La decisión de cambiar bonos por Leliq está tomada, pero buscan la forma de suavizar el impacto en los bancos públicos
El ministro de Economía, Martín Guzmán, habría encontrado la manera de hacer feliz al Presidente con respecto a una variable que a Alberto Fernández le preocupa desde que era candidato: cómo desarmar la bola de nieve de las Leliqs (Letras de Liquidez del Banco Central). Sin embargo, aunque todo parece listo para obligar a los bancos a desarmar sus posiciones en Leliqs y que usen esos pesos para comprar bonos, en el Palacio de Hacienda aún evalúan cuánto podría esta decisión perjudicar a la banca pública, poseedora de una buena cantidad de Leliqs.
"Sabemos que no vamos a poder volver al mercado internacional, y necesitamos recrear un mercado de capitales en pesos con instrumentos que, además, nos permitan desarmar la bola de nieve que son las Leliqs". Esa es la idea que el ministro de Economía le habría transmitido a Presidente, y que Alberto Fernández tomó con alegría, ya que en varias ocasiones se mostró preocupado por lo que las letras del Banco Central representan para la economía.
Es importante tener presente que las Letras de Liquidez del Banco Central (que fueron creadas por Federico Sturzenegger en 2018, para reemplazar a las Lebacs) hoy representan un volumen de dinero de $1,3 billones. Y pagan una tasa de interés que tiene como piso el 38% anual. A diferencia de sus predecesoras —las Lebacs—, las Leliqs sólo pueden ser adquiridas por los bancos. Eso facilitaría el canje por los bonos que están diseñando en Economía.
En el Palacio de Hacienda aseguran que la decisión está tomada. Aunque prefieren no dar detalles de cómo será el bono que les entregarán a los bancos a cambio de las Leliqs. Y les preocupa cómo esto pueda impactar en la rentabilidad de los bancos públicos, principales tenedores de estas letras.
La rentablidad de los bancos privados, no les preocupa. "Hay que desarrollar herramientas para que, en algún momento, el remanente que hay de timba financiera se resuelva", aseguran en los pasillos de Gobierno. Y recuerdan que, la semana pasada, la tasa que pagaron las Leliq fue del 38%, mientras que un bono que se colocó se hizo con un rendimiento del 31%, siete puntos porcentuales menos.
En el Central, no dicen demasiado. Pero en el Gobierno aseguran que a Miguel Pesce no le gusta demasiado la idea de tener que informarle a los bancos que les cambiarán un instrumento financiero de alta liquidez y alto rendimiento, por uno de menor liquidez y significará inmovilizar los fondos por un plazo mayor. Sin embargo, esta solución le parece mejor que continuar emitiendo, algo que al presidente del Banco Central no le convence demasiado.