Dólar e inflación: cómo afectarán a estas variables las elecciones y la salida de la pandemia
En el último tiempo la inflación y el valor del dólar fueron de la mano. Pero ahora surgen interrogantes sobre si este fenómeno se mantendrá en los próximos meses y sobre cómo influirá el factor político, debido a que hay elecciones legislativas: la historia marca que, muchas veces, en estas instancias, la divisa estadounidense fue utilizada como ancla de los precios.
En diciembre pasado hubo una inflación de 4%, cifra que se repitió en enero, y en todo el 2020 la suba de precios fue del 36%, número que dista bastante del IPC (índice de Precios al Consumidor) del 2019, cuando saltó 54%.
Por otro lado, el tipo de cambio oficial subió 40,5% durante el año pasado, cuando el Banco Central emitió $2 billones para financiar el déficit fiscal.
Así las cosas, para los economistas se abren muchas preguntas debido a que el año pasado bajó la inflación en relación al 2019, con un dólar y emisión monetaria que no aminoraron. Ahora, el equipo económico de Alberto Fernández se fijó una meta inflacionaria del 29% para 2021 (y un dólar que subirá un 25%), pero esto se contradice con las expectativas privadas, que anticipan una aumentos de precios mayor para este 2021.
Al respecto, iProfesional dialogó con Roberto Geretto, economista jefe de banco mayorista CMF, para que detalle qué es lo que puede suceder durante este año.
Antes que nada, se debe tener en cuenta que la inflación tiene múltiples causas, aunque dentro de ellas el tipo de cambio tiene una preponderancia fundamental en la Argentina.
"La primera causa de la inflación en el corto plazo es el dólar, mientras que en el mediano plazo la emisión monetaria gana más relevancia. A su vez, la emisión monetaria influye directamente en la determinación del tipo de cambio nominal", detalla Geretto.
También menciona que aparecen otros fenómenos más estructurales, como pueden ser los aumentos de tarifas, salarios, combustibles, entre otros.
Estos factores, en una economía de flexibilidad perfecta, "no afectarían al IPC", sostiene este economista.
Por ejemplo, desde la teoría, un aumento de tarifas "deja menos ingreso disponible a las familias para gastar en otros servicios, lo cual hace bajar la demanda y así los precios de éstos".
En Argentina esto es distinto, porque por el historial inflacionario se tiene una "alta inflexibilidad de los precios para acomodarse a la baja", afirma Geretto.
Por lo tanto, un aumento de tarifas empujará al índice de precios a la suba.
Inercia de 2020, ¿cómo influirá ahora?
Ante este panorama de presión en los precios, incluido el del dólar, se debe recordar que el año pasado fue el "punto opuesto" a 2019. Hay que recordar que en el último año de mandato de Macri, la incertidumbre asociada al proceso electoral tras el esultado abultado de las PASO, hizo saltar al tipo de cambio.
Así, se tuvo una "inflación cambiaria", a pesar de no haber habido emisión monetaria, ya que el Banco Central tenía un objetivo de mantener la base monetaria casi constante, detalla Geretto a iProfesional.
Por el contrario, en 2020, a pesar de la alta emisión monetaria y el dólar oficial subiendo un 40%, la inflación "apenas" fue del 36%.
Las causas de estos fenómenos, según este economista, son las siguientes:
- Cuarentena: afectó seriamente la actividad productiva, causando un desplome del nivel de actividad. Así, directamente, había ciertos rubros que ni siquiera exhibían los precios por no estar operativos. Por ejemplo, en abril pasado no se podía saber cuál era el precio de una entrada de cine, porque estaban cerradas las salas. De ese modo, se tuvieron precios "adormecidos".
- Precios regulados: también se ha vuelto a un fenómeno ya conocido, que es el atraso tarifario. "A modo de ejemplo, desde enero a noviembre, el componente de IPC de precios regulados tuvo un alza acumulada de menos del 12%", grafica Geretto.
- También acota que se pueden contar bajo esta categoría otros precios, como alquileres, o todo lo que sea "precios máximos" o "precios cuidados", que estrictamente no se ubican bajo el rubro de "regulados", pero "en los hechos los son".
- Demanda de dinero: por último, el bajo grado de monetización, que es "herencia de la anterior administración, que apuntaba a contener al dólar vía una política monetaria muy rígida". Esto "ayudó a que inicialmente la mayor emisión monetaria no se trasmita a los precios", concluye Geretto.
¿Qué pasará en el 2021?
En resumidas cuentas, el consenso del mercado para este año es que habrá una inflación en niveles del 50%. Y, por ende, salvo que la estrategia del Gobierno sea atrasar al tipo de cambio en este año electoral, al menos el dólar debería acompañar al nivel de avance del resto de los precios.
Para Geretto, estas proyecciones se basan en tres supuestos básicos:
1. El primero es que sostiene, salvo que se agrave localmente la situación sanitaria, que "no habrá algún tipo de cuarentena estricta, haciendo que se consolide el nivel de recuperación de la actividad".
2. El segundo supuesto de que los precios se ubicarán en torno al 50% ya que el dólar oficial, las tarifas y los salarios "no se atrasarán respecto a la inflación".
"Esto es porque se estima que el Banco Central continuará su política de no dejar atrasar el dólar oficial para cuidar las (pocas) reservas netas existentes, también la duda que se presenta es que seguir atrasando aún más las tarifas llevará, tarde o temprano, a mayores subsidios y déficit fiscal. Al margen de la inflación reprimida y una deteriorada calidad de los servicios", analiza Geretto.
En este combo de factores, por último, opina que se debe esperar que en un año electoral los salarios no perderán con la inflación.
3. Allí surge el tercer supuesto, que es que, de ese modo, "sin un ancla nominal efectiva que contenga la inflación, la mayor emisión monetaria para financiar el Tesoro, donde el presupuesto estipula un déficit primario del 4,5% del PBI, traerá mayores presiones inflacionarias, donde en 2021 ya se parte de un alto grado de monetización de la economía", resume.
En este escenario para el 2021, Geretto considera que se presenta como un año de grandes desafíos para la economía argentina. "La inflación es uno de ellos, y de producirse algún escenario negativo de salto abrupto del tipo de cambio, la proyecciones actuales seguramente empeorarán", evalúa.