El Citigroup encabeza una lista de bancos que prefiere renegociar la deuda privada antes que Argentina arregle con el FMI
Los bancos de inversión están agazapados esperando que Alberto Fernández dé luz verde para trabajar cuanto antes en lo que será su negocio de la región en el 2020: las entidades financieras más importantes de Estados Unidos, con el Citibank a la cabeza, se acercaron al equipo económico del presidente electo y le ofrecieron negociar la deuda privada, anteponiendo la operación antes que un arreglo con el Fondo Monetario Internacional. El equipo albertista dejó trascender que la secuencia de los acuerdos no será como piden los bancos.
Aunque Fernández aún no asumió como Presidente, dio rienda suelta a su equipo económico para mantener contactos informales con acreedores, bancos de inversión, y asesores económicos y legales, todos necesarios para armar el engranaje de una operación compleja, y tantear así el terreno de la próxima e inevitable reestructuración de la deuda argentina.
Según entienden los bancos de inversión, "Fernández quiere dejar en claro que está arreglando un problema heredado del gobierno de Macri, y que tiene que dar señales claras para frenar la desconfianza y la salida de más reservas que hoy penden de un hilo, y que por ello buscará negociar cuanto antes, para poder enfocarse en la reactivación económica del país", expresó un miembro de un equipo de un banco de inversión, interesado en la operación argentina.
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Orden de prioridades
Pero los bancos saben que Fernández "no negociará a cualquier precio como podría haberlo hecho Macri", sino que impondrá sus condiciones en un plan en donde la recuperación económica estará en primer plano. Y en este punto, Fernández tal vez tenga primero que alcanzar un acuerdo con el Fondo, ya que es el principal acreedor de la Argentina, con casi u$s50.000 millones, para obtener un marco que le permita negociar luego con los acreedores privados, y a la vez generar condiciones que le permitan a la Argentina volver al crecimiento económico.
En efecto, los colaboradores de Nielsen dejaron trascender que "la secuencia que piden los bancos, primero los privados, y luego el Fondo, no será la que finalmente ocurrirá, porque el futuro gobierno tiene claramente otros intereses que las entidades".
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El viaje "académico" de Guillermo Nielsen en el que coincidió con el titular del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, no fue sólo aprovechado para mantener contacto con el Fondo, sino también con bancos de inversión, que también se acercaron al equipo de Fernández en Buenos Aires, indicaron testigos de los encuentros.
Citigroup y Bank of America, por el peso que tienen en Estados Unidos de ser dos de las entidades más grandes, son los que "cuentan con mayores chances de liderar el pool de bancos". Estas entidades fueron de las que se acercaron a dialogar con el equipo argentino, entre los que se encuentran también JP Morgan y Morgan Stanley.
Si bien la historia se repite y Fernández hereda al igual que Néstor Kirchner el problema de una reestructuración de la deuda, para esta vuelta los bancos, inversores y grandes fondos se muestran proclives a alcanzar una rápida negociación, "ya que muchos están muy invertidos en la Argentina y necesitan minimizar las pérdidas, esto no es como en el 2003", expresó otro banquero familiarizado con los principales actores en la negociación.
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Otra diferencia es el contexto económico: la reestructuración de deuda que comenzó a tejerse en el 2003 ocurrió luego del colapso del sistema financiero, y precisamente esto es lo que se quiere evitar en esta vuelta, si bien la situación financiera actual es muy delicada, bajo el régimen de cepo cambiario.
"Si se logra desde el arranque generar un clima de confianza de que prosperarán las negociaciones con el FMI y los privados, se evitará caer en un colapso financiero, la Argentina podrá negociar su deuda sólo extendiendo los plazos, sin quitas de capital", expresó un economista de un fondo que mantuvo contacto con Nielsen.
Aunque en términos de valor presente neto (VPN) los inversores sufrirían de igual modo ciertas pérdidas, "esta opción de renegociación de plazos y alquna quita en los intereses sería la mejor en el contexto actual", reconocen.
Por último, el gobierno no necesitará recurrir a expertos reclutadores en el mundo ni a un sindicato de bancos tan grande como ocurrió en el 2005 y en el 2010, ya que los bonos tienen cláusulas de mayorías, que antes no existían, entre otras razones.
"Alcanza con un puñado de bancos estadounidenses, alguno europeo, y alguno para la pata local", ahondó una de las fuentes consultadas, que cree, como el resto, que hay chances de cerrar la reestructuración el primer semestre de la gestión albertista. Y ello, pese a que la solución al anterior default de la Argentina demandó 14 años con dos mega operaciones y un megaacuerdo con fondos buitre, y aún no tiene punto final en la Corte de Nueva York.