El FMI explicó qué examina para avanzar con el acuerdo con Argentina
El vocero del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gerry Rice, aclaró este jueves que las negociaciones del organismo con la Argentina pasan por un programa de Facilidades Extendidas que, a diferencia de stand by, son a plazos más largo y con condiciones más estrictas en materia de reformas estructurales de la economía.
"Estamos examinando un programa de facilidades extendidas del FMI para el país" que podría tener una extensión de diez años, dijo Rice en la habitual conferencia de prensa semanal.
El funcionario del organismo multilateral de crédito reiteró los conceptos expresados días atrás tanto por la directora gerente, Kristalina Georgieva, como por los integrantes de la misión argentina, Julie Kozack y Luis Cubeddo, así como el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, en el sentido de lo "muy productivas" que fueron las conversaciones mantenidas en Venecia, en ocasión del desarrollo de una cumbre del G20.
Asimismo, reiteró que "no hay fechas específicas" para sellar el acuerdo que permita renegociar la deuda de US$ 45.000 millones derivadas de los vencimientos del convenio firmado en 2018 por la gestión del ex presidente Mauricio Macri.
En cuanto a la posibilidad de acceder al "Fondo Verde" que está desarrollando el FMI, Rice sostuvo que es "una cuestión aparte" que podría ser analizada en otro momento. Rice remarcó que hacia fines de agosto se espera que el Fondo instrumente la ampliación de los Derechos Especiales de Giro, por el que la Argentina obtendrá algo más de 4.300 millones de dólares.
Cuándo se cerraría el acuerdo
Martín Guzmán intentará convencer a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner que el acuerdo con el Fondo Monetario se firme antes de las elecciones. En concreto, en la previa a los próximos vencimientos de deuda con el organismo.
El ministro trae esa premisa desde Venecia, desde donde regresó en la madrugada del miércoles. En la última semana tuvo reuniones clave con figuras centrales de la economía mundial. Se juntó por primera vez con la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, y también con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. También con sus pares de varios países centrales: Alemania, Corea y Japón.
Guzmán vuelve con la idea de que es necesario acordar antes de los vencimientos de la deuda con el FMI. No más allá de septiembre.
El ministro escuchó la preocupación de parte del Fondo Monetario y también de los países "ricos" por el nivel de las reservas del Banco Central. El FMI quiere que el Gobierno se asegure la contención de las divisas que tiene atesoradas. Los técnicos del organismo ya expresaron su rechazo a la idea de pagar los próximos vencimientos de deuda con los DEGs que se repartirán por la ampliación de capital del Fondo.
En paralelo, lo que estuvo sondeando Guzmán fue la posibilidad de que aquellos países que no necesiten ese aporte extraordinario puedan prestarlo a Argentina.
Lo que sí es claro es que se acercan las fechas en las que debería desembolsar unos u$s4.500 millones (entre septiembre y diciembre) por vencimientos que tendrán que saldarse con las debilitadas reservas del Banco Central, a menos que antes se firme un acuerdo con el Fondo.
Además de los u$s1.900 millones que vencen en septiembre y los otros u$s1.900 millones de diciembre, habría que abonar u$s349 millones el mes que viene y otros u$s394 millones en noviembre. A los que habría que sumarle la primera cuota de u$s215 millones con el Club de París de finales de este mes.
Para el FMI, hoy en día, las reservas del BCRA pasaron a ser la cuestión central del programa con la Argentina. Y en línea con eso, la amplitud de la brecha cambiaria, que volvió a agrandarse en las últimas semanas.
No es casual, entonces, que el Gobierno apurara la puesta en marcha de medidas para contener las reservas este último fin de semana, mientras Guzmán desarrollaba sus encuentros en Venecia.
Las intervenciones del BCRA en el mercado de los dólares "alternativos" generaban máxima preocupación. Después de un mayo tranquilo, en junio se habían reactivado las ventas de la autoridad monetaria. En total fueron unos u$s170 millones, y por las tensiones en el mercado de principios de mes, existía el peligro de un crecimiento exponencial de esas ventas en el mercado "alternativo".
Las medidas del fin de semana -mayor control a las empresas importadoras que intervienen en el CCL y en el MEP y una reducción de los límites para operar- se tomaron en ese contexto, que incluye la negociación con el FMI y el pedido de cuidado expreso de las reservas.
Las negociaciones con Julie Kosack y el venezolano Luis Cubbedu también incluyeron el perfil fiscal del país. Al respecto, Guzmán viene haciendo un esforzado trabajo para limitar el gasto público, en un contexto de inflación interanual al 50%, pero que empezó a verse presionado de cara a la campaña electoral.
El anuncio de un bono por $5.000 para jubilados y pensionados que ganan menos de dos veces el haber mínimo ($46.128) es una muestra de la complicada tarea de ordenar el frente fiscal en medio de una crisis que ya lleva tres años y medio, con una inflación disparada.
En términos reales, las jubilaciones vienen mostrando una pérdida superior al 10% en lo que va del año. El bono anunciado no hace más que recortar una parte de ese quebranto.
Algo de esta flexibilidad ya se había visto semanas atrás, cuando el propio Gobierno dio luz verde a paritarias cercanas al 45%, como fueron los casos de los empleados de la Anses, del PAMI y del Congreso.
Para las próximas semanas ya está agendada la reapertura de las paritarias para 380.000 empleados públicos de la administración nacional.
El FMI versus la campaña
Por ahora, Guzmán no tuvo el respaldo político necesario para avanzar en un acuerdo antes de las elecciones. La cuestión central es que el Gobierno no parece contar con las reservas suficientes para pagarle al FMI y defender, en simultáneo, una brecha más chica.
El argumento de Guzmán suena lógico: pretende preservar ese dinero, fortalecer las reservas del Banco Central, y llegar a un acuerdo antes de septiembre. De esa forma, dice a su equipo, se evitaría cualquier color de cabeza ante la posibilidad de un nuevo cimbronazo en el mercado cambiario.
Como ya publicó iProfesional, los técnicos del FMI ya le transmitieron a Guzmán que esas divisas deberían servir para reforzar las debilitadas reservas del BCRA. Se calcula que las reservas netas alcanzan a unos u$s7.000 millones. Que disminuirían sensiblemente en caso de tener que pagar esos vencimientos.
"¿Para qué usar esos dólares si en pocos meses hay que firmar el acuerdo igual?", desliza, como opinión, un colaborador del ministro.
El propio Sergio Massa, en su reciente paso por los Estados Unidos, dejó un mensaje similar. Frente a un grupo de 15 fondos de inversión -los más relevantes para la Argentina dada su tenencia en bonos del país-, el titular de la cámara de Diputados dijo que él está a favor de un acuerdo antes de las elecciones. Y opinó que esa jugada no tendría costos políticos para el Gobierno en medio de la campaña electoral.
A diferencia de lo que ocurría durante el gobierno de Cristina Kirchner -cuando se negaba la incidencia de la brecha cambiaria en los precios de la economía doméstica- ahora sí se reconoce las distorsiones que genera.
En el equipo económico saben perfectamente que el aumento de la brecha tiene costos. La suba de los dólares "alternativos" también presionan sobre los precios de la economía. No hay un "pass through" al estilo de una devaluación del "oficial", pero sí se nota un traslado de la suba del dólar gradual y selectivo.
Sucedió en diversos sectores: desde materiales de la construcción a autos y autopartes, además de incrementos en los costos de insumos importados.
A esa dinámica perniciosa hay que agregarle la consecuente pérdida de reservas, con el sector privado corriendo una verdadera carrera con el BCRA para quedarse con los dólares "baratos".
A partir de hoy habrá que seguir muy de cerca los pasos del ministro de Economía. Sus movimientos revelarán el margen político que tiene para tomar, acaso, la decisión más audaz del kirchnerismo de los últimos años: llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario en medio de una campaña electoral.