La inflación le gana la pulseada al dólar blue y crecen las pérdidas de los inversores
Es habitual escuchar que los argentinos compran dólares por una cuestión que incluso podría ser cultural. Se esté de acuerdo o no con este enunciado, en lo que hay unanimidad es que es una opción siempre vigente por un sinnúmero de motivos.
El primero de ellos es la constante depreciación del peso, a lo que se suma el escaso rendimiento que ofrecen los depósitos a plazo que en muchas ocasiones se vuelve negativo ante un IPC que sube de manera implacable. Como si fuera poco, a lo anterior se suma el largo historial de confiscaciones que sufrieron los ahorristas a través del tiempo, lo cual repercute directamente en la falta de confianza hacia el sistema financiero en su conjunto.
Un reconocido economista de larga experiencia pinta la situación de cuerpo entero al afirmar que "los dólares que tenés en tu casa son tuyos, los que están en el banco, pueden ser del Gobierno".
Para completar este "combo" falta agregar que para mucha gente el acceso al mercado cambiario está prácticamente vedado luego de las limitaciones que reforzaron aún más al cepo cambiario.
Entonces, a la avidez de la demanda se suma la cerrazón de la oferta en el mercado oficial y ello da lugar a que el denominado mercado marginal o simplemente blue no solo perdure a través del tiempo sino que también continúe en expansión, tanto en volumen como geográficamente.
De hecho, las operaciones que antaño se realizaban en oscuras oficinas del microcentro, ahora se concretan a plena luz del día, en particular en el Gran Buenos Aires, en locales a la calle y sin necesidad de apelar a algunos artilugios para ocultar sus fines.
Más allá de este contexto, lo llamativo del caso es que no siempre se gana o se logra mantener el capital invertido a lo largo del tiempo. Prueba de ello es lo que viene sucediendo desde principios del año pasado, salvo contadas excepciones.
Si se analiza la evolución del dólar blue en función de las cotizaciones de fin de cada mes a lo largo del último año, surge claramente que hasta fines del primer trimestre cayó en forma sustancial, pues pasó de los $166 de diciembre a solo $141 en marzo. Pero a partir de este momento comenzó a trepar en forma casi ininterrumpida hasta julio, cuando alcanzó los $180 por unidad.
Más tarde, luego de cierta desaceleración retomó su impulso hasta cerrar el año con una cotización de 208 pesos. Ya en los primeros días de este año, su precio muestra ciertas oscilaciones, pues combina subas y bajas para ubicarse en la actualidad en los $219.
Con este recorrido, desde fines de diciembre del pasado a hoy, el blue muestra una suba nominal del 26%, muy por debajo de la inflación acumulada en igual lapso, que se estima por encima del 50 por ciento.
Con ese nivel de inflación lo más adecuado para analizar su evolución es sin dudas corregirla en función del IPC, y aquí el análisis arroja algunos datos de interés.
El más significativo de ellos es que frente a diciembre de 2020, la pérdida en términos reales del blue es del orden del 18% si se toman en cuenta los precios de venta para ambos momentos y del 20% considerando el tipo de cambio comprador actual.
El otro punto a destacar es que salvo las compras realizadas entre marzo, cuando el precio tocó un mínimo, y junio, para el resto de los meses, las cotizaciones ajustadas se ubican por encima de la última conocida.
Dicho de otra manera, quienes compraron dólares en marzo del año pasado pueden mostrar hoy una ganancia real del orden del 6%, que se reduce al 4% si la compra fue realizada en abril y a solo el 3% si fue en mayo.
Para los meses siguientes, los precios de compra superan a los actuales, con el consiguiente quebranto. Y en este cálculo no se incluye otro elemento clave: la inflación que viene acumulando el dólar en EE.UU., ante una inflación que en el último año fue la más alta en varias décadas.