¿La crisis no es tan mala?: economistas ven algunas ventajas para la reestructuración de deuda
La pregunta que está recorriendo la City porteña por estas horas es si la debacle en los mercados externos de los días pasados, que bajó el precio de todos los bonos y llevó a los países centrales a recortar la tasa de interés, puede terminar beneficiando a la Argentina en la renegociación de su deuda.
Economistas y abogados especialistas en reestructuración de pasivos consultados por iProfesional no coinciden en su diagnóstico, ya que mientras algunos ven algunas mejoras de la situación, otros visualizan un escenario aún más desfavorable que antes de la crisis.
Daniel Marx, economista de Quantum Finanzas, dijo que "la baja de la tasa en los Estados Unidos puede ayudar un poco mientras que el aumento de la aversión al riesgo puede complicar la renegociación de la deuda, pero lo fundamental sigue pasando por la Argentina y su relación con los acreedores".
Los problemas globales, para Marx, están produciendo que al país le resulte difícil conseguir la atención de los gobiernos y del "sector oficial internacional", para que ayuden a que la negociación de la deuda "llegue a buen puerto".
Los mismos fondos que poseen los bonos están preocupados por otras cosas para prestar atención a la Argentina, consideró Marx, al tiempo que no se aclaran el rol del FMI ni la influencia internacional sobre los diversos actores.
Matías Bolis Wilson, economista jefe de la Cámara de Comercio Argentina, comentó que "puede ayudar a la reestructuración, si baja el costo de financiación" el hecho de que los bancos centrales de los países del hemisferio norte hayan bajado la tasa de referencia ante la contracción de la economía, en especial, por efectos de la crisis del coronavirus.
Pero añadió que "cuando se produce pánico, como en estos momentos, los mercados de crédito se restringen tanto para los Estados como para las empresas", lo que "puede hacer más dificultosa la negociación con los acreedores".
En la misma línea, Martín Kalos, economista jefe de la consultora Elypsis, dijo que, "en general, no es bueno que haya turbulencias en una semana en que se quiere explicar una propuesta de reestructuración a los acreedores".
"Y menos cuando se suma que hay flight to quality, búsqueda de activos menos riesgosos; Argentina es muy riesgoso y tiene que presentar su propuesta en este marco", enfatizó Kalos.
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Pero, del lado de los beneficios de la situación, Kalos también consideró que la baja de la tasa de interés a nivel mundial puede mejorar el costo de oportunidad de tomar deuda con una quita de interés.
"Hoy la tasa de interés que paga Argentina es altísima, y ahora puede bajarla sin perjudicar a los acreedores, pero hay que ver si se logra plantear esto en el marco de la negociación", puntualizó Kalos.
Pablo Van Thienen, director académico del instituto de postgrado CedefLaw, dijo que se puede ver "medio vaso lleno o medio vaso vacío". Por un lado, dijo Van Thienen, "se puede abrir una ventana para lograr una espera".
"Al bajar los precios de los commodities, y especialmente del petróleo, y estar comprometida la continuidad de la única garantía de pago que tenían los acreedores, se podría conseguir una espera amigable y consensuada: todos estamos en crisis", afirmó Van Thienen.
Pero, por otra parte, aseguró que "la deuda es impagable por todos lados", indicó, y agregó que "no es sólo la cotización de los activos que tuvo una caída de 40% a valor par, sino que todo lo exportable de Argentina, todo lo que puede aportarle divisas para pagar la deuda, como el petróleo por la caída del precio y otros commodities por el coronavirus, está claramente afectado".
Sumo a esto que "la baja del precio del petróleo hace inviable Vaca Muerta, que era la garantía que podía ofrecer el Gobierno".
"Ya hay una genuina incapacidad de pago", remarcó Van Thienen, y añadió que "Argentina hoy tiene un frente muy complicado, porque la baja de los bonos hace que los tenedores hoy prefieran venderlos a un fondo buitre".
También para Tomás Smudt, economista y socio del estudio Laiún, Fernández Sabella y Smudt, la situación internacional puede tener la ventaja de la quieta que puede lograrse con un bono cuyo precio está cada vez más bajo.
"Pero, en la vereda opuesta, está la posibilidad de que eso mismo provoque entrada de los fondos buitres y de que esos efectúen un bloqueo de la renegociación", dijo Smudt.
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Explicó que los fondos buitres, si obtienen una masa crítica de los bonos argentinos sujetos a reestructuración por el Gobierno, pueden exigir unanimidad de los acreedores para aceptar una quita, y bloquear cláusulas de acción colectivas que admitan el acuerdo del 75% u 85%.
José María Segura, economista jefe de PwC, consideró que la influencia de la situación de los mercados internacionales en la renegociación de deuda argentina es "ambigua", ya que "la deuda es una promesa de pago y la volatilidad con la baja de precios de petróleo y commodities introduce incertidumbre en el flujo de dólares para el repago de la deuda".
"Si bien aquellos acreedores que tienen que tomar la propuesta podrían verse tentados a aceptar una quita mayor por la situación actual, ésta también puede aumentar la aversión al canje y empujarlos a buscar hacer líquida su posición, vendiendo los bonos a fondos buitres", consideró Segura.
La entrada de los buitres implicaría una posición dura que podría llegar a forzar un default para luego cobrar la deuda en un litigio, opinó Segura, y añadió que esto "complicaría el escenario de una negociación amigable".
En cuanto a la tasa de referencia internacional, "su baja puede jugar a favor", pero cuando se pone en la balanza la incertidumbre y el riesgo de la situación económica local, "Argentina no puede capitalizar ese beneficio porque el spread del riesgo país aumenta".
Un escenario complicado por los plazos, los precios y el coronavirus
Osvaldo Rebollo, coordinador de la Comisión de Economía de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas por la Mesa Directiva, dijo que a ese cuerpo "le preocupa el escenario que se está viviendo".
Y aseguró que "todo depende de la pericia del Gobierno para obtener la mejor negociación" en un escenario que definió como "desfavorable".
Rebollo dijo que ese escenario tiene tres ejes: los plazos, la puja a la baja de los precios del petróleo y la soja, y la repercusión del coronavirus.
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Consideró que el Gobierno se "autoimpuso" el plazo del 31 de marzo para completar las negociaciones, y "si no llega, va a perder cierta credibilidad, pero parece difícil de cumplir", porque "recién se supo cuáles son los bonos que se van a incluir en la reestructuración".
Y otro plazo es el de los vencimientos que se acumulan en junio, lo que trae la "necesidad de tener toda la renegociación de la deuda lista este mes", comentó Rebollo.
Sobre el problema de la baja de precios, Rebollo coincidió en que la baja "impensable" en los precios del petróleo y los de la soja "afecta la capacidad de generar superávit a futuro mediante la recaudación de retenciones y Vaca Muerta, que es en lo que se apoya la negociación".
Respecto del coronavirus, opinó que "esta crisis se va a trasladar con la llegada del frío al hemisferio Sur, y quien participe en la negociación de la deuda lo va a tener en cuenta", lo que va a incidir en una aversión al riesgo cada vez mayor.
"Para mí, no" hay ninguna ventaja para Argentina en la situación de los mercados globales, afirmó en forma contundente Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora EcoGo.
Paolicchi consideró dos factores en su análisis. Uno es que el riesgo país de los países emergentes en general, y de Argentina en particular, aumenta cuando baja la tasa de referencia de los Estados Unidos.
"Cuando cae esa tasa de referencia, automáticamente, sube el riesgo país", indicó Paolicchi.
Eso provoca, para Argentina, opinó Paolicchi, que "la propuesta de renegociación de la deuda tendrá que ser todavía más amigable", porque "a mayor riesgo país, más habrá que mejorar el ingreso que va a recibir el acreedor".
El otro factor, es que esa misma suba del riesgo país provoca comportamientos preventivos, coincidió, lo que se traducirá en que "difícilmente los acreedores querrán aceptar nada de Argentina".