Desinterés total por el país: por qué para bancos del exterior la Argentina aún es un "paria financiero"
Cierra virtualmente un año en donde la Argentina, a pesar de haber reestructurado u$s66.000 millones de su deuda con los bonistas privados en forma exitosa, sigue siendo un paria financiero.
Los rendimientos de los bonos en torno al 16% anual en dólares, la devaluación récord de su moneda -excepto el atípico caso de Venezuela- (el dólar blue sube más del 100% este año) y la batería de desequilibrios macroeconómicos hace que el país esté fuera del radar de los inversores y hombres de negocios. Como dijo Larry Fink, el CEO de BlackRock -el fondo más grande del mundo-, pasarán muchos años para que alguien confié en la Argentina.
Las palabras de Fink (magnificadas por la posición que ostenta en el mundo de la finanzas y por haber tenido serios cortocircuitos con la Argentina durante canje hasta que el Gobierno pagó lo que pedían), son las mismas que se escuchan en cualquier banco de inversión o gestor de fondos tanto de EEUU como de Europa sobre el país.
"Argentina es irrelevante para los negocios. Creo que a lo sumo que haya un interés muy puntual en un sector, no veo que la Argentina salga del ostracismo. Porque a los problemas que ya todos sabemos que tienen se le suma un Gobierno que políticamente espanta al capital. Y el mundo es y un lugar complejo como para dedicarle tanto tiempo a un país como la Argentina".
Para el mercado, Cristina sigue manejando las decisiones del Gobierno y eso exacerba la desconfianza
El estigma kirchnerista, una piedra en el zapato
La frase corre por cuenta de un banquero argentino en Nueva York que vaticina la "condena" que tendrá el país: "El kirchnerismo, porque este un Gobierno kirchnerista, nunca atrajo a los capitales. Más bien se pasó el tiempo peleando contra ellos porque no los atraía. Con lo cual yo creo que el ministro de Economía (Martín Guzmán) sabe muy bien que no habrá financiamiento ni capitales para la Argentina durante todo el mandato de Alberto Fernández".
Los banqueros en Wall Street le dedican cada vez menos tiempo en sus informes de research a la Argentina. Los pocos que aún mantienen comentarios sobre el país no son precisamente alentadores. En Nueva York ven que la recuperación será menos de la mitad de lo que se perdió este 2020 y que la inflación será el doble de lo que prometió Guzmán en el Presupuesto.
La duda acerca del dólar es otra variables. ¿Evitará el Gobierno un salto del tipo de cambio? Muchos se "juegan" ahora a que sí lo hará, pero no imaginan un baja de la brecha cambiaria. "No se puede hacer negocios en un país donde te pagan $85 para entrar plata pero para sacarla, si es que te dejan, tenés que convalidar un precio del dólar 70-80% más caro. Sencillamente no es viable y nunca lo será", advirtió un ex banquero de Wall Street que volvió a Buenos Aires y que luego del triunfo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner decidió "refugiarse" en el Uruguay.
Para este economista, "hay cero chances" de que el Gobierno pueda revertir la desconfianza que genera en el mundo empresario y financiero. "En el mejor de los casos pueden estabilizar la situación, como ahora, y llegar con una economía algo más ordenada al final de su mandato. Eso es lo que busca Guzmán, de hecho. Pero el problema de la Argentina es que más allá del esfuerzo que haga un ministro o un grupo de funcionarios, al final del día todo está supeditado a la decisión de Cristina. Y el mercado conoce muy bien a la ex presidenta", advierte.
La intención de Guzmán, el encargado de "ordenar" la economía, es cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para tener algún tipo de "credencial" de buen comportamiento. Léase, como el país no genera confianza, el hecho de que haya un veedor internacional podría ser el "padrino" necesario para que algunos se animen a hacer negocios con la Argentina. "Un programa con el FMI te ayuda a mejorar un poco en ese aspecto, pero no te va a generar algo mágico en sí mismo", explicó otro gestor de fondos argentino que vive en Manhattan.
"Quedó demostrado con el canje de deuda. Se cerró casi con el 100% y los bonos se hundieron casi el 25%. Eso sucedió porque la política económica no es consistente y porque hay mucho riesgo de gobernabilidad en la Argentina. El doble comando no genera confianza", sumó.
"La verdad es que la palabra Argentina aparece cade vez menos en los calls que tengo. Cuando seguís América Latina, el interés de los fondos y de las empresas a la hora de invertir pasa por otro lado. Brasil siempre está, Chile también en alguna medida, Colombia es otro por el cual preguntan. Pero cuando les querés hablar de Argentina los mismo tipos te cortan y te cambian de tema. No hay interés", explicó un economista que trabaja como representante de un banco europeo en Buenos Aires.
Argentina, ejemplo de los fugadores seriales
Dice que los que tenían bonos estaban interesados por el canje pero luego de obtener los nuevos títulos "todos salieron a vender y se olvidaron de la Argentina".
Mientras que el país sigue sin captar el aluvión de dólares que está dando vuelta en el mundo, con tasas cero y financiamiento barato para la mayoría de los países, la gran duda es cómo detener la sangría.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), un organismo que engloba a bancos y fondos de inversión alrededor del mundo, advirtió recientemente "en Argentina, la fuga de capitales agrava la situación de escasez de financiamiento".
"Argentina es un excelente ejemplo de la fuga de capitales de residentes que complica la financiación externa. Si bien se desaceleró drásticamente debido a los controles de capitales, el país sigue siendo un ejemplo destacado de flujos de residentes que empeoran la salida masiva de los extranjeros, especialmente en épocas de elecciones", señalaron en un reciente paper.
El dólar seguirá siendo el Talón de Aquiles de un Gobierno que lucha a duras penas para mantener las pocas divisas que genera. ¿Llegará el momento en que un gobierno kirchnerista pueda seducir "al capital"? El pasado reciente muestra que no. Y el primer mandato de Alberto Fernández por ahora así lo confirma. Le quedan 3 años. Es mucho, pero quizás no tanto para cambiarle la cara a una administración que si bien por "prontuario" ingresó con varios goles en contra desde el vestuario; tampoco mejoró cuando le tocó salir a la cancha.