Se abren tres semanas clave para el dólar, la economía y el futuro de Guzmán
Este lunes comienza una serie de semanas determinantes, que definirán el rumbo de la economía en general y sellarán la suerte de Martín Guzmán al frente del Palacio de Hacienda.
No es exagerado: desde esta misma mañana, el ministro empieza a jugar sus fichas con la asistencia a Diputados para comenzar la discusión del Presupuesto 2022, que contiene perspectivas que no resultan creíbles para buena parte del gremio de los economistas profesionales. Sobre todo en lo que refiere a la inflación, a la que Guzmán ve en el 33% el año que viene, mientras que sus colegas de las consultoras colocan en, por lo menos, 20 puntos más.
Hoy, también se espera que el directorio del Fondo Monetario Internacional inicie el análisis de la posible rebaja de la tasa de interés que le cobra a la Argentina –en torno del 4% anual–- y que el Gobierno reclama que se baje al 1%, lo que permitiría un ahorro en torno a los u$s1.000 millones por año.
FMI: la necesidad urgente de un consenso político
El cronograma que se plantea el ministro es ajustado, pero requiere de un acuerdo político que permita la aprobación del acuerdo con el FMI. Un acuerdo que debe involucrar, primero y de manera explícita, a la propia coalición gobernante.
Antes de entrar en el fin de semana, el Fondo dio un gesto de que el trabajo hacia el acuerdo avanza. "Hubo avances en el trabajo técnico entre la delegación argentina y el equipo del FMI como parte de sus discusiones para alcanzar un programa respaldado por el FMI", señaló el organismo el viernes a través de un comunicado.
En tanto, por la noche, en la Plaza de Mayo, Cristina Kirchner y Alberto Fernández dijeron que no se firmará ningún acuerdo que comprometa el crecimiento económico. "Se acabó el tiempo del ajuste", apuntó el jefe de Estado desde la tribuna.
"Tranquila Cristina, no vamos a negociar nada que pongan en compromiso el crecimiento de la Argentina", dijo después.
La idea de Guzmán, consensuada con Sergio Massa, con quien se reunió la semana pasada, es que el acuerdo con el FMI vaya al Congreso justo antes del fin de año. Muy probablemente, después de Navidad.
El ministro supone que las dos semanas y media que quedan hasta fin de año son clave para lo que viene. Y también para dar una señal definitiva al mercado, de que no habrá sobresaltos en las negociaciones.
El plan incluye una convocatoria a sesiones extraordinarias, con el objetivo de que el Congreso apruebe ese acuerdo en febrero, a más tardar.
Lo mismo haría el "board" del Fondo: aprobar el acuerdo en ese momento. Argentina debe llegar a poner la firma antes del vencimiento de marzo próximo. No hay dólares en las reservas para seguir abonando los compromisos.
Sobre el acuerdo, el ministro insistirá en que el déficit fiscal para el año que viene sea del 3,3%. Lo que falta saber es la magnitud en el recorte de subsidios, una decisión que se trasladará a las facturas de luz y gas de la gran mayoría de los clientes del área metropolitana.
Dólar: cuál es el objetivo de Guzmán
El acuerdo tendrá una meta de crecimiento de las reservas del Banco Central, que vienen cayendo en las últimas semanas, pero no inducirá a una devaluación abrupta del tipo de cambio oficial.
De todas formas, Guzmán ya tiene la decisión tomada sobre la evolución del dólar "oficial": habrá una aceleración del "crawling peg" (minidevaluaciones diarias). Pero ese ritmo no irá por encima de la inflación. La idea es que empareje a la suba del índice de precios.
Ese cambio de ritmo ya comenzó la semana pasada. La variación del tipo de cambio oficial en noviembre fue de 1,2%. En tanto, la semana pasada "se notó un incipiente aumento del ritmo devaluatorio a 0,4% semanal en promedio (1,5% mensual), todavía bastante lejos de la inflación mensual", indicó un informe de Delphos Investment.
"La suba del tipo de cambio mayorista registrada en esta semana es la más alta desde la última semana de abril de este año", destacó el operador de cambios Gustavo Quintana en su cuenta de Twitter.
De todas formas, advierten fuentes oficiales, no habría que esperar una aceleración más notoria, al menos hasta que se rubrique el acuerdo con el FMI.
Los funcionarios no lo dicen pero un cambio de estrategia requeriría de un ajuste alcista de las tasas de interés. Algo que el FMI dio cuenta en su comunicado pero que el Gobierno, por ahora, resiste.
En su último reporte, la consultora Equilibra -dirigida por el economista Martín Rapetti- apuntó que "en caso de optar por la aceleración del crawling peg para salir del actual esquema de retraso cambiario, el BCRA deberá subir la tasa de interés para que a los agentes económicos no les convenga endeudarse en pesos para posponer exportaciones y/o adelantar importaciones, lo que agudiza la escasez de divisas en el mercado oficial".
La decisión será un enorme desafío para el Gobierno, que viene atrasando el tipo de cambio (desde marzo último viene subiendo a un ritmo del 1% mensual, cuando la inflación más que triplica esa magnitud). Se calcula que el atraso desde ese momento fue de un 20% aproximadamente.
Esa estrategia de retrasar el dólar no impidió que la inflación se mantuviera arriba del 3% mensual.
La mira del Gobierno está puesta en la cosecha fina. La liquidación de esas divisas son determinantes para aguantar hasta mediados-fines de marzo, que es cuando empieza a ingresar la cosecha de la soja.
Fuentes del sector privado afirman que la cosecha fina podría alcanzar un máximo de u$s4.000 millones. Pero esos mismos observadores advierten que si el panorama cambiario no mejora, las cerealeras podrían demorar la liquidación de esos billetes verdes. Un escenario que presionaría sobre el mercado cambiario.
Hacia allá va la Argentina. Hacia un verano "caliente", independientemente de lo que marque el termómetro ambiente.