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¿Alcanza el súper cepo para aplacar la crisis por falta de dólares?: esto opina Martín Kalos

El economista Martín Kalos se refirió al súper cepo y la administración de la escasez que tiene que hacer el Gobierno en materia de reservas
27/09/2020 - 16:00hs
¿Alcanza el súper cepo para aplacar la crisis por falta de dólares?: esto opina Martín Kalos

Martín Kalos, director de Épyca Consultores charló con iProfesional sobre las últimas medidas sobre el dólar y las proyecciones de inflación y déficit del Presupuesto. Considera que en lo inmediato es fundamental administrar los dólares que todavía quedan e incentivar las exportaciones para sumar reservas

-¿Cómo evaluás las últimas medidas cambiarias? 

-Lo que busca el Gobierno es ganar tiempo porque hay un diagnóstico de que, si las cosas salen bien, puede haber una estabilización de la economía, que empezaría a recuperarse a partir de la salida de la pandemia y de un plan que no está anunciado integralmente pero del que ya se fueron mostrando a cuentagotas algunas medidas. Para eso falta y ese tiempo era mayor al tiempo que iban a durar las reservas internacionales si no se hacía algo. Con ese diagnóstico había que tomar medidas y cualquiera iba a traer problemas. Yo quizá no hubiera usado el mismo mix de políticas porque tiene sus problemas y que, para mí, va a terminar siendo insuficientes en el mediano plazo. Es una apuesta. Pero, al final, se trata de si el Gobierno logra generar la expectativa y la confianza en que la economía tenga un horizonte de mejora en algunos meses. Todavía falta. 

"Las medidas van a ser insuficientes en el mediano plazo", afirmó el especialista.

-¿Qué puede hacer el Gobierno para generar esa confianza?

-Hay problemas en cómo se toman las decisiones económicas y en cómo se comunican, hay mucho espacio allí para que el Gobierno gane capacidad de generar confianza y tiene mucho para trabajar. La primera es cierta parsimonia para mostrar la agenda. Hay una cuestión de tiempos, de oportunidad, porque mostrar toda la agenda cuando todavía no se puede implementar por la pandemia, tiene sus riesgos. Pero, aún así, hay una ansiedad lógica por ver la salida y el Gobierno está mostrando cierta gradualidad en esa comunicación. Eso sería un primer punto que llevaría a una mejor imagen: mostrar más medidas, no solo económicas sino en general. La segunda cuestión es la comunicación de lo que sí se anuncia. Hubo errores, problemas de comunicación, medidas que se tuvieron que corregir y otras donde directamente se dio marcha atrás. Eso genera ruido. Los funcionarios y funcionarias tienen la responsabilidad de comunicar bien esas medidas. 

-¿Qué pasa si esa reactivación de la economía no llega?

-Ese es el gran riesgo. Hay un montón de incertidumbre, nunca hubo en la historia un momento como este. La única buena noticia de los últimos años en materia económica fue la renegociación exitosa de la deuda. Es un primer punto absolutamente necesario pero insuficiente para estabilizar esa incertidumbre en un contexto de tanto riesgo. Argentina sigue en crisis. En 2020 la crisis ha logrado cierta estabilización en algunas cuestiones financieras, a fuerza de un declive absoluto en las variables productivas, laborales y sociales. Recuperar esto no es ni automático ni fácil. 

-¿Qué se necesita? 

-La economía requiere que se combinen muchas cosas para empezar a repuntar. Necesitamos que haya una salida de la pandemia pero también políticas de reactivación para salir de la recesión en la que Argentina ya venía. Además, políticas de desarrollo y de crecimiento de mediano plazo para salir del estancamiento en el que Argentina estaba de 2012. A la vez, necesitamos atender las urgencias laborales y sociales, con los números de desempleo, caída del empleo, distribución del ingreso, pobreza e indigencia... Es un Gobierno que tiene un desafío enorme y hay mucho que puede salir mal porque estamos en crisis, lo que implica volatilidad y riesgos. No hay garantía de que vaya a salir bien.

-¿De dónde pueden sacar los dólares?

-En el corto plazo, hay que administrar los que hay. Eso obliga a generar prioridades. Lamentablemente, no es algo que se vaya a revertir en lo inmediato. Lo importante no es solo salir de esta crisis sino no caer en una próxima. Para eso hay que generar nuevos nichos exportadores, competitivos. Creo que hay consenso sobre eso, aunque no en cómo lograrlo. Esos nuevos nichos tienen que contar con capital para invertir. No existe la competitividad a nivel internacional si no tenés cierta escala para producir con cierta eficiencia. Este es un gran problema porque Argentina ha perdido escala a pasos agigantados en los últimos 25 años y, además, cuesta encontrar los recursos para esas inversiones.

Para el economista es fundamental promover las exportaciones tradicionales y buscar nuevos nichos competitivos 
Para el economista es fundamental promover las exportaciones tradicionales y buscar nuevos nichos competitivos 

-Combinados con los sectores tradicionales… 

-Si, también necesitamos seguir aprovechando los sectores tradicionales, que son competitivos históricamente en Argentina. Tienen larga trayectoria y madurez. El agroalimentario, el hidrocarburífero y el minero. Todos tienen problemas socioambientales pero también son los que históricamente han aprovechado las ventajas naturales de Argentina para ser competitivos internacionalmente. Hay que pensar qué hacer con ellos para limitar su impacto ambiental pero también para que puedan seguir produciendo y generando ventajas que el resto de la economía pueda aprovechar. También hay que mejorar la cuestión logística y tributaria. Hay simplificaciones y reducciones de costos que hacer por esos lados que son absolutamente necesarias para que se puedan aprovechar esas ventajas que Argentina tiene. 

-¿Cómo ves la negociación con el FMI?

-No me preocupa demasiado. Primero, porque creo que efectivamente hay una sintonía política que genera un piso alto en la negociación. El FMI ya avaló los criterios de sustentabilidad con los que Martín Guzmán renegoció con los acreedores privados. Eso ya está sobre la mes a la ahora de sentarse a negociar. En segundo término porque, incluso si se estancara la negociación, no creo que el FMI exija los pagos a partir del año que viene porque, como organismo, tiene la misión de auxiliar a los países que tienen problemas financieros. Está claro que Argentina está en medio de una crisis económica y financiera. Exigirle que pague, en vez de ayudarla a refinanciar, tendría un costo político muy grande para el FMI. En ese sentido, si no hay un acuerdo explícito, puede haber un acuerdo tácito respecto de que el FMI no le va a exigir al país lo que le debe hasta que no esté en condiciones de pagarlo. 

-¿El déficit fiscal de 4,5% que planteó el presupuesto es posible? 

-Es un presupuesto que se pone un objetivo para la política económica que no es imposible pero es exigente. A partir de ahí intenta construir la credibilidad de esas metas. Ese 4,5% de déficit es una mejora importante y va a requerir un esfuerzo de parte del Gobierno, sobre todo, porque al mismo tiempo piensa en aumentar el gasto en obra pública y porque tiene una parte de componente rígido en el gasto, en todo lo que tiene que ver con seguridad social. Dentro del margen que tiene para modificar y eficientizar el gasto, está claro que el Gobierno va a necesitar exigirse un buen uso de los pocos recursos que tiene. 

"No es para nada obvio que la inflación vaya a seguir bajando", dijo Kalos

-El presupuesto plantea una inflación en torno a 29% para 2021. ¿Es creíble?

-Acá es donde necesitamos que se juegue la política económica. Este año, para bajar la inflación el Gobierno, en un contexto recesivo que reduce muchas tensiones inflacionarias, congeló o administró un montón de precios relevantes en la economía como tarifas, dólar y otros relativos al consumo de las familias o los gastos de las empresas. A partir de ahí se generó una baja en la inflación que, igualmente, estará algo debajo de 35%. No es para nada obvio que la inflación vaya a seguir bajando porque estos precios que estuvieron administrados durante 2020, en algún momento tienen que actualizarse. En medio de una crisis que genera volatilidad nominal, es muy difícil pensar que el Gobierno logre sostener indefinidamente la estabilidad cambiaria o los márgenes de acción sobre las empresas. Además, si tiene que reducir el déficit, no puede aumentar los subsidios para sostener, por ejemplo, las tarifas. Es un juego muy fino. Hay que ver cuánto se actualizan las tarifas, la devaluación, cuánto se juega en las paritarias

-Los salarios funcionaron como ancla este año...

-En 2020 las paritarias jugaron a la baja y hubo una pérdida tremenda del poder adquisitivo de los salarios, que se suma a la de los 4 años previos. El salario está atrasadísimo en Argentina. Eso ayuda a reducir costos laborales en la producción pero es un problema si uno piensa en la calidad de vida de la población, sobre todo, con tanta población por debajo de la línea de pobreza. Tenemos demasiadas tensiones. Ya sea la volatilidad propia de la crisis, es decir, que haya episodios de suba de algún componente. O las tensiones políticas que se van a dar por esta demanda de recomposición del salario, puede generar que no se cumpla con esta meta de inflación. La administración de esas políticas es la clave para tratar de acercarse. 

-El Gobierno, mientras, apunta a la recuperación del consumo...

-Sí. Eso sólo puede darse de la mano de dos fenómenos. Uno es un aumento de los ingresos de las familias, que depende de la recuperación del empleo y del salario. Dos cosas que ojalá ocurran pero no van a ser fáciles de lograr en el corto plazo. Otra es el aumento del crédito al consumo, que también viene golpeado. Hace falta una política financiera que empiece a generar esos espacios de crédito para empresas y familia. 

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