El dólar oficial está bajo la mira: expertos, preocupados por el combo inflación y restricciones
En pleno año electoral, uno de los aspectos que más le preocupa al Gobierno, además de la inflación, es que no se "despierte" la cotización del dólar. O mejor dicho, que no pegue un salto mayor al del resto de los precios de la economía.
Sobre todo, porque el billete estadounidense es una variable muy sensible para los argentinos, porque es una referencia para los productos e insumos importados, y porque la divisa es utilizada como reserva de ahorro ante momentos locales turbulentos.
Un objetivo que es mirado con lupa por el mercado, sobre todo por los últimos datos alarmantes que arrojó la inflación, que marcó 4,8% en marzo pasado, según datos del Indec.
Una tendencia alcista en los precios que genera más presión en el valor del dólar, a lo que se les suman las nuevas medidas restrictivas oficiales por los crecientes casos de Covid-19.
Esto generaría que se vuelquen más pesos a la calle para ayudar a los sectores económicos más golpeados, y que mantendría la inflación en los elevados niveles actuales.
Esto se debe a que el Gobierno tiene previsto brindar un refuerzo de $15.000, a través de ANSES, a las personas más afectadas. Ayuda que significará en total, según los economistas, volcar unos 15 mil millones de pesos en una primera etapa. Por ende, se prevé que esta inyección enorme de billetes impulse también a los precios de los productos y servicios.
Por el momento, el valor del dólar tanto oficial como libre se encuentra "controlado", y esta es una de las mejores noticias que tiene el oficialismo.
De hecho, en todo el año, el incremento del precio del dólar mayorista es menor a la inflación, uno de los principales objetivos del Gobierno. De hecho, la misión es utilizarlo como "ancla antiinflacionaria".
En concreto, en todo el 2021, la cotización mayorista del billete verde subió 10%, en cambio la inflación en el mismo período ya se ubica en torno al 13%.
Este "control" cambiario oficial y menor devaluación de la moneda también se observa en que están coincidiendo los pronósticos previos de los analistas con las cifras reales.
Por ejemplo, el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), realizado por el Banco Central entre economistas, que se publicó a inicios de marzo, estimaba para todo ese mes un promedio mensual para el dólar mayorista de $91,40.
Finalmente, esa cifra no sólo se confirmó luego en los hechos, sino que fue inferior a la prevista. Su promedio mensual terminó siendo $91,066, casi 34 centavos menos que lo proyectado por el REM, y el billete cerró marzo en $92.
"Nosotros creemos que va a ir aminorando más su incremento, inclusive de lo que espera el REM como promedio. Es decir, que el ritmo de devaluación del peso versus el dólar oficial va a ir siendo más lento en los próximos meses", sentencia a iProfesional Pablo Repetto, director del estudio Gabriel Rubinstein y Asociados (GRA).
Y acota: "Se está buscando que la inflación vaya bajando, pero atrasando un poco el tipo de cambio. Por lo que estamos esperando un ritmo de devaluación de entre el 2% y 2,5% promedio para el mes de abril".
Este menor incremento se está observando en los hechos, ya que en los primeros 16 días de abril el tipo de cambio mayorista sólo avanzó 0,9% y se ubica en $92,81.
Mientras, en el segmento libre, la situación es relativamente calma. El dólar de contado con liquidación, que es el que se adquiere por medio de la compra y venta de acciones y bonos que cotizan tanto en pesos como en moneda estadounidense, avanza en todo el 2021 apenas 8%.
En tanto, el blue se ubica en torno a los $142, muy por debajo de los $166 con los que finalizó el 2020.
Estimaciones de economistas
En este sentido, los pronósticos de los expertos de mercado van en línea a esta tendencia bajista.
"Es una estrategia adoptada por las autoridades económicas que busca suavizar el ritmo de ajuste del tipo de cambio, como herramienta para diluir expectativas inflacionarias", afirma Gustavo Quintana, analista de PR Cambios.
Y acota: "Esta suerte de anclaje pretende desenganchar la evolución del dólar como factor que alimente la suba de precios. Habrá que esperar para ver si funciona", sentencia.
Por su parte, Natalia Motyl, economista de la Fundación Libertad y Progreso, sostiene que los dólares financieros estuvieron a la baja en las últimas semanas por una mayor oferta de divisas.
"Hubo una mayor liquidación de divisas por parte del agro y el pago de impuestos a las grandes fortunas. Además, por la fuerte caída de los bonos en dólares que cotizan en pesos y por una caída menor de los bonos en dólares", influyeron en este descenso, afirma a iProfesional esta experta.
Otro factor fundamental que cita la economista es la intervención del Banco Central en el mercado cambiario.
Por lo pronto, para las próximas semanas "no se observa una fuerte depreciación de la moneda".
"Son factores a tener en cuenta a la hora de proyectar a futuro qué es lo que va a suceder con el dólar a lo largo del año. La baja que estamos observando en los primeros meses del año corresponden a hechos coyunturales puntuales", opina Motyl.
En este sentido, considera que "no se está registrando un cambio en materia económica sustancial que aminore el clima de incertidumbre y desconfianza", que se están observando desde los últimos años.
Cabe mencionar que desde marzo el Banco Central comenzó a transferirle al Tesoro pesos para financiar el déficit, por lo que es esperable para los economistas que, en medio de un año electoral, vuelva a recurrirse a una política monetaria expansiva que afecte el valor del peso.
"Así, el ritmo devaluatorio se incrementaría con mayor rapidez post elecciones. Habrá que estar atentos si habrá un cambio de rumbo en materia monetaria para finales del año", proyecta Motyl a iProfesional.
Desde la visión de la visión de Claudio Caprarulo, economista principal de Analytica Consultores, ya el año pasado el Ministro de Economía Martín Guzmán había explícitamente declarado que la política cambiaria seguía como "objetivo mantener al tipo de cambio real constante".
"En una economía que está en una situación tan delicada como la nuestra, analizar la dinámica mensual es fundamental. Y desde octubre, cuando la inflación volvió a ubicarse por encima del 3% mensual, el objetivo del Gobierno se tornó más difícil", recuerda este experto a iProfesional.
Entonces, Caprarulo proyecta el atraso del tipo de cambio como "una de las pocas herramientas que aún no había utilizado el Gobierno para intentar bajar la inercia inflacionaria, y frenar la caída en el poder de compra de las familias".
En cuanto a si es una estrategia sostenible en el tiempo, el economista indica que "no", pero sostiene que "no por eso está mal utilizarla en una transición hacia la implementación de un plan integral de estabilización, una vez que se defina, finalmente, cómo va a ser el cronograma de pagos de la deuda con el FMI".
Ahora bien, el tiempo en que se pueda sostener un menor nivel de depreciación mensual va a depender de la lectura que haga el mercado.
Es que si el leve atraso se lee como "insostenible", Caprarulo sostiene que existirán nuevamente incentivos a adelantar importaciones y dolarizar los excesos de liquidez, presionando sobre las distintas cotizaciones del dólar.
"Es válido remarcar que el tipo de cambio real multilateral tiene el valor más alto de los últimos diez años, lo que le da espalda al Banco Central para sostener cierta apreciación, sin que eso modifique la competitividad cambiaria significativamente", detalla el experto de Analytica.
De todas formas, completa que el contexto internacional "no ayuda", porque la suba de tasas del Tesoro americano podría implicar depreciaciones de nuestros socios comerciales, sobre todo en un contexto en el que la política monetaria es "bastante laxa" en esos países.
"Es evidente que para acumular reservas no se necesita únicamente un tipo de cambio competitivo", concluye Caprarulo a iProfesional.
Y claro, tampoco ayudan los últimos datos de inflación más altos que los proyectados por el mercado. Algo que le inyecta más incertidumbre y presión al precio del billete estadounidense, que es una de las pocas "cartas" que hoy tiene el Gobierno para controlar la economía.