Un prestigioso inversor de Wall Street advierte que el mercado está en una burbuja "peor" que la de 1929
Jeremy Grantham, el reconocido inversor, empresario y multimillonario que actualmente se desempeña como cofundador y jefe de Inversiones de Grantham, Mayo y van Otterloo (GMO), recientemente dialogó con CNBC y comentó que el mercado accionario se encuentra en una etapa de megaburbuja.
Desde el mínimo de marzo de 2009 ocasionado por la crisis subprime, el S&P 500, el índice accionario más representativo del mundo, creció cerca de un 599% hasta los valores actuales, lo que representa un promedio de suba anual del 49%. Si se contempla el retorno del Nasdaq 100, el índice que engloba las principales compañías tecnológicas, la tendencia alcista es aún más feroz.
Grantham cree que podrían estar atravesando una etapa de burbuja, la cual, tarde o temprano, se pinchará, causando un grave colapso financiero.
El veterano especialista de Wall Street cree que las acciones estadounidenses están en una "burbuja magnífica" que es incluso más grande que la de 1929 y la de los 2000, las cuales causaron la Gran Depresión y el final de la burbuja puntocom, respectivamente.
Dónde invertir ahora
Jordan Belfort es el ex convicto y millonario en el que se basó la exitosa película "El lobo de Wall Street" protagonizada por Leonardo Di Caprio.
En las últimas horas, el bróker que estuvo preso por cuando manipulación del mercado de valores, lavado de dinero y otros delitos financieros, aconsejó a un joven de 25 años que renuncie a su trabajo y se hizo viral.
"Renuncia a tu trabajo", le dijo el bróker a un joven que le preguntó sobre un consejo para una persona de 25 años que trabaja cinco días a la semana y gana u$s60 mil al año (un salario medio en Estados Unidos). "Consigue algo mejor", explicó Belfort en su cuenta de Tik Tok donde tiene casi 3.5 millones de seguidores.
En su respuesta de TikTok invitó a su audiencia a "pensar en grande" y a verse como inversores, no como trabajadores. "Nunca te harás rico, nunca saldrás adelante en la vida y tendrás seguridad financiera trabajando para otra persona con un salario", dijo Belfort.
Para "El lobo de Wall Street" es una mentira que siguiendo el sistema tradicional de trabajar en una empresa por años para luego jubilarse con una pensión los sueños de estabilidad o libertad financiera vayan a alcanzarse.
"Morirás o te retirarás sin dinero y sin independencia", expresó Belfort. Su consejo, además de encontrar un mejor trabajo, es empezar un negocio independiente, creando así una segunda fuente de ingreso que pueda usarse invirtiendo en bienes raíces, en acciones o criptomonedas y convertir gradualmente esa fuente en una principal fuente de ganancia.
La historia del Lobo de Wall Street
Se trata de un corredor de bolsa neoyorquino, quien se hizo multimillonario muy joven, a los 26 años, y fue enviado a prisión por manipulación del mercado de valores y lavado de dinero, entre otros cargos. Perdió u$s200 millones de quienes incautamente invirtieron en acciones basura. Belfort no nació siendo rico. Creció en una familia judía de clase media baja.
Sus padres, Leah y Max, eran contadores; estudió biología en la American University e incluso intentó estudiar odontología, pero -como lo cuenta el diario The Independent- el decano le recordó: "La edad de oro de la odontología ha terminado. Si usted está aquí solo para hacerse rico, está en el lugar equivocado". Y tan equivocado estaba como odontólogo, y como biólogo, que inevitablemente su ambición desaforada lo condujo a Wall Street, donde trabajó en LF Rothschild, una firma de corredores de bolsa que fue su primera escuela y que quebró en 1988.
Decidió fundar su propia compañía en los años 90, Stratton Oakmont, que vendía acciones por pocos centavos prometiendo ganancias astronómicas. Llegó a manejar 6 automóviles del más alto lujo, a tener su propio helicóptero y a navegar un yate de 167 pies, antigua propiedad de Coco Chanel.
Al año, Belfort llegó a tener ganancias por u$s50 millones. Pero a final de cuentas, lo único que logró fueron 22 meses de prisión y el deber de indemnizar a sus clientes con u$s110,4 millones.