Con dólar tranquilo, los plazos fijos UVA se convirtieron en la gran apuesta de los ahorristas
El ahorrista argentino mira de reojo dos variables a la hora de colocar su dinero: el movimiento del precio del dólar y las tasas de los plazos fijos en pesos, para no perder frente a la inflación.
Esto se evidencia en el último tiempo, debido a que se está observando que cuando baja el valor del billete estadounidense libre, descienden también las colocaciones en pesos a corto plazo (las que van de 30 a 60 días) pero, a su vez, suben notoriamente las apuestas por los plazos más largos en moneda nacional.
Es decir, al no ser seductor el rendimiento actual del dólar, sobre todo el blue, que a lo largo del 2021 cayó de precio alrededor del 16% (unos 26 pesos), para pasar de $166 a los actuales $140, los ahorristas apuntan sus miradas a no "sacarse de encima" rápido a sus pesos y apostar por el plazo fijo que ajusta por inflación, que es el más rentable.
El principal obstáculo de este instrumento en pesos que sigue al índice UVA, o sea, por el incremento de los precios de la economía, es que su período mínimo de encaje de los fondos es de 90 días.Por este tema, se observa que crecen con fuerza los plazos fijos a un período más largo.
"Debe recordarse que un tipo de cambio estable, o en descenso, genera no sólo tranquilidad a los agentes económicos, sino también el ´irresistible sabor´ de obtener suculentos dividendos en moneda extranjera, por medio de posicionarse en pesos, obtener rentas que pueden rondar el 4% mensual y, finalmente, retirarlas a través de un reingreso a las divisas por los canales libres", sostiene a iProfesional el economista Andrés Méndez de AMF Economía.
Precisamente, considera que, en las actuales circunstancias, "los mayores rendimientos en materia de depósitos son los que se obtienen a través de las colocaciones ajustables por UVA que tienen un plazo mínimo de imposición de 90 días, aunque pueden ser precanceladas a partir de los 30 días".
Esta inclinación de los ahorristas a los depósitos a mayor plazo se puede observar en el siguiente gráfico, cuando se evidencia que la calma cambiaria se refleja en la mayor colocación de plazos fijos a más de 60 días de tiempo.
Allí se constata un crecimiento real, muy por encima de la inflación, que en febrero fue del 8% y en marzo ya es del 9,2%.
En cambio, los plazos fijos de entre 30 a 59 días, presentan un incremento de stock inferior, que prácticamente acompaña al resto de las variables de la economía.
"Hay un mayor dinamismo de las colocaciones a plazos más largos a los 60 días", describe Méndez.
Incluso, en esta primera parte de marzo, el ritmo de crecimiento de los plazos fijos a períodos más extendidos (9,2%) tiende a triplicar el que registran los nominados a una duración inferior (3,1%).
Subas y bajas del dólar y plazos fijos
Este movimiento de los ahorristas es totalmente contrario a lo ocurrido durante durante el 2020. Para graficar este comportamiento, hace un año atrás, antes de la llegada de la pandemia, alrededor del 30% de los plazos fijos del sector privado nominados en pesos estaban colocados a más de 60 días, una inmovilización "extremadamente extensa" para la volatilidad e incertidumbre de la economía argentina.
Este es porcentaje muy alto, debido a que incluso hoy, con todo el auge por estos instrumentos a largo plazo, el stock a más de dos meses todavía es menor que en aquella época, ya que representa el 20% del total de las colocaciones.
En resumen, la cuarentena cambió la ecuación, y el stock de los plazos fijos a más de 60 días se desplomaron desde el 30% del total hasta un mínimo de 17,8% del total, registrados a fines del año pasado.
"Con la llegada de la pandemia del Covid-19, esta conducta fue modificándose progresivamente hacia un aumento de la concentración de las colocaciones en plazos más reducidos a la par de que despertaban de su letargo las cotizaciones libres del dólar", detalla Méndez.
Esta relación de alza del precio del tipo de cambio informal y más ahorristas en pesos posicionados al plazo más corto, se debe a que estos prefieren tener su dinero disponible lo más pronto posible, por si sube la tasa de interés o por si deben cambiar de urgencia su cartera de inversión en medio de la volatilidad económica y la acelerada devaluación de la moneda local.
En efecto, el dólar blue que había correteado por debajo de los $80 en el primer trimestre de 2020, rápidamente elevó sus cotizaciones en la pandemia hasta alcanzar un pico de $195 a fines de octubre del año pasado. Es decir, subió de precio casi 150% en sólo 7 meses.
"Tan rápido como resultó este ascenso del blue, fue el corrimiento de los depositantes privados a plazo fijo en pesos al período más breve posible (30 días), quienes, entrampados en una moneda que perdió valor aceleradamente, procuraron tener a mano una ´salida lo más cercana posible´ a los mercados alternativos, tanto en divisas como en bienes", detalla Méndez.
Consecuentemente, un depósito a plazo fijo "largo" constituyó un riesgo infinito de perder una significativa porción de su capital.
Finalmente, en los últimos meses, el blue se tranquilizó y, tras algunas oscilaciones, emprendió un suave descenso nominal en el transcurso de este 2021 a los actuales $140.
¿Qué camino adoptaron los depositantes a plazo fijo? Volvieron a extender la duración de sus imposiciones, algo que se aprecia en la progresiva retracción de la curva de los depósitos "cortos".
¿Cómo sigue la tendencia?
La pregunta es si es sostenible la actual tendencia de los ahorristas de apostar por los períodos largos al realizar un plazo fijo.
Para que se mantenga esta situación respecto a las colocaciones de los ahorros, es clave que se den distintos aspectos, como puede ser la continuidad o no de la tranquilidad del mercado cambiario.
"Paralelamente, constituye un interrogante la dinámica de las tasas de interés y la evolución actual de los precios internos. Finalmente, adquieren trascendencia las decisiones que adopte el Banco Central en materia de política monetaria", enumera Méndez.
De acuerdo al panorama que se prevé para las distintas variables de la economía, este analista permite advertir que los tipos de cambio libres "tenderán a recomponer niveles previos a la pandemia".
Dadas las condiciones de oferta y demanda, "el nivel actual del tipo de cambio libre podría resultar aún elevado en términos históricos. Es decir, el dólar podría mantener su precio, ya que hay que remontarse a 2005 para encontrar valores superiores en términos reales", completa Méndez.
Por otra parte, se debe tener en cuenta que las colocaciones indexadas por UVA arrojan rendimientos superiores a los plazos fijos tradicionales, y se estima probable que este diferencial se mantenga algunos meses más.
Finalmente, en caso en el que el ritmo de ascenso de los precios internos se desacelere, como acaba de publicar el Indec, con el retroceso de la inflación a 3,6% en febrero, frente al 4% registrado en los dos meses anteriores, puede generar un cambio de posiciones en pesos.
"Si sigue cayendo la inflación, es probable que se produzca un traslado hacia plazos fijos tradicionales, y más cortos, aunque en este caso habría que monitorear la estrategia de política que adopte el Banco Central. Pero si los privados advierten un descenso de la tasa de interés, procurarían seguir colocándose a plazos más largos. Es un sueño utópico a pesar que, en un año electoral, las autoridades podrían preocuparse y ocuparse por el proceso inflacionario", concluye Méndez a iProfesional.-