce de qué se trata.
El fideicomiso es una herramienta de administración de bienes o dinero que se le confiere a una persona física o una jurídica con la confianza de que cumplirá con el objetivo de uso que tienen dichos activos que les son entregados, y que se utiliza para en diversos espacios de negocios.
Precisamente, el fideicomiso se trata de un acto jurídico mediante el cual una persona, denominada fiduciante, transfiere la titularidad de unos activos a otra persona física o jurídica, llamada fiduciario, para que ésta los administre con el objetivo de que una tercera persona, conocida como fideicomisario, reciba beneficios.
De esa manera, se brinda un marco jurídico que asegura que los bienes en cuestión serán empleados para un fin determinado y que sus beneficios económicos serán entregados a los beneficiarios establecidos en el contrato y no a aquel que los recibió para invertirlos o administrarlos.
¿Quiénes intervienen?
El fideicomitente o fiduciante es la persona física o jurídica que decide iniciar el fideicomiso y que es propietario de los bienes o derechos que serán transferidos.
El fiduciario puede tratarse de una persona física o jurídica y es quien recibe los activos para administrarlos, invertirlos o para controlar que se cumpla la finalidad encomendada por el fiduciante, siempre en beneficio de un tercero.
Por último, el beneficiario o fideicomisario es la persona física o jurídica que recibe los beneficios netos del fideicomiso.
Al mismo tiempo, se puede elegir diferentes tipos de fideicomisos. En primer lugar, se encuentra el fideicomiso de garantía, cuyo fin es garantizar el cumplimiento de las obligaciones que establezca el fiduciante al momento de transferir determinados bienes al fiduciario.
Por otro lado también existe el fideicomiso de administración. En este caso, se le otorgan al fiduciario determinados bienes y derechos para que los administre, custodie, conserve o transfiera a favor de un tercero.
Entre los fideicomisos más comunes está el financiero. Se trata de una herramienta mediante la cual las empresas, ya sea de manera individual o conjunta, ceden algunos activos de su patrimonio para que sean administrados. No solo permite transformar activos no líquidos en activos líquidos, sino que también hace que los bienes fideicomitidos queden exentos de la acción de los acreedores de la empresa.
Fideicomiso en la Argentina
Gran parte de las obras de construcción que se realizaron en la Argentina durante las últimas décadas estuvieron financiadas mediante fideicomisos. Principalmente, se utiliza este instrumento para desarrollar emprendimientos inmobiliarios con fondos de terceros y de manera conjunta.
En el mercado inmobiliario se generó un boom como herramienta de administración.
Consiste en un contrato a través del cual el fiduciante, que tiene como objetivo construir una propiedad, transfiere al fiduciario una serie de activos (un terreno, por ejemplo) para que los administre con el fin de cumplir con el objetivo pactado, es decir, la construcción del inmueble, que será adjudicado a quienes se estableció como beneficiarios.
De esa manera, quien dispone de un terreno, pero no tiene el dinero suficiente para edificar, puede ceder su administración para que un grupo de inversores haga frente a los costos de la obra.
Una de sus principales ventajas es que el patrimonio entregado en garantía es inembargable. Está aislado y protegido, debido a que estos bienes fideicomitidos no pertenecen ni al patrimonio personal del fiduciante, que los cedió, ni al del fiduciario, que los administra.
Por lo tanto, el patrimonio afectado queda en una suerte de limbo jurídico que lo hace inasequible a los acreedores de los sujetos que conforman el contrato.
Cuándo termina un fideicomiso
Un fideicomiso puede extinguirse por diferentes motivos: el cumplimiento de la finalidad, el vencimiento del plazo establecido, la rescisión del contrato, la imposibilidad de continuar con el proyecto, el no cumplimiento de las obligaciones acordadas y otra causa impuesta en el contrato.