El precio del dólar blue volvió a alcanzar su récord histórico: ¿llegó el fin de la paz cambiaria?
A medida que se acerca la fecha clave del 14 de noviembre, las expectativas sobre lo que puede pasar ese día y las implicancias que tendrán los resultados a partir del día después comienzan a reflejarse en la evolución de uno de los "drivers" clave de la economía argentina: el dólar blue.
De hecho, en las últimas dos semanas su cotización muestra un rally ascendente, hasta el día de hoy, que tocó los $195, récord histórico (valor que ya había tocado el 23 de octubre de 2020). Si bien es un movimiento tímido en cuanto a los números, muestra un cambio de tendencia que podría irse incrementando con el paso de los días.
"Se viene validando un gradual deslizamiento de los tipos de cambio implícitos más libres por la mayor búsqueda de cobertura, tensionando aún más la brecha y generando distorsiones, así como también alimentando mayores presiones inflacionarias", señaló el economista Gustavo Ber, titular de Estudio Ber.
Cabe señalar que por estos días su cotización tocó el nivel más alto en lo que va del año, por lo que rompió el canal iniciado a mediados de julio, cuando su precio fijó un piso de $180 y que se prolongó hasta el martes pasado, con un techo de 187 pesos.
En el mercado de cambio marginal que opera en libertad en calles y sitios no institucionales, hace 20 días operaba carente de volatilidad, pero ahora reaccionó con impaciencia por desconfianza en sus máximos del año con una suba en su brecha de 2 puntos".
De producirse este corte alcista, concluiría esa especie de "pax cambiaria" que se prolongó por espacio de tres meses, luego de un primer semestre en el que la cotización mostró una marcada volatilidad.
Así, entre fines de 2020 y abril de este año, el precio pasó de $165 a sólo $139, es decir que bajó un 16%. Pero a partir de ese momento mostró una clara tendencia a la suba que en solo tres meses lo impulsó hasta los 180 pesos. Es decir que en ese lapso trepó nada menos que un 30%, con todo lo que ello significa para su traslado a los precios domésticos.
A partir de las últimas cotizaciones, podría suponerse que una vez más quien se hizo de billetes verdes en los meses anteriores pudo haber hecho un buen negocio. Si la comparación se hace a partir de la simple comparación de las cotizaciones de compra y de venta, posiblemente tendría razón.
Pero en una economía signada por una elevada inflación, lo más adecuado es incorporar la variación del IPC al cálculo. Entonces, los resultados no son tan positivos como se podría esperar, más que nada si se considera que desde el inicio de la cuarentena / pandemia en marzo del año pasado, el índice de precios al consumidor trepó a un ritmo del 3% mensual
Si se analizan los datos correspondientes a los últimos días de cada mes, se puede concluir que salvo contadas ocasiones, quien compró dólares perdió frente a la inflación. En tal sentido, quienes lo hicieron entre abril 2020 y febrero de este año perdieron en promedio un 18%.
Los más afectados fueron quienes lo hicieron cuando el blue tocó su máximo histórico en octubre del año pasado, pues en este caso la pérdida es del orden del 38 por ciento. Pero si se dejara de lado ese "pico", el resultado también es muy negativo, pues arroja una pérdida levemente superior al 16 por ciento.
Frente a este escenario claramente negativo, los únicos que pueden mostrar un resultado positivo son aquellos que operaron entre marzo y mayo de este año, aunque con un rendimiento que en el mejor de los casos no llegó al 5 por ciento.
Teniendo en cuenta los magros resultados obtenidos por el blue a lo largo de la pandemia / cuarentena, sería interesante comprobar que hubiese pasado si en vez de comprar dólares, ese dinero se hubiese volcado a un plazo fijo.
En el peor de los casos, si se toman los $195 por dólar de hace exactamente un año, con ese dinero en pesos hoy se podría comprar un 51% más de dólares.
Dejando de lado ese nivel extremo, en promedio el poder de compra se podría haber incrementado en nada menos que un 10 por ciento. Es decir que contradiciendo la larga experiencia argentina en la materia, esta vez, el que apuesta al dólar pierde, aunque nunca se sabe.