• 2/12/2024

La curiosa historia de Thomas Adams, el hombre que inventó los emblemáticos Chiclets

Allá por el año 1869, el señor Adams descubrió que un vecino mexicano mascaba una resina descubierta por los Mayas, y ese fue el inicio de un largo camino
17/07/2021 - 20:09hs
La curiosa historia de Thomas Adams, el hombre que inventó los emblemáticos Chiclets

Combatido por madres y odontólogos, el chicle ocupa desde hace mucho tiempo un lugar destacado en el gusto de grandes y chicos. Pero son pocos los que ocupan un lugar destacado en las preferencias, entre los que se destaca la cajita amarilla con ventanita de los Chiclets Adams. Tal vez los hermanos mayores de otro "hit" de todos los tiempos, el Bazokka. 

Haciendo un poco de memoria, el chicle tal como se lo conoce en la actualidad tuvo su primera versión comercial en los EE.UU. cuando un joven llamado Williams Wrigley comenzó a comercializarlo exitosamente en 1869.

Pero la historia de los Chiclets tiene su punto de partida ese mismo año en Nueva York cuando el fotógrafo estadounidense Thomas Adams Junior comienza a producir con la denominación "Adams New York Chewing Gum", la goma de mascar que se instala a nivel mundial como Chiclets Adams.

Cuenta la leyenda que Adams tenía como vecino al exdictador Mexicano Antonio López de Santa Anna, donde vivía exiliado, a quien visitaba con cierta asiduidad. 

En cada una de sus visitas, el fotográfo notaba con curiosidad que su vecino, para manejar un poco su angustia y tristeza mascaba una resina descubierta por los Mayas siglos atrás, que era extraída de un árbol llamado Sapota Zapotilla.

Adams comenzó a investigar esta resina y se le ocurrió la posibilidad de remplazarla con algún producto sintético.

Finalmente, el golpe de gracia surgió cuando un día vio a una niña pedir en una farmacia cera parafinada, que es carente de sabor para masticar. Fue a partir de ese momento que comenzó a trabajar en la transformación de este producto a través de varias fases: primero moldeó la goma con agua caliente, luego la mezcló para que fuera más suave, le añadió sabores y finalmente dividió la masa en pequeños cuadritos.

Una vez concluida esta etapa, llevó los cuadritos a la farmacia donde había visto a la niña y los vendió a 1 dólar. En total se comercializaron más de 200 unidades que ya con el logo de Adams New York Gum.

Thomas Adams es el inventor de los chicles
Thomas Adams es el inventor de los chicles

Pero no todo fue sencillo al inicio, ya que Adams intentó venderlo en la Costa Oeste de Estados unidos pero con escaso éxito, hasta que comenzó a negociar con las droguerías para que expusieran sus productos en las vitrinas. Fue a partir de ese momento en que las ventas de los chicles empezaron a crecer, llevándolo a arrendar un local con cerca de 30 empleados, en su mayoría mujeres dedicados exclusivamente a empacar los chicles.

Una vez que comenzó a consolidar su negocio, incorporó nuevos productos como Adams New York 2, que eran más grandes y se vendían en las calles y en el tranvía. Para incrementar la producción, el propio Adams, que era un inventor por vocación decidió construir una máquina para producir sus chicles de manera industrial y hacer crecer su negocio, que se fundó oficialmente en 1876.

Algunos años después, en 1888 lanzó un nuevo sabor, el célebre tutti-fruti, que fue la primera goma de mascar vendida en máquinas dispensadoras ubicadas en las estaciones del metro de New York.

Adams siguió al frente de su negocio hasta su muerte, a la edad de 87 años en 1905, dejando a sus hijos la administración de la empresa, que con nuevo impulso continuaron incrementando las ventas no solo en el mercado estadounidense, ya  que comenzaron a exportar a Europa y América latina.

Siguiendo los pasos de Wrigley y Adams, en 1928 y en pleno auge del "estilo americano" de vida, Walter Diemser lanza al mercado el chicle – globo: una masa de goma blanda también con sabor, que permite inflarlo transformándolo en un entretenimiento.

Varias generaciones en el mundo entero, se entretuvieron haciendo globos con la boca y leyendo las aventuras de Joe Bazooka; ya que cada unidad estaba envuelta en un papel que contenía un episodio completo, más el horóscopo, que siempre prometía la buenaventura para el cliente.

Volviendo a Adams, un período destacado para la marca fue el fin de la segunda guerra mundial, pues en esa época se utilizaban los chicles para calmar el estrés y en los años posteriores los jóvenes adaptaron la tradición de marcar chicle como símbolo de rebeldía.

Mas adelante la marca Adams lanzaría productos como: Clorest (1952), Certs (1856), Trident (1962), Halls (1971) y Bubbaloo (1977)

Pasó el tiempo y sus descendientes decidieron vender la empresa, por lo que la marca Adams fue cambiando de manos hasta llegar a formar parte de la multinacional Británica Cadbury que en 2003 pagó unos 4.200 millones de dólares para formar la marca Cadbury Adams.

La contracara de su expansión a nivel mundial, puede mencionarse como dato curioso que en algunos países rige la prohibición lisa y llana de mascar chicle en la vía pública, debido a la mala costumbre de arrojarlos en las veredas, una vez usados. También se puede mencioar el caso de Singapur, donde el hábito de mascar goma es legal pero se sanciona severamente a quien pegue o arroje la gomita en sitios públicos.

El Chiclets Adams en nuestro país

Una publicidad de Chiclets Adams de 1931 en la Argentina, recomienda "Para señoras", ingerir un "Chiclets Adams" después de cada comida. Para "…disfrutar de buena salud", asegura.

Una publicidad de Chiclets

La golosina que según se anunciaba por aquel entonces también contaba con un aparente uso medicinal, podía comprarse en farmacias a sólo 20 centavos la cajita y a partir de 1937 Chiclets comenzó a producirse en nuestro país.

Cinco años después la fabrica comenzó a funcionar en el edificio ubicado en Holmberg y Roosevelt, donde funcionó hasta fines de los años 70, para luego mudarse a Escobar, hasta que cerró sus puertas en 1997 cuando el chicle Adams dejó de fabricarse en la Argentina, para solo importarlo.

Desde 1985 ese edificio se convirtió en la sede Leónidas Anastasi del CBC de la Universidad de Buenos Aires que es conocida simplemente como Drago, dado el nombre homónimo que lleva la estación del Ferrocarril Mitre ubicada a tan sólo unos metros. Pero el gusto por el chicle se mantiene, sin importar la procedencia o el disgusto de las madres y tal vez, el beneplácito de los odontólogos.