Aumenta la demanda por plazos fijos UVA: desde noviembre crecieron 45%
Los depósitos a plazo fijo del sector privado que ajustan por UVA aumentaron $11.100 millones en enero y acumulan desde noviembre un incremento del 45%, tanto para el caso de las colocaciones con opción de cancelación anticipada como de los depósitos tradicionales, según datos del Banco Central (BCRA).
En ese sentido, los depósitos de este tipo cerraron enero en $67.746 millones, unos $11.100 millones más (+20%) que los $56.650 con los que habían finalizado en diciembre, y casi $21.000 millones (+45%) por sobre el stock que había a inicios de noviembre, cuando alcanzaron los $46.747 millones, de acuerdo con datos del Informe Monetario Diario del BCRA.
Expansión
Si se analiza el comportamiento global de los depósitos a plazo -incluidos plazos fijos tradicionales y los atados al valor del dólar, disponibles sólo para el sector agropecuario- su crecimiento mensual fue de 8,1% nominal en enero lo que, según el BCRA, equivalió "a una expansión de 4,4% en términos reales y sin estacionalidad".
"De este modo, los depósitos a plazo comenzaron el año con un ritmo de expansión interanual a precios constantes cercano a 25% que, si bien implicó una desaceleración respecto al máximo histórico alcanzado en octubre, continuó ubicándose por encima del máximo alcanzado en el período 2004-2019", detalló el Banco Central en el Informe Monetario Mensual de enero 2021.
Asimismo, destacó que el aumento de las colocaciones a plazo estuvo compuesta, en partes similares, por las colocaciones de más de $20 millones y por las de menos de $1 millón, y estas últimas "volvieron a mostrar una tendencia creciente, luego de tres meses de mantenerse estables".
Sin embargo, y pese al fuerte incremento que tuvieron en los últimos meses, los plazos fijos en UVA aún representan un porcentaje muy pequeño en comparación al volumen total de depósitos a plazo: apenas el 2,77% a fines de enero.
Los plazos fijos en UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) son instrumentos que permiten proteger de la inflación el capital depositado, ya que otorgar al ahorrista una tasa de interés igual al aumento del índice de precios más un 1% anual.
De este modo estos depósitos se diferencian de los tradicionales al otorgar una tasa de interés variable en lugar de la una fija (37% anual para los depósitos de menos de $1 millón) y al fijar un depósito mínimo de 90 días, en lugar de los 30 días de plazo al que puede depositarse uno tradicional.
¿Qué conviene más?
El grado de incertidumbre que prevaleció a lo largo de todo 2020 parece trasladarse sin mayores variaciones en el año que recién comienza. Ello se debe obviamente a cuestiones tanto económicas como sanitarias y le genera al pequeño ahorrista mucho "ruido" al momento de tener que decidir en que instrumento financiero colocar su dinero.
No obstante ello, para dar un poco de luz sobre lo que puede suceder en los próximos meses, es interesante apelar, por ejemplo, a los resultados que publica mensualmente el Banco Central bajo la denominación de REM o Resultado de las Expectativas de Mercado.
Su utilidad radica en que en él se condensan los pronósticos de una amplia gama de consultoras privadas, entidades financieras y universidades.
En el caso particular del pequeño ahorrista las tres variables que pueden ayudarlo a decidir son obviamente la evolución de la inflación, del tipo de cambio y de la tasa de interés.
Si el horizonte de inversión del ahorrista está acotado a solo tres meses, es decir con vencimiento a mediados de abril, y toma como referencia los resultados del REM, probablemente se vuelque a un plazo fijo UVA, es decir, ajustado por precios, pues obtendría una rentabilidad del orden del 12%, más algún punto adicional que le pague el banco en el que hizo el depósito.
Con este empujón adicional le estaría sacando más de dos puntos porcentuales de ventaja al dólar solidario que venden los bancos, considerando que no se altera el impuesto del 30% ni la retención del 35% a cuenta del Impuesto a las Ganancias. En efecto, en el mismo período el dólar aumentaría poco menos del 11%, para ubicarse en torno de los 163 pesos.
Finalmente, quien opte por un plazo fijo tradicional, más allá que se espera una suba acotada de la tasa de interés, obtendría un rendimiento apenas por encima del 9 por ciento.
Pero si el horizonte es más prolongado y se extiende hasta fines de junio, la cuestión no cambia demasiado pues en este caso también prevalecería el plazo fijo UVA, tanto sobre la variación del tipo de cambio como de la acumulación de las tasas de interés.
Ello, a partir de que el primero de ellos avanzaría un 25%, sumándole la tasa de interés que pagan los bancos para hacerlo más atractivo, versus el 22,9% del dólar, si se considera las puntas vendedoras en todos los casos y el 19,6% que aportaría un depósito de plazo fijo tradicional.
Ya con la mirada puesta en el segundo semestre, las estimaciones muestran un marcado acercamiento entre las tres variables, aunque con cierta preeminencia de las tasas de interés, ya que acumularían un 22,2%, frente al 21,9% del dólar y 21,1% de los plazos fijos ajustados por precios al consumidor.
En tanto que si se toma al año 2021 como un todo, los analistas consultados por el BCRA consideran que la carrera de rendimientos la ganarán los plazos fijos ajustados por UVA, con el 50% más la correspondiente sobretasa, seguidos por el dólar, que subiría un 49% y en tercer lugar el plazo fijo tradicional, que se ubicaría unos cuatro puntos porcentuales por debajo.
Claro está que todo este ejercicio a futuro está sujeto a un sinfín de factores que pueden incidir en un sentido u otro en los resultados finales. En tal sentido, se pueden contabilizar lo que suceda nada menos que con la pandemia de Covid-19, incluyendo puntos tan sensibles como todo lo referente a las vacunas y la posibilidad de una nueva, el resultado de las negociaciones entre el gobierno y el FMI, cuya definición parece dilatarse en el tiempo, todo ello en un año en "clave electoral", lo cual le agrega un nivel de incertidumbre aún más pronunciado.